La aventura de los Molina con su whisky en Cinco Saltos
El padre de Martín, Juan Bautista es bioquímico y comenzó una actividad pensando en su retiro. Hoy producen hasta 50 litros de esta bebida que destilan de forma artesanal. Cómo comenzó esta travesía que tiene su sello en el Valle.
Martín Molina muestra orgulloso el whisky que hace cinco años producen con su padre Juan Bautista en Cinco Saltos. Lo que empezó como una actividad pensada en el retiro de su padre que es bioquímico derivó en un emprendimiento donde elaboran además cerveza y gin.
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El espíritu aventurero de Juan y su hijo alcanzó resultados que al principio eran impensados. Hoy producen entre 25 y 50 litros de este whisky valletano por mes. Además Martín desde hace unos años está a cargo de la fábrica de cerveza que comenzó su padre.
“Mi papá estaba buscando algo interesante para hacer una vez que se jubile porque no se halla sin hacer nada. Hizo un curso hace varios años y le gustó. Se dio cuenta que podía ser un buen emprendimiento para hacer algo distinto en la zona”, señaló Martín.
De esta manera comenzó en 2001 la fábrica de cerveza y en 2008 se hizo cargo Martín. Pero el viaje no terminó allí. Hace cinco años Juan Bautista comenzó a incursionar con otras bebidas y empezó hacer pruebas para lograr la mejor receta de whisky.
Empezaron hacer pruebas para que salga lo más parejo posible en diferentes lotes. Recién hace dos años mandaron hacer etiquetas y compraron las botellas para salir a vender. “Podríamos haber salido a vender con el primer whisky pero queríamos que salga bien, que tenga cierta continuidad. Al no ser blended y ser single malt cada lote tiene un sabor único”, mencionó.
Martín explicó que para lograr un sabor estándar se debería mezclar los lotes. “Nosotros como hacemos un single malt hay una tolerancia de sabores entre un lote y el otro. No se mezcla, es el lote que se fermenta y destila el que va a la barrica y después a la botella”, señaló.
Como característica básica la bebida que producen es bien aromática, tiene sabores a vainilla, algo de coco, “usamos el roble americano para el añejamiento”, describió.
Lo que se obtiene de la destilación se divide en tres, “usamos para hacer el whisky el 80% que es todo corazón, es la mejor parte del destilado. Se obtiene un licor de buena calidad y añejado en las barricas queda un whisky excelente”, destacó.
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Martín mencionó que se comparte la parte instrumental con la fábrica de cervezas como el macerado que se hace en la misma olla.
“Tenemos un fermentador específico para el whisky, el sistema de frío es el mismo que se usa en la fábrica de cerveza. Después compramos un destilador de cobre, es un punto muy importante para la producción porque le da un detalle al sabor que no lo da el destilador inoxidable”, remarcó.
Tiempo después el hijo de Juan Bautista sumó la parte de las bebidas de gin al negocio. “Actualmente tenemos el destilador de cobre que lo dejamos para el whisky y tenemos otro inoxidable que lo usamos para otros destilados que nos interesen investigar”, detalló.
Martín trabaja en la elaboración de gin, además de estar al frente de la fábrica de cerveza, su padre sigue apasionado con el whisky y su madre está abocada al etiquetado del producto.
“El whisky tiene un mercado de personas más adultas que buscan estar más tranquilas haciendo alguna sobremesa mientras que el gin es para un público más joven y sociable”, explicó.
La familia está muy contenta con las críticas que han recibido y esperan unas barricas que fueron usadas con vino para seguir mejorando la receta.
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