Ferri y su historia hecha libro: esta biblioteca de Cipolletti logró preservar el origen del barrio
Cuando empezaron a juntar anécdotas en 2017, este broche de oro parecía impensado. Pero la idea tomó vuelo y esta semana fue la presentación.
Los propios vecinos fueron los que sintieron confianza en la bibliotecaria del barrio, para empezar a llenar sus oídos de recuerdos. Corría el 2017, al norte de Cipolletti, cuando la comisión directiva de la entidad notó que esas charlas fluían y valía la pena grabarlas. Así empezó el proyecto que hoy se convirtió en el libro “Pueblo – Chacra al Pueblo Puzzle: microrrelatos en Ferri, 1911 – 2022”.
Blanca Romero es la integrante del equipo que empezó a recibir, sin querer esos tesoros. “Nosotros la incentivamos a que tratara de grabar con su celular, si se lo permitían los vecinos, y esas historias las fuimos publicando en el perfil de Facebook de la biblioteca”, contó Silvia Dussi, actual tesorera del espacio bautizado “Raúl Entraigas”, que funciona desde 1984 como asociación sin fines de lucro.
El tiempo pasó y notaron que la idea fue echando raíces, tomando forma, así que no podía quedarse sólo en lo digital. Pero faltaba la mirada académica que pudiera sistematizarlo y sobretodo contextualizarlo. El contacto de la presidenta de la comisión con docentes de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional del Comahue sumó el aporte que faltaba, para avanzar en los “trabajos de campo” que les permitieron ordenar tanto material.
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Una serie de “mapeos” fue la estrategia que surgió de esa articulación, enmarcada dentro de las actividades de Extensión de la casa de altos estudios. Puestos a disposición de las familias en un festejo del “Día de la Primavera”, allí los pobladores pudieron identificar con distintos stickers los lugares que consideraban más antiguos, los más lindos, los feos, los inseguros, aquellos que les gustaban y cuáles no.
Como se puede apreciar, la lectura de cómo los pobladores veían a su barrio y lo que sabían de su historia fue mucho más en profundidad que los simples datos: si se iba a escribir la propia historia, debía reflejar lo que pensaban de ese espacio donde vivían cada día, el que empezó como paraje y hoy es parte del ejido cipoleño, por calle San Luis al fondo.
La recopilación para lo que fue la base de datos se completó con la convocatoria a que las personas pudieran traer esos objetos cargados de historia: “empezaron a aparecer hijos, nietos o las mismas personas mayores con fotos, con participaciones de casamiento, con la tarjeta de su primera comunión, con el vestido de un momento especial”, relató Silvia, en diálogo con RÍO NEGRO. La disponibilidad de la tecnología necesaria para escanear fue fundamental para poder registrar y devolver todo a sus dueños sin que algo se deteriore. Por último, la figura de esa decena de personas que aportaron con su memoria se eligió para que queden a la vista con gigantografías y códigos QR en garitas y espacios públicos, para que fueran reconocidos por su entorno.
«Obviamente el trabajo tiene un 70% de la oralidad de sus vecinos y un 30% de la investigación histórica», que se hizo en distintas ámbitos de la provincia, incluido el Archivo de este medio y el Archivo municipal, explicó Silvia. Ya en la recta final para la labor de años que venían realizando, el grupo de la UNCO más el diseño gráfico sirvieron para completar lo que tanto esperaban. Con fondos públicos de ese área académica y aportes que logró conseguir la comisión, el pasado lunes 19 fue la presentación formal, por la tarde, en un acto que los llenó de satisfacción, con la compañía de varios de esos mismos soñadores que lo hicieron posible.
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“Dentro de las personas que vinieron a contar sus recuerdos, tenemos tres que superan los 88 años de edad, entre 88 y 94 años, con una memoria que nos llama a “sacarnos el sombrero”, reconoció Susana. Todos posaron felices delante de los ejemplares, que se pueden conseguir a través del formulario online que activaron en la cuenta de Instagram de la Biblioteca. «Consideramos que esto hace al aporte de nuestra actividad como ‘biblioteca popular’, ya que no solamente es cuestión de tener la sede abierta para que los niños y adultos puedan ir… poder armar la historia del barrio es sumamente importante», concluyó la referente.
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