Historias detrás de la nieve en Bariloche: calles intransitables, colectivos que no pasan y la odisea de vivir sin gas

La nieve se adelantó en Bariloche y como todos los años, generó complicaciones para transitar en los barrios.

La intensa nevada que cayó sobre Bariloche en las últimas horas marcó un antes y un después. Pese a que la caída de precipitaciones dio un respiro y el termómetro llegó a marcar los 8 grados este martes, la acumulación de nieve y agua en los barrios del sur y del oeste generó múltiples complicaciones para transeúntes y conductores.

Con lentitud, Marcelina Curileo cruzaba la calle José Obrero en el barrio Nahuel Hue con temor a caerse. Donde no había nieve compacta, los piés se hundían entre grietas de agua helada.

La mujer no dispone gas en su casa y en la mañana de ayer, salió en busca de cajas y cajones para usar a modo de leña. «Compro garrafas cuando puedo, pero salen 17 mil pesos y duran apenas tres semanas. Hace tanto frío que me la paso acostada. Vivo con un hijo de 25 años que hace algunas changuitas, pero yo no puedo trabajar porque tengo artritis», confió la mujer al tiempo que mostraba sus manos entumecidas por el frío.

A unos pocos metros, sobre la calle José Luckman, Fernando Piñero Da Silva despejaba la nieve de la entrada de su casa. El trabajo era arduo porque la nieve ya estaba compacta. «Nevó tanto que si no es indispensable salir, no conviene moverse. Pero mi señora está embarazada así que por las dudas, tratamos de tener el ingreso limpio para poder sacar el auto. De todos modos, las calles están intransitables llenas de pozos con agua», dijo el muchacho señalando un auto cuyo conductor intentaba sortear los pozos, como podía, tratando, a su vez, de no mojar a un hombre que caminaba por la calle llevando a una pequeña niña sobre sus hombros.

María Fuentealba vive en el barrio Malvinas desde hace 40 años. Por falta de pago, le cortaron el gas. De modo que su familia debe recurrir a leña o garrafas. «La garrafa se consigue a 10 mil pesos y dura dos semanas cuidándola al extremo. Tratamos de estirar por el tema de los precios. La usamos solo para cocinar: para tomar unos mates o un te calentito. Para calefaccionarnos usamos leña», contó.

La mujer es chocolatera y trabaja desde su casa. Pero relató que, ante la falta de colectivos por la nevada, su hijo debió caminar largos kilómetros para acceder a su trabajo durante el peor momento de la nevada.
Yolanda Quintriqueo sostiene el merendero Los Pekes, en el barrio Malvinas, desde hace 17 años. «No se puede circular por los barrios por la cantidad de agua que hay. La gente no tiene calzado ni ropa de abrigo. La ciudad no está preparada. Imaginate que nevara una semana, ¿qué hacemos? Tuvimos que pedirle a un maquinista de la municipalidad que, por favor, retirara el cúmulo de nieve de la garita del colectivo. Estaba nevando y una mamá con su bebé no podía esperar el colectivo ahí adentro», indicó Quintriqueo.

Beatriz Curruhinca, impulsora del merendero Los corazones de Beatriz, reconoció que, ante la nevada, recibió gran cantidad de pedidos de vecinos que se habían quedado sin alimentos y sin leña. Muchos tenían goteras en sus casas. «Tuvimos muchas situaciones producto del temporada. Estuvimos entregando la leche que nos quedaba. Ayudamos con lo mínimo que había en el comedor: alguna harina, caja de té, con las verdura que tenemos. Nunca decimos no, pero lo cierto es que está difícil conseguir y tener un refuerzo en el comedor para poder darle a la gente«, señaló.

Luis Toledo, del barrio Cooperativa 258, cuestionó que recién el martes vieron la máquina de la Municipalidad en el barrio. «Nos sentimos abandonadísimos. Ni arena ni sal tiraron en la única subida que tenemos en el barrio. La gente tuvo que caminar 500 metros hasta la ruta para tomar el colectivo. Y uno puede pensar que 500 metros no es nada. Pero hay que caminar con el agua hasta las rodillas«, afirmó el dirigente vecinal.

Antonia Reuque aseguró que en el barrio Unión se acumularon hasta 60 centímetros de nieve. La máquina, dijo, solo despejó de nieve la calle principal, pero no las calles alternativas. «Ahora es impresionante la cantidad de agua que baja del cerro. Y encima estamos sin agua hace dos días porque se rompió el bombeo de agua. Tenemos muchos adultos mayores y personas con discapacidad que necesitan su aseo«, planteó.


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