Fiesta de la Confluencia: la identidad del pueblo de Neuquén se celebra a la vera del Limay

La Fiesta de la Confluencia se creó en 2010 durante la intendencia de Martín Farizano. La primera edición fue en 2013. Este año, luego de un parate por la pandemia, vuelve con todo.

La Fiesta de la Confluencia se creó en 2010 mediante la ordenanza 11.947, sancionada por el Concejo Deliberante durante la intendencia de Martín Farizano. Llegó así para instalarse como un evento muy representativo del pueblo de la capital, aún cuando en algunos sectores existían temores sobre su éxito pues tenía que competir con otros grandes monstruos como las fiestas de la Manzana de General Roca y de la Pera de Allen.

Sin embargo, quienes impulsaron este proyecto, lejos de competir, buscaban ampliar el circuito turístico de festividades populares de la región.
“Que el patrimonio histórico y cultural de las distintas regiones resalta las características de la población y por ende se ve reflejado en la posibilidad de generar festividades acordes a la identidad de sus habitantes. Que cuando una sociedad se patrimonializa se presenta ante otras comunidades como única. El patrimonio es así una síntesis simbólica de los valores identitarios de una sociedad”, fueron algunos de los considerandos que se plasmaron en la norma.

La ordenanza establecía que la primera edición de la fiesta de la ciudad debería haberse realizado en febrero de 2012, pero recién se materializó al año siguiente. Es que en diciembre de 2011 se produjo un cambio de gobierno municipal, asumiendo el exintendente Horacio Quiroga. Dos meses no eran suficientes para presupuestar y organizar el estreno de la fiesta. Por eso el Ejecutivo solicitó una prórroga de un año que fue aprobada por los concejales.

En octubre del 2012 se presentó el proyecto de presupuesto para el año siguiente y la Fiesta de la Confluencia tenía destinada una partida de dos millones de pesos. Comenzó así a tomar forma.
La primera edición tuvo como invitados nacionales a León Gieco, La Vela Puerca y Los Auténticos Decadentes, un triplete que garantizaría el éxito rotundo y así lo fue.

A lo largo de los ocho años en que la cita obligada de febrero fue en la isla 132, tomó fuerza y se ganó un lugar de privilegio entre los vecinos de la ciudad y de localidades aledañas. Incluso, en el último tiempo se posicionó como un evento turístico aumentando las reservas hoteleras del segundo mes del verano.

Los datos sobre la afluencia de público son pruebas irrefutables de eso que se dice. En 2013 concurrieron al Paseo de la Costa durante los tres días de fiesta, unas 150.000 personas. Un año después, fueron 170.000 y la edición de 2015 convocó a 250.000 visitantes. Los números fueron subiendo tímida pero constantemente durante los siguientes años, hasta lograr su máxima expresión en 2020, cuando se reunieron en el mismo lugar unas 500.000 personas.

Para esta edición, que llega luego de un parate por la pandemia por el coronavirus, el municipio apuesta a incrementar el último número de asistentes. Por esto es que se pensó que la fiesta se extienda a casi la totalidad de la superficie de la isla 132.
En 2020 el predio ferial tenía unos 100 mil metros cuadrados, este año se ampliará a 170 mil metros cuadrados.

“En una de las noches de la última fiesta ingresaron 150 mil personas, ahora con la amplitud y organización que tenemos pueden ingresar entre 200 y 250 mil personas”, aseguró el secretario de Cultura y Deportes del municipio, Mauricio Serenelli.

Por ser la Fiesta de la Confluencia la expresión máxima de las identidades históricas y culturales de la ciudad de Neuquén, por realizarse de manera sostenida en el tiempo y por convocar multitudes año tras año, en 2016 la Legislatura de Neuquén sancionó la ley 3.048 que establece el carácter de Provincial para la fiesta de la ciudad. Esto impulsó a que un nuevo proyecto se presentara en el Congreso de la Nación para que sea declarada nacional, pero esta vez no se pudo porque como requisito se deben realizar 10 ediciones ininterrumpidas.

En 2020, el intendente Mariano Gaido estrenaba gestión y su primera edición de la Confluencia. Había prometido subir la vara y para eso contrató el escenario más grande de alta tecnología que existía en el país y entre otras cosas, prometió sumar días a la festividad.
Ese año se llegó al récord de visitantes pero también llegó el aislamiento social total por la pandemia, y la fiesta pasó a un cuarto intermedio hasta este año.

Proponen que las ediciones sean temáticas

A Marcelo Bermúdez, actual concejal de Juntos por el Cambio-Pro, se lo podría designar como el “padre de la Fiesta de la Confluencia”. Fue el impulsor del proyecto en 2010 cuando junto a Horacio Quiroga delineaban una plataforma política para ganar las elecciones municipales de 2011. La fiesta y el Paseo Costero como claves para el desarrollo turístico de la ciudad fueron los disparadores.
A 9 años de la primera edición, Bermúdez consideró que los objetivos iniciales están ampliamente cumplidos. Sin embargo, consideró que aún queda una deuda pendiente: que la fiesta tenga un sentido social, es decir, que cada año se elija una temática para concientizar sobre diferentes problemáticas.
“Buscábamos un nuevo perfil para la ciudad, un perfil turístico, hablábamos de modernidad, de la necesidad de infraestructura en paseos públicos, y como disparadores surgieron la Fiesta de la Confluencia y el Paseo Costero. Con respecto a la fiesta era viable concentrar en el Alto Valle un ir y venir de turistas entre la Manzana, la Pera y la Confluencia. Le decíamos a los vecinos que no se podían ir de vacaciones que tenían una fiesta en uno de los lugares más lindos para disfrutar. Y a los turistas que vienen o van a la cordillera, decirles que pasen por el valle que se pueden quedar porque tienen un circuito de fiestas para disfrutar”, aseguró el concejal.
Paralelo a esto surgió la necesidad de infraestructura pública. “Teníamos una fiesta pero no un recorrido que se sume a la fiesta y que sea además un anclaje turístico. Así surgió el Paseo Costero”, agregó.
Bermúdez consideró que el objetivo inicial de la celebración se cumplió y que el crecimiento exponencial que tuvo “se debe al compromiso eficiente y conjunto de todos los equipos de la municipalidad, desde funcionarios hasta los trabajadores. Uno lo vivió así”. Sin embargo, sostuvo que aún queda una deuda pendiente que saldar. Consideró que debido a la gran concentración de gente que se genera con la fiesta sería necesario que fuera temática, que cada año se plantee un tema para concientizar a la población, “por ejemplo, en cuidado de los ríos, diversidad, violencia de género, consumos problemático, y que se realicen actividades en este sentido para que la gente se lleve diversión pero también un mensaje”, concluyó.

En números

de pesos se invirtieron en la edición inaugural. Se realizó del 22 al 24 de febrero en la isla 132.
500.000
personas concurrieron en 2020 la predio del Paseo de la Costa.

La novena edición de la fiesta viene con todo y el municipio apostó fuerte para duplicar el éxito de 2020. Se invirtió en tecnología y espacios, pero también no escatimaron en los show. Más de 500 artistas locales y nacionales serán parte del gran encuentro en la isla 132.
Pero el gran desafío fue plantear extender la celebración a cinco días, cuando siempre fue de tres (excepto en 2020 que fueron 4). Desde el Ejecutivo confiaron en la buena respuesta del público.
Hay un dato que permite sostener la confianza. A lo largo de los años, las sucesivas ediciones fueron creciendo en visitantes y eso disparó el engranaje para posicionar a la Confluencia como una alternativa turística más de la región.
Otra de las propuestas que se sumaron con la llegada de la nueva gestión municipal, fue la de sumar las actividades deportivas a los espectáculos culturales.
En 2020, la isla contó con sectores exclusivos para disciplinas ciclísticas, por ejemplo, que fueron el deleite de los más chicos y de los no tan chicos. Esto fue un acierto no solo porque sumó una nueva alternativa, sino también porque le dio participación a una comunidad que hasta ese momento estaba fuera del evento.


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