La calesita itinerante de la ciudad de Neuquén

Fue el furor de varias generaciones. Era espacial. Tenia naves con botones que prendían luces y emitían sonidos. De la capital pasó a Plottier y luego se mudó a Chos Malal.

Durante muchos años la calesita de vuelta de Obligado, de la ciudad de Neuquén, tuvo el monopolio de la sonrisas de varias generaciones de niños y niñas de Neuquén. Cómo olvidar la hilera de caballitos que subían y bajaban mientras el carrusel daba miles y miles de vueltas, tan disputados por todos.

Pero su reinado duró hasta los inicios de los años 80, cuando en la esquina de Carlos H. Rodríguez y avenida Argentina, en lo que fue una plaza y hoy permanece el nuevo edificio de la Escuela de Música, se instaló la competencia.

Se trató de la calesita “espacial”. Tenía dos caballos inmóviles pero eso no importaba demasiada. Por cualquier niño o niña disputa sin tregua poder subirse a las naves. Es que contaban con comando móviles y botones que activaban luces y sonidos que en la infancia hacían pensar que de verdad se volaba por el espacio. Lo que no tuvo mucho éxito fue su sortija. ¡Quien iba a intentar tomarla, si podía accionar miles de perillas y todo se encendía”.

Cuando se amplió el edificio de la Escuela de Música, a principios de los 2.000, la calesita espacial se mudó a la plaza principal de Plottier, donde permaneció varios años.

Llegó la pandemia y ya no se la vio más allí. Cuando todos lamentaban su desaparición, se supo que ahora se encuentra en la plaza de Chos Malal, frente al Torreón.


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