Fiesta de la Confluencia 2024 en Neuquén: El primer día explotó la isla 132

Después del temporal del viernes que casi puso en jaque la inauguración, unas 200 mil personas colmaron el predio para ser parte de los show de BM, Callejero Fino, Cruzando el Charco y el cierre con Tan Biónica.

Se la estaba esperando y al fin llegó. Anoche arrancó la edición número 11 de la Fiesta Nacional de la Confluencia, que se realiza los febreros de cada año en la isla 132, frente al río Limay. El fuerte temporal del viernes pasado hizo sospechar que existirían chances de que ayer el debut estuviera pasado por agua. A la media tarde del sábado, una lluviecita de varios minutos amenazó con confirmar todos los malos pronósticos.

Pero la suerte no le fue esquiva ni a organizadores, ni artistas ni al público. Alrededor de las 17.30 el sol volvió a aparecer y se vivió una jornada de verdadera celebración. Los primeros datos confirmaron que unas 200 mil personas fueron parte del primer día.

Durante las primeras horas, el calor con la humedad como aliada impactaba de lleno en el predio del Paseo de la Costa. Tímidamente el público comenzó a llegar desde los dos ingresos previstos, calles Linares y Río Negro. Se buscaba el refugio de la sombra y era cercano a alguno de los dos escenarios alternativos mucho mejor.

Los puestos gastronómicos iniciaban las tareas para ponerse a disposición de los comensales. De comida, aún no. Pero las bebidas ya estaban frescas y listas para ser despachadas. Los stands de emprendedores tenían todo dispuesto y sus dueños miraban cómo era el tránsito de la gente, algo así como para tener alguna certeza de lo que sería la primera jornada de la Fiesta de la Confluencia.

Pero todo cambió pasadas las 18. Es que ya se anunciaba la presentación de BM, ese chico que de ser albañil pasó a liderar la música urbana nacional. A medida que las horas pasaban la isla 132 era un mundo. Mayoritariamente adolescentes y jóvenes coparon el campo general y preferencial frente al escenario. Fue la noche de ellos. BM la rompió y seguido a él subió Callejero fino y todo estalló.

El ingreso por calle Río Negro era un hormiguero. En los controles de ingreso las filas para ingresar al cacheo abarcaban dos o tres cuadras y detrás de ellos otras tres o cuatro más ocupadas de visitantes que apuraban el paso para no perderse nada de lo que sucedía en el escenario.

Jazmín, de 14 años, estaba sentada en el campo general con un grupo de amigos. Había mate y ansiedad.
Ya queremos que empiece. Que la noche es larga”, dijo casi a los gritos porque el sonido era extremo. Dos de sus amigas festejaron la frase y aseguraron que se quedarán hasta el final“porque nos encantan todas las bandas que tocan”.

Paula corría detrás de su hijo adolescente que estaba apurado por encontrar un buen lugar antes de que comenzara el show de Callejero Fino. “Lo vengo a acompañar, pero estamos apurados”, tiró al aire para seguir detrás de su inquieto descendiente.

Del otro lado del predio, ya más cercano al brazo mayor del río Limay, los emprendedores aguardaban pacientes la llegada de clientes. La mayoría de los consultados por Río Negro, aseguraron que a pesar de la situación económica actual esperan que las ventas sean buenas. Pero reconocieron que “hay mucha mirada, mucha consulta pero poca compra”.

“De todas maneras, es el primer día. Las cosas mejorar después del segundo o tercer día. Veremos que pasa este año”, comentó uno de las dueñas de un puesto de tejidos artesanales.

En esos pasillos la oferta es variada. Va desde juegos didácticos en madera para los peques de la familia, tejidos, plantines, comida artesanal en sus opciones de dulce y salada, hasta artículos de decoración. Los juegos infantiles fueron bien recibidos, pero recién cuando bajo un poco el sol abrasador.

Promediando el recital de Callejero Fino y en la previa del arribo de Cruzando el Charco, la isla ya vibraba por sí sola. Pero eso no fue todo, seguía llegando gente. Es que muchos resolvieron deleitarse con algo rico de los food truck y luego acomodarse tranqui para esperar y disfrutar el show de Tan Biónica, con Chano Moreno Charpentier, que al cierre de esta edición le bajaba el telón al primer día de la fiesta.

Las «Pinky ladies» de la fiesta. (FOTO: Florencia Salto)

Sonia y Camila, un propuesta original y novedosa en la isla


Recorrer los stand de emprendedores de la fiesta es un paseo al que vale la pena dedicarle un tiempo. Es gente amable, de manos laboriosas. Gente que está ahí porque encontró una manera de potenciar las habilidades que tiene, los recursos que llegan a sus manos. Que no solo están vendiendo un producto sino que les gusta lo que hacen y eso se nota si te paras en cada puesto.

Es el caso de Sonia y Camila. Son madre e hija que vienen de familia chacarera. Soy parte de la chacra 47 de Centenario y por primera vez se animaron a sumarse a la Fiesta de la Confluencia. Su puesto está adornado a modo campestre y es muy amigable, pero lo que más llama la atención es lo que venden.

Tienen mermeladas de pera, durazno o pelón. Pero además, entre hileras de frascos te venden la fruta fresca, recién cosechada de la planta. No pasaron por cámara frigorífica, no tienen adicionales químicos. Es el fruto que naturalmente da la planta.

La chacra, administrada por el padre y el hermano de Sonia, produce 1,5 millones de fruta por temporada.
¿Cómo llegaron a la fiesta? Fueron parte varias veces del programa Neuquén Emprende. Pero el año pasado una gran helada de octubre les dejó fruta que no podía ser exportada. “Pero tampoco queríamos entregarla a los galpones. Entonces se nos ocurrió empezar a venderla por nuestra cuenta”, contó Sonia.

Ella elaboraba mermeladas y las amigas de Camila disfrutaban de esas delicias en esa casa y las empujaron a llevarlas más allá. Cami es nutricionista, profesión que potenció el trabajo de su madre para fabricar un producto más saludable.

Así arrancaron y este año se animaron a sumarse a los puestos de la isla 132. ¿Qué podemos sumar? Se preguntaron. La respuesta estaba al alcance de sus manos. Fruta fresca, estaba cantado siendo gente de chacra. Los cajoncitos están a la vista, la fruta de primera calidad, te lo dice esta cronista que se deleitó con un pelón que no tuvo desperdicios.


Precios de una cena mirando el Limay y con buena música


El sector gastronómico de la fiesta de Neuquén ofrece una amplia variedad de menús, que se ajustan a todos los bolsillos. Río Negro realizó un relevamiento de precios para que no te encuentren desprevenido.

Si te llevas la vianda (que debe estar previamente cortada en trozos porque los cuchillos no están permitidos dentro del predio), está todo resuelto. Recordá además que no podes ingresar con conservadoras.

Pero si la idea es cenar frente al río Limay, estas son las ofertas de los food tracks. Si los pequeños ya están hambrientos desde temprano, un cono de papas fritas te saca del paso por 5.000 pesos, si le adicionas queso cheddar sacá de la billetera 500 pesos más.

O si le pide algo para comer porque fuiste temprano y hace calor, un helado de dos gustos lo resolvés por 2.500 pesos.

Si buscas algo más sustancioso, un sánguche de bondiola, con panceta, cebolla y barbacoa lo cerrás por 6.500 pesos. Uno un poco más conocido ya de la fiesta, el “sapiens” te sale 8.000 pesos.

Para los adultos, tenés ofertas de un choripán con una cerveza por 7.500 pesos. La gaseosa y el agua mineral te pueden costar 1.500 pesos. Una birra con amigos, vayan haciendo vaquita. Cada uno pone 2.000 pesos.


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