La pasión de Aurelia que inspira a chicos del Alto de Bariloche

Hace 25 años que Aurelia corrió por primera vez y de manera casual y se enamoró del atletismo barrial. Hoy, apoya e incentiva a unos 40 niños y adolescentes que participan de las "carreras de calle", que es un proyecto que promueve el deporte y brinda contención social.

Las nubes grises que cubrían el cielo de Bariloche anunciaban este sábado por la mañana que la jornada sería complicada. Las ráfagas que soplaban con fuerza desde el oeste castigaban los árboles y el lago Nahuel Huapi mostraba un oleaje intimidante. Aurelia Huala (60) observó desde la ventana de su hogar en el barrio Arrayanes el clima adverso y pensó que otra vez los chicos se quedarían sin correr.

El sábado de la semana pasada un temporal de lluvia, nieve y viento había obligado a los organizadores a suspender la fecha del calendario de carreras de calle. La iniciativa nació hace varios años y fomenta a pulmón el atletismo entre los chicos de Bariloche y Dina Huapi. Pero sobre todo es un proyecto de contención social.

Cerca de las 11, el sol apareció entre las nubes con timidez. Era una señal alentadora en una mañana fría, con lloviznas y ráfagas de más de 60 kilómetros en la hora.

Aurelia avisó de inmediato a los chicos, adolescentes y adultos mayores que corren para el Grupo de Atletismo Nahuel Hue que la fecha no se suspendía. Volverían a correr.

Aurelia Huala apoyando a su nieta que corrió este sábado en Dina Huapi. (Gentileza)

Se congregaron a las 13.15 en la Escuela Municipal de Arte La Llave, en el corazón del Alto de Bariloche. Aurelia estaba con sus nietos. La mayor tiene 29 años. “Yo empecé a correr cuando ella tenía 4 años”, recordó la mujer antes de que el grupo subiera al colectivo que la asociación había conseguido para trasladar a varios grupos de corredores hacia Dina Huapi. Allí, se disputaría la fecha.

Aurelia contó a Diario RÍO NEGRO que corrió la prueba del Día de la Madre, que se desarrolló en octubre pasado, en el barrio Nuestras Malvinas. “Salí tercera”, indicó. Pero hace un tiempo que se tomó un descanso en las carreras de calle.

Aurelia acompañó y respaldó a sus nietos en la fecha que se corrió en Dina Huapi.

El orgullo, los chicos


Hoy, su orgullo son los chicos y adolescentes. A ellos les transmite esa pasión que sintió durante 25 años y que aún la moviliza para apoyar a los corredores.

Los corredores y organizadores llegaron alrededor de las 14 a Dina Huapi, distante a unos 15 kilómetros de Bariloche. Allí, se desarrolló el evento. La calle Panamá, de tierra, se convirtió en la pista.

Los colaboradores se ubicaron en sus puestos. Un hombre se encargó de anunciar las partidas de cada prueba. Una joven anotaba los tiempos que hacían los chicos. Aurelia y otra mujer esperaban a los corredores en la meta. Nadie cobra un peso por esas horas de dedicación.

El mejor premio es la alegría de los chicos, que vienen te abrazan, te saludan».

Aurelia Huala, corredora

El viento intenso continuaba. El frío tampoco daba tregua, pero nadie se retiraba. Minutos después de las 14.30, los más pequeños largaron. Algunos se enojaron y se quedaron quietos en la largada. Otros se soltaron y entre aplausos finalizaron la corta prueba. Aurelia se acercó y les ofreció una golosina.

El ritual lo repitió con los chicos de las demás categorías. También, había conseguido frutas. “Me la dona el deposito Maike y los chupetines los compré yo de mi bolsillo”, explicó.

Baltazar cruzó la meta y su padre lo abraza para felicitarlo por el esfuerzo.

Una mujer perseverante


“No me canso de venir porque cuando era niña no me dejaban hacer lo que quería”, reveló. “Los padres, antes, eran como muy cerrados”, opinó. Cuando era niña tampoco tuvo la oportunidad de estudiar porque tuvo que asumir otras responsabilidades.

Recién el año pasado finalizó la primaria y este 2023 empezó el secundario en el turno diurno, en el CEM 105. “Me da una alegría porque hoy lo puedo hacer”, afirmó Aurelia, que es empleada municipal.

El grupo de atletismo que Aurelia conduce tiene unos 40 chicos y también personas mayores de 60 años. El único ingreso que tienen es cuando les toca organizar el buffet. Lo que recaudan les permite pagar los gastos del grupo. Las remeras y buzos que los corredores usan se compraron con esos fondos.

Dijo que las carreras “se viven como una fiesta familiar en los distintos barrios”. “Es muy lindo y estoy agradecida a Dios por la salud y la vida, por la oportunidad que me da de viajar con los chicos”, aseveró. “Recibo mucho cariño y tengo muchas amistades”, señaló.

“Muchos logros he conseguido gracias a las carreras de calle”, indicó. En su casa tiene varios trofeos. Corrió en Lago Puelo, en Sierra Colorada, en Los Menucos, en San Martín de los Andes. “No me siento retirada”, aclaró. “Me dan ganas de correr cuando vamos a otro pueblo”, admitió. Relató que durante los meses de la pandemia causada por la covid-19 se suspendió todo. “Los chicos me preguntaban todos los sábados ¿cuándo van a hacer otra vez las carreras?”, recordó.

Destacó que los chicos disfrutan correr. Es un punto de encuentro, donde hacen amistades. “Las carreras de calle integran, no discriminan a nadie, al contrario, suman”, valoró.

Por los parlantes se escuchaba a Luis Vega que, micrófono en mano, convocaba a los corredores de la próxima carrera. Luis es otro que pone el corazón desde hace años para mantener en pie el proyecto de las carreras de calle.

Baltazar tiene 9 años. Y en carreras de calles lo recibieron con los brazos abiertos. Sus compañeros que corrieron con él llegaron antes, pero Baltazar disfrutó la prueba como si fuera el ganador. Su papá lo alentaba ubicado detrás de la línea de llegada. Y el niño completó la carrera y recibió el afecto de todos los asistentes. «Baltazar hace seis años que viene», contó su papá a Diario RÍO NEGRO. El niño nunca se quiere perder una fecha.

«Voy a seguir corriendo mientras Dios me de salud y vida. Voy a estar acá”, aseguró Aurelia Huala.

Bastián Zurita, nieto de Aurelia, se acercó a la línea de largada, junto con otros niños de la categoría 2015 para la prueba de 80 metros. La mujer lo alentaba. “Me gusta estar con ellos, respaldarlos”, expresó la abuela.

Rememoró que su primera carrera fue en el barrio Newen. Fue por un desafío que le hizo su hijo mayor, que Aurelia aceptó. Y nunca más abandonó. “River y el atletismo son mi pasión”, enfatizó. “Voy a seguir corriendo mientras Dios me de salud y vida. Voy a estar acá”, afirmó.

“Por eso, ruego todos los días que no llueva”, manifestó. El próximo sábado será la última fecha del calendario. Será en la pista del kilómetro 6 de la avenida de los Pioneros de Bariloche. Aurelia adelantó que asistirá con sus corredores. “Haya frío, lluvia, calor voy a estar, porque soy feliz acá”.


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