Son adultos y terminaron la escuela primaria, ahora van por más y buscan aprender un oficio

Ayer se realizó la muestra anual del Colegio de Exalumnos Don Bosco en el norte de Roca. El recorrido no termina para estos estudiantes adultos y varios están entusiasmados por continuar un oficio.

Emocionados mostraron a sus familias sus trabajos. La exposición fue todo un éxito. Foto Andrés Maripe

Una tarde de emociones se vivió el martes y miércoles pasado en la muestra del Centro de Exalumnos Don Bosco ubicado en el norte de Roca. Los estudiantes de la primaria de adultos además de exponer sus trabajos, culminaron sus estudios luego de meses de esfuerzo.

Se trata de personas de entre 40 y 70 años que viven realidades complejas y luchan por aprender. Algunos ya completaron séptimo grado y están entusiasmados de continuar con un oficio para cambiar sus vidas.

Víctor Portales tiene 47 años y en marzo se aventuró a terminar la primaria. Su esposa lo había motivado para aprender carpintería, sin embargo para poder avanzar debía tener su certificado de séptimo.

“Fue todo un desafío, porque yo trabajo 8 a 17 horas, cuando salía de mi trabajo llegaba a casa, me tomaba unos mates y me iba al taller”, contó emocionado.
De 18 a 20 horas estaba en carpintería y de 20 a 22 se iba a la primaria de adultos.
“Salía cansado pero hacía todo el esfuerzo posible para poder darle un buen ejemplo a mis hijos”, expresó.

Víctor junto a su familia en la muestra del Colegio de Exalumnos Don Bosco.

Sus cuatro hijos pequeños se pusieron muy contentos ayer cuando vieron los trabajos de su papá.
Víctor contó que los maestros y su esposa lo motivaron para estudiar y no bajar los brazos.
“Soy peón de la construcción y también me dedico a trabajar en las chacras pero la carpintería es lo que más me gusta”, sostuvo.

En la muestra anual presentó una silla escalera, una vinoteca, un cajón para herramientas y otras creaciones que realizaron en el taller.
“Con la carpintería quiero cambiar de oficio, todavía me queda un año de taller para esforzarme, es algo que me apasiona mucho”, aseguró.

Rebeca Mendoza también está ansiosa de seguir estudiando el próximo año tapicería. En estos meses vivió la experiencia de cursar séptimo grado y conocer un hermoso grupo de compañeros y maestros.
“Tomé la decisión de volver a agarrar los cuadernos por la motivación de mis hijos y mi esposo. Tuve el apoyo de todos para empezar, la experiencia fue bonita, fue diferente a cuando fui a la escuela de niña. Conocí nuevos compañeros, un profesor que sabía escuchar”, contó emocionada.

Rebeca dando los últimos detalles a su cuadro para la exposición.

Para ella fue un espacio de contención. “Muchos venían con problemas de hogar. A mitad de año charlamos sobre cómo nos sentíamos, fue un aprendizaje escuchar a los demás”, señaló.
Cursar séptimo grado para ella no fue difícil aunque al principio tenía ciertos temores.
“Volví a recordar las matemáticas y me fui metiendo en la enseñanza buscando más información. No me quedaba con lo que aprendía sino buscaba más en internet para asesorarme”, detalló.
“El año se hizo corto, fue fácil gracias a Dios”, reconoció muy contenta.

La muestra anual se realizó el martes y miércoles pasado. Foto Andrés Maripe

El objetivo de Rebeca es el año que viene comenzar en el oficio de tapicería. “Mi deseo es continuar estudiando porque no hay edad para aprender. Seguiré con el apoyo de mi familia”, expresó.
Su intención es hacer trabajos primero para su casa y luego usar el oficio como una salida laboral.

“Las cosas que vi en la tapicería fueron muy lindas, me gustaron. Mientras Dios me de vida, salud y energía seguiré aprendiendo”, dijo.
Sin embargo Rebeca no quiere perder contacto con sus compañeros. “Una vez a la semana no hay taller y quiero ir a visitarlos, sería lindo seguir compartiendo con ellos”, expresó.

Para Sergio terminar la escuela primaria “era algo que tenía pendiente” en su vida. “La educación abre muchas puertas en el ámbito laboral y necesitaba terminar para tener un oficio”, contó con nostalgia.

Su familia siempre lo aconsejaba y animaba a que se anote pero “me daba un poco de vergüenza, por ser grande”, señaló.

A la derecha Sergio trabajando en las mesas reciclables.

Finalmente su esposa lo convenció de ir a preguntar en el Colegio de Exalumnos Don Bosco para inscribirse.
“Hable con los profes y me atendieron muy bien, me dieron tranquilidad y así empecé”, relató.
Cuando llegó se encontró con compañeros de diferentes edades. “Al ser todos grandes nos llevamos bien, aprendí mucho de ellos cosas que no sabía en el estudio”, mencionó.

El año que viene quiere hacer una capacitación. Sergio reconoce que “sin la primaria no hay posibilidades”.
“Pude terminar con la ayuda de mi familia, los compañeros, los profes que siempre te apoyan y te enseñan mucho”, finalizó muy orgulloso.


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