La ciencia está de fiesta en Bariloche: con la curiosidad de los chicos, se inauguró el Inibioma Abierto
La propuesta incluye muestras interactivas, juegos, talleres y actividades para que los estudiantes puedan aprender y conocer sobre las líneas de investigación en Botánica, Genética, Zoología, Paleontología y Ecología.
«¿Esto qué es?«, fue la pregunta de niños que se repitió decenas de veces durante todo el miércoles en la sede del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue.
Microscopios, botellas con organismos vivos, partes de animales, todo tipo de maquetas y fotos. El Inibioma Abierto alcanzó su sexta edición y una vez más, los investigadores de diversas áreas se dispusieron a responder todo tipo de inquietudes de estudiantes de nivel primario y secundario.
«¿Qué es lo que se ve?«, preguntó una alumna de la escuela Cailen mientras posaba su ojo en un microscopio. «Es un ácaro que no vemos a simple vista. Los ácaros van descomponiendo los organismos en el suelo«, respondió una investigadora del otro lado del stand. La niña asentió y dijo fascinada: «Se ve muy transparente».
«¿Y esto qué es?«, preguntó otro niño en otra sala, señalando una maqueta. «Una deforestación», le indicaron y continuó una explicación detallada, pero sencilla. Otro miraba atento por microscopio un alga Didymo. «‘Vieron que hay carteles para extremar los cuidados con el alga Didymo porque invade distintos cuerpos de agua? Es importante al llegar a casa, lavar absolutamente todo», advertía una investigadora.
Cintia Paola Souto, la vicedirectora del Inibioma, confirmó la participación de más de 30 escuelas de Bariloche que recorrerán los diferentes stands y talleres en los que se exhibirán los proyectos de investigación. Este año el lema es «Conocer y valorar» con la idea de promover «futuras generaciones de científicos».
«La idea es compartir con los chicos, desde desde un lado más bien lúdico, nuestras actividades y nuestros pasiones por la ciencia. La idea es generar conocimiento y valoración de la ciencia, la tecnología, el medio ambiente y la biodiversidad que nos rodea«, explicó.
Hay chicos que no conocen qué es un ciprés, un coihue, qué especies nativas hay de lagartijas, cómo son nuestros lagos y cuál es la biodiversidad que nos rodea. A pesar de que vivimos en un lugar maravilloso y rodeado de biodiversidad, a veces, pasa un poco desapercibido»,
Cintia Souto, vicedirectora del Inibioma.
A través del microscopio
Florencia Mayer, del Departamento de Botánica, explicó que, por lo general, la gente conoce las plantas vasculares aunque hay otras, avasculares, como los musgos. «Son plantas de tamaño pequeño que suelen estar tapizando las rocas. Los líquenes, por ejemplo, son asociaciones entre hongos y algas. Son organismos que absorben el agua a través de todo su cuerpo. Los chicos ven este tipo de plantas a través del microscopio», señaló.
En ese stand, los chicos podían ver «osos de agua», unos microorganismos invertebrados. «La idea es que conozcan todo ese mundo que, a veces, pasa desapercibido. Hay una diversidad inmensa de otros organismos que también existen y aportan a la biodiversidad», dijo.
«¿Es real?, ¿lo podemos tocar?», consultaban en otro stand mientras dos científicas les mostraban los picos y patas de unas aves. «¿Cómo encontraron todo eso?«, indagaba otro.
«Les explicamos que no matamos animales -que es lo primero que preguntan- y que son aves que, en realidad, se chocan contra los vidrios o mueren atropelladas en las rutas. Aprovechamos todo eso como material educativo. Es increíble para los chicos ver realmente una parte de un ejemplar real«, detalló la bióloga Valeria Ojeda.
En ese stand, las investigadoras proponían un juego: los chicos debían responder a qué ave correspondía cada pico y cada pata y, qué comía cada uno en función de la forma del pico. Los chicos respondían a los gritos, ansiosos por saber si sus respuestas eran las correctas. «Es una forma de hacerlos pensar. Y se enganchan muchísimo. No solo tienen motivación, sino que tienen mucho conocimiento. Esto probablemente fomentado por Animal Planet, más allá del trabajo de los docentes», consideró Ojeda.
El investigador del Conicet Nicolás Martyniuk mostraba una botella con bichitos extraídos de una laguna «temporaria» cercana al aeropuerto de Bariloche a un grupo del secundario. Algunos chicos tomaban nota. «Les mostramos distintos organismos y cómo interactúan en los ambientes de agua, sean lagunas, ríos o glaciares. También les mostramos el ambiente glaciario y cómo afecta el ambiente acuático y terrestre», detalló este integrante del Laboratorio de Limnología.
Reconoció que participa desde la primera edición del Inibioma Abierto y «cada vez, aparecen más preguntas, distintas formas de pensar. Los chicos siempre son una caja de sorpresas y quizás te saltan con alguna buena pregunta. Están llenos de curiosidad«.
Gisela Gigliotto, directora de nivel medio del Colegio San Patricio, tomaba algunas fotos de los estudiantes observando atentamente las explicaciones de los científicos. «La propuesta surgió de dos profesoras del área de Naturales para traer a segundo año y quinto año. Los chicos tienen tareas asignadas; de modo que están tomando nota. Los noto bastante receptivos. Tienen un conocimiento previo pero no se animan a preguntar de entrada. Al escuchar las explicaciones, se sueltan», mencionó.
Bariloche, una ciudad implantada
El biólogo Ricardo Albariño integra el grupo Gesap que estudia los ecosistemas acuáticos en la región. «Lo que tratamos de poner en valor en esta muestra es el cuidado que debemos tener de los ambientes acuáticos que, en general, están en la parte más baja. Los ríos, arroyos, lagos, lagunas reciben el drenaje de todo el paisaje. Entonces, todo lo que pasa en la cuenca afecta a los ambientes acuáticos», resumió el ecólogo acuático.
En relación a las charlas con los estudiantes, explicó, hacemos hincapié en que «vivimos en Bariloche, una ciudad implantada en el paisaje donde hay un montón de arroyos que drenan hacia el lago Nahuel Huapi, nuestra fuente de agua potable«.
A través de una maqueta, los chicos podían evaluar actividades que no son amigables con el ambiente y afectan negativamente el ambiente acuático. «Les mostramos también una pequeña representación de la vida en esos ambientes acuáticos y la importancia que tienen de por sí», concluyó.
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