FNM2022: Una mirada a la producción local
Una charla seria, pero descontracturada, con tres fruticultores de la región que, si bien transcurren realidades diferentes dentro de la actividad, comparten una visión de futuro crítica, pero focalizada en el crecimiento de la industria.
Nicolás Sánchez (40) es CEO de Grupo Prima (Moño Azul y Patagonian Fruits); Roberto Martínez (40) es dueño (tercera generación) de la firma Chacra 51; y Facundo Fernández (47), es parte de una familia de productores de Allen -Nueva Tierra SR- y se desempeña como secretario de Fruticultura de Río Negro. Por viajes, pandemia y plena actividad (cosecha) no fue posible un encuentro físico, pero gracias a la tecnología hubo una charla virtual que resultó jugosa, dulce, firme y con un toque de acidez y realidad.
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¿Cuál consideran que es la industria – puntal de la economía local?
FF: Considero que es la fruticultura, no sólo por lo que genera para la región, sino también, por las condiciones de los valles de Río Negro para producir.
RM: La agricultura es la actividad que predomina en el Alto Valle, con la producción de manzanas y peras a la cabeza, pero también aquellas que no son tan significativas como las frutas de carozo, vid, frutos secos, frutas finas, forrajes y otras.
NS: La producción de peras y manzanas, sin dudas. Su actividad es la que genera la mayor facturación y valor para la provincia. Por supuesto que además hay otras industrias muy importantes relacionadas con el agro, o el turismo, la pesca y los hidrocarburos.
¿Cómo ven la actualidad de dicha actividad desde sus roles de productores?
FF: Como familia productora puedo decir que tenemos muchísimas dificultades, la alta carga impositiva, el atraso de tipo de cambio, la falta de incorporación de tecnología y los episodios climáticos hacen que sea cada vez más complejo producir. Y cómo funcionario provincial siento que tenemos muchos desafíos, principalmente el de lograr esquemas de trabajo colectivo entre productores y el Estado, para salir de los problemas del día a día y a la vez generar políticas de mediano y largo plazo que traigan cambios estructurales definitivos.
FNM2022: Una mirada a la producción local
RM: Es difícil explicar con claridad la actualidad de la fruticultura desde mi rol de productor, porque se trata de una industria marcada por la competitividad del mercado y los desafíos constantes de las variables climáticas. Lo que sí está claro es que la actividad no viene siendo del todo redituable, a simple vista se ve en el valle gran cantidad de hectáreas en estado de abandono, otros migran a forrajes y gran parte destinadas a urbanización.
NS: Al depender de tantas variables, la fruticultura es una industria de una complejidad muy alta. Dependemos de la meteorología, de las variables macro nuestras y las de cada país al que exportamos. No solamente del mercado interno y las subas o bajas de consumo, o las subas o bajas de la inflación. Así y todo, y a pesar de haber vivido períodos de atraso cambiario, de falta de competitividad, se han mantenido las unidades productivas más eficientes y estamos atravesando un proceso de consolidación de las mismas. En tal sentido, entiendo que las perspectivas a futuro son muy buenas porque los procesos más críticos ya pasaron. Ahora trabajamos unidades productivas más eficientes. El negocio no es el mismo que hace 40 años, pero es algo que viven todas las industrias ya que la globalización generó mayor competitividad, es decir: más competidores, orígenes y productos sustitutos.
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Competitividad: ¿cómo creen que está Argentina (el Alto Valle) respecto al mundo?
RM: Es de suma importancia la cadena de distribución y competitividad de la exportación en peras y manzanas del Alto Valle. Estamos posicionados en un muy buen nivel de producción y calidad, somos una marca reconocida en el mundo.
NS: Vivimos, desde 2009, un proceso continuo de pérdida de competitividad que se agravó en periodos como 2016 y 2017. Luego, con las devaluaciones se pudo corregir algo, pero no es que llegamos al nivel de competitividad y tipo de cambio que teníamos en 2005, por citar un ejemplo. Hay diferentes análisis respecto a cuál sería el verdadero punto de equilibrio, el tipo de cambio real, pero estamos en un momento delicado, que sufrimos inflación en dólares y aspectos que nos afectaron por la pandemia (insumos, fletes). Para resumir, puedo decir que hoy no somos muy competitivos, pero tampoco estamos fuera de mercado.
FF: La Argentina tiene algo que muy pocos países tienen y son los elementos principales: tierra fértil y agua suficiente. A su vez carece de las herramientas que otras regiones productivas del mundo tienen, como facilidades a quien produce y exporta, beneficios a quienes quieran incorporar tecnología, ayudas a quienes quieren crecer en sus esquemas empresarios, definitivamente, hay muchas oportunidades de Argentina para el mundo pero estamos atrasados respecto de nuestros competidores.
¿Qué opinan de los avances tecnológicos para la producción en el Alto Valle respecto al mundo?
NS: Tecnológicamente el valle está muy bien, más allá de los aspectos financieros que hacen que tales avances productivos no sean más masivos. Si nos comparamos con otras regiones del mundo, que a priori podrían parecer más avanzadas (el estado de Washington en EEUU o Italia, Francia o Alemania), podemos decir que no tenemos nada que envidiarles. Considero, por lo tanto, que estamos muy bien, pero faltan políticas de financiamiento para que la tecnología sea algo masivo y accesible para pequeños y medianos productores.
RM: La innovación y la tecnología son claves, falta mucho si miramos nuestra realidad con otros países. La renovación e inversión es la clave para potenciar la calidad y el rendimiento de los montes frutales. Y para mí estamos retrasados, más el pequeño productor. Para mí este es un lineamiento clave, principal de cara al futuro.
FF: La falta de tecnología y conectividad representan una barrera para las nuevas generaciones, sin esos ejes es difícil que los jóvenes se quieran quedar en nuestras chacras… Es un gran desafío que tenemos por delante.
¿Y si comparamos la actividad de estos años con la de generaciones anteriores?
Nicolás y Facundo apuestan al profesionalismo y a la tecnificación, aunque los tres rescatan firmemente el valor de las generaciones fundacionales.
NS: Hay diferencias. Presión impositiva, rentabilidad. Pero también vemos mayores niveles de acceso a la información y de profesionalización en las generaciones actuales, productores con estudios terciarios y universitarios que se incorporan a las chacras de sus padres y abuelos. Pero más allá de esto, lo que noto es que el sentido de pertenencia, el arraigo, siguen intactos. Levantarse muy temprano para estar en la chacra, subirse al tractor, controlar el riego, curar, estar atento a las heladas… Creo que el estilo de vida del productor sigue siendo el mismo, la esencia no cambió.
RM: Teniendo en cuenta lo que dio resultado en el pasado -y lo que no- hay que innovar y estar atentos al mercado a lo nuevo, hay que estar abierto al cambio de plantaciones en variedades de fruta que se adaptan al mercado actual y sin perder el rendimiento por héctarea para poder estar acorde con los costos.
FF: La diferencia principal es la falta de tecnología y conectividad. Tanto las nuevas generaciones como los nuevos métodos de producir necesitan conectividad y renovación tecnológica continua. Sin esas herramientas, es muy difícil seducir a los jóvenes para que se queden en la ruralidad y además, seguramente, los esquemas productivos necesitan a su vez nuevas ideas que aportarían las generaciones que vienen. Es un fenómeno global que hay que revertir generando pertenencia desde la infancia, haciendo convenios temporarios y pasantías con los esquemas educativos en la etapa media y trabajando en oportunidades para atraer jóvenes profesionales al agro, no solo de agronomía, de sistemas, de administraciones de campo adaptadas a aplicaciones, entre otras.
Y hablando de esta generación: ¿podrían describir la situación de la fruta orgánica en el Alto Valle?
RM: La producción orgánica es una actividad que ha crecido mucho en estos años con mucha demanda en el mercado externo. Por otro lado la producción convencional a logrado una baja exponencial con respecto a los residuos químicos, lo que da un resultado muy óptimo.
NS: El Valle tiene una gran producción orgánica. Dadas nuestras excelentes condiciones agroecológicas no es hemos transformado en un jugador muy importante de este segmento. Cabe aclarar, no obstante, que aún se trata de un mercado de nicho, con más volatilidad y cierta complejidad incluso, con muchos momentos en los que la oferta supera la demanda. Hay tal vez una visión de que lo orgánico se asocia con una mayor rentabilidad, porque además de lo dicho, la producción orgánica tiene costos más elevados.
FF: Tenemos la combinación agroclimática perfecta para producir orgánico. Un clima casi desértico y agua pura. Esto hace que se generen excelentes condiciones sanitarias naturales. Además, es un segmento de consumo que va a crecer mucho con las próximas generaciones.
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