Jorge, el abogado que huyó del caos de Buenos Aires se refugió en la Patagonia y el teatro

Del ruido de los tribunales de CABA, se volcó al arte y los escenarios casi por casualidad. Vivió en Neuquén y ahora en Bariloche, donde descubrió nuevas pasiones a los 76 años.  

Jorge Susterman es uno de los tantos que se cansó del ruido de la Ciudad de la Furia y que encontró en el sur del país, en los hermosos paisajes de la región patagónica; un refugio, un lugar para vivir intensamente.

No solo del entorno, el porteño se hartó del conflicto y la demanda sostenida del ejercicio laboral como abogado; y casi por una casualidad, se topó con un mundo que le dio vuelta las estanterías: el teatro.  

Hoy a sus 76 años, jubilado, luego de vivir más de 15 años en Neuquén, reside en Bariloche desde 2019 y es un agradecido de haber puesto el cuerpo en el lugar y el momento exacto. Un día cualquiera, a la salida de tribunales en Capital Federal y en medio de una lluvia intensa, fue a parar a un centro cultural que lo descontracturó para siempre.  

“Tengo mi pequeña o gran historia, no sé”, dice y empieza su relato con el que pretende dar un mensaje para otros. “Soy un agradecido a la vida por haberme permitido desarrollarme y hacer un poquito de todo”, balanceó.

He nacido y he pasado toda mi vida en Buenos Aires, hasta que me cansé. La profesión, el trabajo, el movimiento, el ruido y la bocina”, contó el hombre que se recibió de abogado a los 30 años en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y trabajó 27 años en bancos. 

Su ejercicio profesional empezó en el banco, luego siguió por en forma privada en lo civil, comercial y laboral. Se abrió un estudio jurídico primero en Buenos Aires y luego en San Isidro. 

Me pasaba casi todas las mañanas de Buenos Aires en los tribunales comerciales, civiles y laborales. Todos están en la zona céntrica, eso ayudó a que me cansara del movimiento y de ir y venir”, relató. Así fue como la actividad artística llegó como vía de escape, como salida al laberinto de caos en el que se encontraba.

“En una de esas mañanas por tribunales, se me ocurrió -un día muy lluvioso- buscar un lugar para ir a tomar un café. Ese lugar estaba en la calle Corrientes a dos cuadras de Callao. Pasé por una vereda que decía Centro Cultural Rojas y se veía a través de los vidrios un café. Por la lluvia no podía seguir caminando tanto, así que entré”, empezó su relato.  

Jorge se tomó su ansiado café y notó un movimiento que le llamó la atención: era un centro cultural muy grande. No faltaban los carteles de talleres con horarios, coro, teatro, variadas disciplinas. Ese día, el teatro lo convocó a él. “Me dije: ¿por qué no? Así fue como me inscribí y al tiempo comencé taller de teatro”, recordó con emoción aquel día gris en el que todo empezó a tomar otro color. 

“El mudo” era la obra en el teatro del viento en Neuquén. Foto: gentileza.

«(El teatro) me encantó y fue un desahogo muy interesante por la actividad como abogado que desarrollaba. Me abrió la cabeza, era otra cosa, una novedad para mí”

Jorge Susterman, jubilado, abogado y artista, Bariloche.

En medio de toda esa revolución interna, decidió tomar nuevos rumbos y alejarse para siempre de la gran ciudad. Todo el abatimiento lo llevó a mudarse a otras latitudes y en la Patagonia encontró una alternativa ya que en Neuquén tenía familiares. 

Una nueva vida y obra, en Neuquén


Se mudó a Neuquén en 1992. Con el tiempo, ingresó a trabajar al Municipio de la capital neuquina como asesor legal. Totalmente atravesado por el teatro, Jorge no soltó los fallos y expedientes, pero empezó a vincularse con teatreros y a tomar cursos, uno de ellos con Alicia Fernández Rego, “la gran profesora de teatro”, dijo, no sólo de la provincia, sino a nivel internacional, hoy ya fallecida.  

Jorge se sumó al grupo teatral “Dale Pata” con unos diez integrantes y entrelazado con ejercicio del derecho, el teatro aparecía y descontracturaba. Fue tanta la pasión que empezó a escribir obras teatrales.

A la par, continuó su carrera como abogado en la municipalidad de Plottier también como asesor legal y luego, prestó servicios en la Legislatura en Neuquén como asesor legal de un diputado provincial. Con la compañía teatral viajó para presentaciones en Cipolletti, Playas Doradas, Las Grutas.

«Para mí fue una terapia, por la profesión que desarrollaba como abogado, son todos conflictos, y la actividad teatral para mí fue una apertura total y un desahogo, para poder canalizar todo eso que se me juntaba”, expresó.  

Vivir la jubilación en Bariloche, entre paisajes mágicos


Ya llevaba 15 años viviendo en Neuquén cuando decidió mudarse a Bariloche con su pareja, hace cinco años. Ahora se dedica exclusivamente a la pintura y el dibujo, otra de sus pasiones; pero rodeado de paisajes majestuosos.  

Hace cinco años en su «bellísima» Bariloche. Foto: gentileza.

Para Jorge, las actividades profesionales y artísticas se ligaron perfectamente en su vida, pero llegó un día en el que frenar el trabajo por edad, se volvió una necesidad.  

«Llegó el momento de decir basta a la actividad como profesional. Creo haber dado mucho de mis conocimientos, haber ayudado a la gente a resolver muchos conflictos y fue el momento de dedicarme un poquito más a lo que me gusta ahora”, contó.

Para cerrar, opinó: “A pesar de lo que muchos creen que es traumático, la jubilación para mí no lo fue. Me dediqué a dibujar y pintar, siempre en forma simultánea con la actividad teatral”.  

A la pintura me he abrazado con todas mis fuerzas, con ganas y muy contento con lo que estoy haciendo”, cerró.  

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