La historia del ataque suicida en un vuelo privado en Bariloche y una condena que no llega
Un piloto trasladó en un vuelo privado a un pasajero holandés que terminó estrellando el avión. Ocurrió 14 años atrás. La familia de la víctima acusa a la Policía de Seguridad Aeroportuaria por no haber detectado que el hombre llevaba una navaja y un aerosol de gas pimienta.
La tarde del 23 de abril de 2010, el piloto barilochense Alistair Whewell comandó un vuelo privado, contratado por un pasajero holandés que había manifestado su intención de sacar fotografías del atardecer en la zona de Pilcaniyeu. Una hora después del despegue, el avión Piper PA-28 se estrelló a pocos metros del aeropuerto internacional de Bariloche. En un primer momento, se habló de un accidente, pero poco después, se supo que se había tratado de un atentado suicida.
Hoy, 14 años después de la tragedia, Karina Durán, la expareja de Whewell, y su hijo Valentino todavía reclaman respuestas por parte de la justicia.
«Queremos terminar con esto. Ha sido tortuoso, devastador. El impacto de la muerte, semejante atentado y todas las situaciones posteriores de ninguneo que hemos sufrido. Sentimos una total indiferencia. Y al día de hoy, seguimos dilatados», resumió Durán.
Si bien era holandés, Levent Salim Bergkotte portaba un pasaporte turco. Esa tarde de abril, abordó el vuelo privado portando un cortaplumas y un aerosol de gas pimienta. En pleno vuelo, el pasajero habría reducido al piloto, tomó el control de la aeronave y la estrelló. Horas después, en su hotel, se encontró una carta a su pareja en la que confesaba sus intenciones.
El fallo del juez federal Leónidas Moldes en primera instancia consideró que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) no tenía la obligación de controlar el equipaje de los pasajeros de aviones que no estuvieran afectados a vuelos aerocomerciales. Y agregó que no había pruebas de que el pasajero hubiera empleado la navaja y el gas pimienta para reducir al piloto.
«El juez dijo que Alistair no tenía la suficiente experiencia, que se había quedado sin combustible. En las fotos que el pasajero sacó del atardecer, había una en la que se veían los relojes del avion indicando que el taque de combustible estaba a la mitad«, advirtió Durán.
Mencionó también las pericias del médico Juan Manuel Piñero Bauer en la autopsia con la descripción de las heridas que presentaba Whewell en su cuerpo. «Había heridas con evisceración que ocurren cuando un elemento entra y sale del cuerpo y arrastra tejidos de adentro hacia afuera. Solo lo hace un elemento puzante. No eran marcas producidas por el accidente«, acotó Durán.
Se refirió también a la carta de Bergkotte que se encontró en el hotel donde estaba alojado, dirigida a su pareja. «Le decía que había viajado 23 horas para morir, a sus 33 años, con ‘más estilo´. Que se podría haber tirado debajo del tren bala, pero pretendía morir con más estilo», afirmó la mujer.
Advirtió que «la PSA tuvo suerte de que el avión cayera donde cayó. Ese tipo quiso pilotear el avión solo en un principio. Podría haber ocurrido un desastre. No creemos que su intención haya sido lo que terminó pasando. Alistair evitó algo mucho peor«.
El primer fallo de Moldes fue apelado y en 2021, la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca responsabilizó a la PSA, ordenándole el pago de 11 millones de pesos -más intereses- al hijo de Whewell.
Pero al año siguiente, los abogados defensores de la PSA presentaron un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia que se declaró “inadmisible” para fallar en el caso.
«En diciembre del año pasado, la Corte Suprema determinó que el caso ya estaba resuelto. En este sentido, la Cámara de Apelaciones determinó que no es un accidente sino un homicidio y que debe abonarse una indemnización en concepto de cuota alimentaria«, señaló Durán.
Tanto la mujer como el joven argumentan que el monto que se fijó en 2021 (60 mil pesos mensuales) «quedó desactualizado para la fecha». Por eso, realizarán una presentación judicial para actualizar los montos. «En 2021 se tomó como referencia las estadísticas del Indec y los informes de la canasta básica familiar. Al acudir a la Corte Suprema, en dos años con las circunstancias del país y la inflación, quedó desactualizado», manifestó la mujer.
Perdí 14 años de mi vida lidiando con esta gente. Es un ninguneo absoluto. Hubiéramos necesitado justicia en ese momento, que determinen a los responsables. No se trata de dinero. Pero ahora mínimamente que paguen con plata»,
Karina Durán, ex pareja de Whewell.
Por su parte, Valentín Whewell consideró que «la PSA debe cubrir, con este fallo, mi vida desde el momento del accidente (estaba por cumplir 5 años) hasta los 21 años. La PSA tuvo mucha suerte de que solo muriera mi viejo y no fuera un avión comercial».
El joven tiene 19 años. Acaba de cumplir 5 cuando su padre murió. Desde entonces, admite que no pudo celebrar ningún otro cumpleaños. Su vida, y la de su madre, giró drásticamente.
«Por más que se resuelva el juicio, a mi papá no me lo devuelve nadie. No es que hubo una enfermedad. Acá hay responsables y no han pagado de ninguna manera«, concluyó.
Whewell no había sido contratado por el holandés
Durán y Whewell se conocieron en Bariloche donde convivieron algunos años. Unos años antes, el hombre que estaba a cargo de cabalgatas en la estancia Fortín Chacabuco, había comenzado el curso de piloto.
«Quería sumar horas de vuelo porque soñaba ser piloto comercial«, contó Durán.
Esa mañana del 23 de abril de 2010, viajó, junto a otro piloto, para trasladar a un grupo a San Martín de los Andes. Al regresar, su compañero le comentó que una persona lo esperaba en el aeropuerto para realizar un vuelo privado ya que quería tomar fotos del atardecer.
«Alistair le pidió que le cediera ese viaje porque quería sumar horas de vuelo y el otro piloto aceptó. Hablaron con el pasajero que solo hablaba inglés, tuvieron empatía y de hecho, mostró mucho interés en realizar el vuelo con Alistair porque tenía un avión doble comando», recordó Durán.
De inmediato, Whewell buscó su avión en el aeroclub. El vuelo partió a las 5 de la tarde de la terminal aérea de Bariloche. En la última comunicación, el piloto pidió autorización para sobrevolar Pilcaniyeu que le fue denegada ya que obstruiría las rutas de otros aviones. «De modo que comenzó el descenso y nunca más hubo contacto. Empezaron a llamarlo, pero no respondía. Una hora después, salieron a buscarlo aunque no encontraron nada. A la noche, suspendieron la búsqueda», relató Durán.
Al día siguiente, a minutos de que amaneciera, el avión fue encontrado a menos de mil metros alineado a la pista de aterrizaje.
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