La historia de la torre del reloj del Centro Cívico de Bariloche, en visitas guiadas
El Centro Cívico celebra sus 84 años con visitas al edificio del Municipio de Bariloche. Invitan a particulares y escuelas.
A pocos días de la celebración de los 84 años del Centro Cívico, la Secretaría de Turismo de Bariloche ofrece visitas guiadas a la torre del reloj en el edificio del Municipio.
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La actividad no se realizaba desde hacía cuatro años. En esta oportunidad, dos operadoras del Centro de Informes Turísticos llevan a cabo la visita guiada destinada a particulares y colegios de la ciudad, cada jueves a las 13. El recorrido dura entre 45 minutos y una hora.
«La torre del reloj es parte del edificio de la municipalidad. Tiene una función más decorativa. En la planta baja está la mesa de entradas, en el primero, segundo y tercer piso hay oficinas y en el cuarto encontramos la sala donde se pueden ver de cerca las tallas de madera. Se explica el trabajo del escultor y cómo se acciona el mecanismo cuando salen las figuras», especificó Soledad Carnevale, una de las guías.
El antiguo reloj fue instalado en 1940. Cada día, a las 12 y 18 horas, hace sonar las campanadas. El cilindro está conectado a un motor que lo hace girar y de esta forma, muestra el escudo de Bariloche y cuatro figuras de madera.
Estas esculturas representan a los pueblos originarios, al misionero, al soldado y al labrador, las diferentes identidades de la comunidad de Bariloche a comienzos del siglo XX.
«Esas figuras que se pueden ver desde la plaza, en altura, se pueden apreciar en vivo y en directo. Tienen 1,25 metros. Se puede ver en detalle el trabajo del escultor Jorge Casals, de Buenos Aires. Fue el mismo que talló 460 figuras para el poema del Martín Fiierro que está en el Museo de Luján», detalló Carnevale.
¿Qué se buscó con la torre del reloj? «Enriquecer el Centro Cívico. Enriquecer el proyecto de planeamiento urbanístico», consideró la guía.
La recorrida termina en el último piso de la torre donde se puede apreciar el mecanismo del reloj de péndulo, similar a un cucú. La máquina es resguardada por una cabina de madera que está ubicada en el centro de la sala.
El reloj que lleva el nombre de Jorge Stanojevitch, un inmigrante de origen serbio, que lo reparó durante más de dos décadas, fue fabricado por la casa alemana Weule en 1933. Seis años después, se instaló en el Centro Cívico.
Carnevale comentó que Cronos Comercial es la empresa que importó ese reloj así como también el que se expone en la Estación de Trenes de Bariloche.
«La torre es parte del Centro Cívico y es un proyecto urbanístico único en Argentina. Hasta el año 40 no se había llevado a cabo la construcción de un centro cívico que reuniera a tantas instituciones en una misma plaza. Y hoy sigue en funcionamiento», definió Carnevale al tiempo que concluyó: «Urbanísticamente y arquitectónicamente, es un lujo. Forma parte del plan de urbanización de Bariloche. De una gran obra de Parques Nacionales que incluyó la costanera, el hospital y varias de las escaleras».
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