La Carlota, la casa de Patagones que cuenta su historia y que fue set de cine

Levantada en 1820, aún conserva en pleno centro histórico de la ciudad maragata su fisonomía colonial. Recuperada, restaurada por la visión de Emma Nozzi, fue escenario de una película con Luppi.

Antes de viajar en el tiempo y ver el típico rancho de adobe y tejas coloniales, que se conserva igual que a principios de siglo XIX, se ven las tunas chumberas, los malvones, las retamas, el cedrón. Pero detrás de las rejas y en medio de esas plantas se alza La Carlota, ahí en la intersección de las calles Mitre y Bynon, en pleno barrio histórico de esa ciudad histórica que es Carmen de Patagones.


La casa fue edificada allá por 1820 y debe su nombre a Carlota Martínez de Ibáñez, descendiente de una de las primeras familias pobladoras, que la habitó hasta su muerte, ocurrida alrededor de 1930. La casona tiene gruesos muros de adobe, vigorosos tirantes de madera y tejas musleras, esas que deben su nombre a que se armaban con barro en los muslos de los obreros y que por eso adquirían formas desparejas.
Es una de las viviendas más representativas de la arquitectura maragata, junto con el denominado Rancho Rial y la Casa de la Cultura.


Ahora es conocida como La Carlota, pero guarda en su historia confusiones y hasta enojos. Según los datos que registran distintos sitios que cuentan la historia de Patagones, durante décadas se la llamó “Casa Mitre”, con la convicción de que allí había vivido Bartolomé Mitre. Pero Emma Nozzi , la pionera que se convirtió en parte fundamental del grupo fundador del Museo Histórico Regional que hoy lleva su nombre, con su empeño y rigurosidad descubrió que Don Ambrosio Mitre padre del prócer y tesorero del Fuerte hacia 1 822, y sus hijos, habían vivido en realidad varias cuadras más allá de La Carlota. Algunos, dicen, hasta se enojaron con Nozzi por esa corrección precisa. Pero fue su trabajo, su convencimiento y su vocación lo que hicieron que no sólo esta casa sino todo el casco histórico, luzca preservado y con la función que tiene.

La Carlota, por dentro. (Foto: Marcelo Ochoa)


Después de que la habitara Carlota y antes de convertirse en lo que es hoy, una parte del Museo Regional que puede visitarse, fue refugio para quienes no tenían techo. Sólo después, en la década del 50, la Municipalidad la adquirió en un remate, y una comisión integrada por plásticos de la comarca la restauró para abrirla al público el 22 de Abril de 1969. En 2003, fue declarada monumento histórico nacional.
En la actualidad funciona como anexo del Museo Histórico Regional Emma Nozzi y las recorridas con orientadores turísticos parten desde este último punto.


Se pueden visitar sus tres habitaciones (sala, dormitorio y cocina) y ver, por ejemplo, una fotografía de Carlota en el respaldo de la cama del dormitorio junto con una cruz y un colgante en el que se colocaba agua bendita para persignarse tras una oración familiar.


La casa tiene orgullos mucho más recientes: en la cama de hierro bellamente labrada, la actriz francesa Dominique Sanda y el argentino Federico Luppi interpretaron su romance para la película “Guerreros y cautivas”, dirigida por Edgardo Cozarinsky, y basada en el cuento “Historia del guerrero y la cautiva”, de Jorge Luis Borges. El filme, ambientado en 1880, durante la última etapa de la Conquista del Desierto en un fuerte en la Patagonia, cuenta la historia de la esposa francesa de un coronel que mantiene cautiva a una indígena “para civilizarla”. No duró en cartel más que una semana después de estreno. Pero le da a la casa el prestigio de haber sido escenario para las cámaras.


La Carlota se fue llenando de elementos, utensilios y mobiliario mediante una serie de donaciones que hicieron varias familias de la ciudad.
En las visitas guiadas, se cuenta que en los tiempos de la colonia, los lugareños tomaban café con granos que llegaban verdes al puerto maragato y había que tostar en una sartén, que fabricaban sus velas con grasa de vaca o de lobo marino, que el pabilo era de lana pura, que improvisaban alfombras con lanas sin tratar.


La Carlota, restaurada en 2022, junto con otros edificios históricos, sigue formando parte de la historia de Patagones. Lo cuentas sus paredes, sus tejas musleras, todo lo que le da forma ese ranchito, levantado en 19820 y aún de pie.


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