Inventos patagónicos: conocé el ‘Aquavida’, un habitáculo que Javier Calamaro usó para cantar entre ballenas
Es una creación del buzo y guía ballenero de Chubut Ricardo 'Pinino' Orri. Descubrí su historia
¿Sabías que en Puerto Madryn, Chubut, se inventó un habitáculo en el que un buzo permaneció 25 horas en el fondo del mar sin que ingresara una gota de agua, y con las condiciones necesarias para sobrevivir sin problemas?
El invento se llamó «Aquavida», y tuvo tres versiones diferentes. La primera, que se creó en el año 1989, fue una simple «campana de inmersión», en la que su creador se mantuvo ‘en seco’, aunque sumergido a casi 10 metros.
«Para hacerla pensé, justamente, en el efecto ‘campana sumergida'» contó Ricardo ‘Pinino’ Orri, el buzo que la ideó y permaneció en ella por más de 24 horas, asombrando a todos con su hazaña.
«Si vos metés un vaso invertido adentro de un balde con agua, allí queda una burbuja de aire que provoca que el lugar quede seco, porque el líquido no ingresa. Nos regimos por esa lógica para que la permanencia de una persona fuera posible. Íbamos inyectando aire constantemente para renovar la oxigenación de ese espacio, para que no se generase un ambiente viciado» recordó el hombre, que hoy tiene 68 años.
Su invento actualmente se exhibe en el Ecocentro de la ciudad, junto a los dos que le siguieron, porque con el mismo criterio se fue ‘agrandando’ la propuesta constructiva, hasta llegar a una completamente ambiciosa, cuya utilización quedó trunca debido a las múltiples trabas que tuvo que sortear para lograr la habilitación definitiva de las autoridades.
Es que se aspiraba a que el habitáculo quedara instalado en el fondo del mar, y pudiera ser visitado para distintos fines. Hasta llegaron a aventurar la posibilidad de grabar un reality subacuático. Una suerte de ‘Gran Hermano’, pero en el fondo del océano.
¿Cómo es el habitáculo?
Antes de soñar tan alto se había creado la segunda versión del invento. Ésta tenía forma cilíndrica, y estaba apoyada sobre ocho patas de aproximadamente 2.5 metros. Contaba con vidrios de 50 milímetros multilaminados, desde los cuales se veía hacia el fondo del mar. Poseía un módulo de ingreso, uno de control y un camarote. En ella podían convivir hasta 4 personas.
El Acquavida 3 fue más grande aún, por eso dio lugar a múltiples elucubraciones, aunque finalmente por falta de habilitaciones no quedó operativo. Estaba planificado para realizar permanencias bajo el mar que incluyeran visitas guiadas o actividades puntuales. Hasta contaba con el anexo de un invernadero submarino.
«Es una pena que no se consolidara la idea, pero ahora todos pueden verlos exhibidos, y nosotros logramos que sirvieran para los fines que nos propusimos. Que no pudieran quedar instalados bajo el mar fue más por una serie de trabas burocráticas que por su eficacia constructiva» recordó Orri.
Un recital de Javier Calamaro bajo el mar
En 2015, el cantante Javier Calamaro, usando el «Aquavida 2», dio un recital bajo el mar de Puerto Madryn, que fue transmitido a través de internet.
El músico, que es amante del buceo, compartió el entusiasmo con otro fanático de ese deporte, Julián Weich, que también se sumó a la propuesta, que tuvo un carácter artístico y solidario, potenciando una campaña para el cuidado del agua y el ambiente.
El «Aquavida 1», por su parte, también se había utilizado para eventos. Con él se inició el Vía Crucis Submarino, que hace décadas se realiza en la ciudad.
Una vida bajo el mar
Hoy, Pinino sigue trabajando como buzo y guía ballenero. Es amante de esa vida que late bajo el agua, y que él invita a disfrutar a través de la actividad turística.
«Ese medio es el mío. Soy un bicho marino más que terreno, tal vez por eso inventé la forma de quedarme instalado en ese mundo, que sin lugar a dudas es mágico» compartió, sonriente.
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