Guardianes de peces en el río Negro: la tarea de repoblar especies silvestres desde Regina

La estación de piscicultura está en plena cría de truchas marrones. Los más chicos aprenden: liberan a los peces recién nacidos.

En la costa, sobre la isla 58, hay indicios de primavera. Mientras afuera brotan los primeros pimpollos, adentro de la estación de Piscicultura, 12.500 huevos de trucha marrón están en incubación, al resguardo de especies invasoras.  

Julio De Florian es guardapesca y encargado de la estación de Regina, única del Alto Valle y de la provincia con la misión de repoblamiento de especies autóctonas e introducidas, para lograr la estabilidad de peces silvestres.  

Julio De Florian, guardapesca de Regina. Foto: Andrés Maripe.

Trabaja hace 18 años en el Ministerio de Producción y Agroindustria de Río Negro en el área de Pesca Continental. La estación reginense depende de esa cartera, actualmente denominada Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo a cargo de Carlos Banacloy.  

Frente al peligro de especies invasoras depredadoras como la carpa, De Florian junto a Juan Carlos Pilipiw; son quienes trabajan a diario por seguir reproduciendo a las que son locales y volver a insertarlas a su hábitat natural. 

“Es una estación de incubación, eclosión y alevinaje de especies silvestres, tanto autóctonas como introducidas. En autóctonas puede ser perca y pejerrey, en introducida trucha marrón y trucha arcoíris”, contó el guardapesca.  

La estación en la isla 58, Río Negro. Foto: Andrés Maripe.

El objetivo de la estación es el repoblamiento, pero no trabajan con peces de criadero como si en otros puntos de la región. “En esta época hacemos la incubación y se va llevando el control”, contó. Ahora es el turno de las truchas marrones.  Pronto empezarán a recibir a contingentes de alumnos de escuelas para visitas guiadas y los más pequeños participan liberando ellos mismos los peces recién nacidos al río. 

Un trabajo «artesanal»


El trabajo no solo es noble, es sumamente artesanal y requiere de una dedicación constante. El reloj biológico de la acuicultura de peces es exacto: año a año de desde junio a noviembre.  

Primero realizan la cosecha de reproductores en el río con pesca a caña en Piedra de la Isla o en la Trampa del Arroyo Ñireco en Bariloche. Pescan machos y hembras, y realizan la fecundación. Luego de ese proceso, casi inmediato, los devuelven al río sanos y salvos. Tras la fecundación se trasladan a Regina en conservadoras. Allí quedan en la estación en proceso de incubación por meses.  

Huevos de trucha marrón. Foto: Andrés Maripe.
Huevo de trucha marrón de cerca. Foto: Andrés Maripe.

Los huevos se colocan en piletas sobre bateas. Todo lo que se hace es con agua del río sin tratar, con circulación constante. Solo depuran arena y trabajan con temperaturas, dureza y salinidad del agua del río Negro. El agua es monitoreada en temperatura y circula cada vez a mayor ritmo para darles renovación de oxígeno.

Ahora son embriones en incubación y se alcanzan a percibir sus pequeños ojos negros. “Ya están teniendo las primeras eclosiones las ovas de truchas marrones silvestres”, contó De Florian. A los días, ya son alevinos y se siguen desarrollando hasta empezar a nadar. Son 60 días en total antes de ser liberados al río. 

Se estima que de truchas marrones pueden llegar a producir de 6.000 a 50.000 por año. “Este año vamos a estar cerca de los 20.000, pero en truchas arcoíris puede ser mucho más”, dijo y estimó entre 60.000 y 180.000.  

Parte de la estación de piscicultura por dentro. Foto: Andrés Maripe.

“No tenemos números ciertos y precisos porque no tenemos reproductores encerrados (por ser especies silvestres) y no sabemos qué vamos a tener año tras año para producir desove y obtener huevos fecundados”, aseguró y aclaró que por eso la producción por temporada es muy variable. 

La siembra la realizan no solo en Regina sino en otros lugares de la provincia. Luego de las truchas marrones, en un mes más inician con las truchas arco íris, para después pasar a las autóctonas: pejerrey y perca. 

Los peces criados en la estación están preparados para alimentarse y desenvolverse en el río, por genética, porque son silvestres. “Si nosotros les damos alimento balanceado no lo comen, porque el bichito silvestre vive de organismos vivos. Es el instinto silvestre”, explicó Deflorean. 

Un lote de huevos en las piletas. Foto: Andrés Maripe.

“La hembra (de trucha marrón) pone los huevos, el macho los fecunda y con la misma cola, ella vuelve a taparlos”, contó Julio, pero con las carpas estos huevos terminan siendo alimento. “La carpa come del fondo. No es su intención comer los huevos de los otros peces, pero te barren miles en un instante”, se lamentó.

La educación desde los más chicos


Para esta última etapa, es clave la participación de los pequeños estudiantes de escuelas primarias, niños que visitan la estación y colaboran en la inserción de los recién nacidos al río.  

En lo social, desde la estación trabajan con colegios e instituciones desde nivel Inicial al secundario y es importante el trabajo de concientización que llevan adelante en terreno. “En una piscicultura se ven estadios de incubación y de alevinos que no lo podríamos observar en el medio silvestre y ahí se los puede ver”, contó. Por eso el aspecto educativo es clave. 

Las bondades de la Patagonia  


En la región no hubo manipulación genética en las especies silvestres de los ríos, la reproducción es natural y los animales siguen siendo silvestres, según explicó el encargado de la estación dependiente del Ministerio.  

“Son muchísimas las bondades de la Patagonia para la pesca deportiva. Viene gente de todo el mundo a pescar, a recorrer nuestra provincia por el atractivo de la pesca deportiva y las especies silvestres”.

Julio De Florian, encargado de la estación de Piscicultura Villa Regina.

«Lo único que hacemos es, en el caso de la piscicultura, cuidar o lograr de que sean más los juveniles que van al agua, pero no tocamos genéticamente las especies y esto hace que sigan siendo por genética muy silvestres, muy combativas al momento de la pesca, agresivas y eso es lo que busca el pescador”, aseguró.  

«La pesca (deportiva) mueve mucho más de lo que uno se imagina. Es una actividad muy relacionada al turismo y eso hace que mueva muchos rubros”, comentó. Además, hay personas que se insertan en el mundo por ellos y luego serán los futuros pescadores que dinamizan la actividad en la región. 


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