Sociedad

Femicidios e historias repetidas en Río Negro: 5 casos testigo de vulnerabilidad extrema

De 2020 a lo que va de 2024, hubo 13 femicidios en la provincia. Cinco víctimas que habían dicho "basta", sufrieron intentos de abuso y/o querían rehacer su vida. Estadísticas que hablan.

Por Florencia Bark

04/03/2024 00:05 | Actualizado 04/03/2024 07:41

Agustina, Claudia, Marisa, Eduarda y Nicole vivían en Río Negro y todas fueron víctimas de femicidio.

Ellas no se conocían, pero sus historias se asemejaban. Agustina, Claudia, Marisa, Eduarda y Nicole vivían en Río Negro. Además de la provincia, compartían el hecho de ser mujeres, de ser pobres. De habitar en casillas o en la calle, en emergencia habitacional. Compartían el haber dicho “no” pero al fin y al cabo no poder decidir sobre su cuerpo.

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Todas murieron víctimas de una violencia machista de las más extremas entre 2020 y 2024 y como condición previa a ser asesinadas por varones, fueron víctimas de un sistema que desde todo punto de vista las desamparó.

El 29 de febrero de 2020 le pasó a Agustina Atencio. Tenía 17 años, vivía en el barrio Preiss de Catriel, en una vivienda muy humilde con su mamá y siete hermanos. Formaba parte de un programa de inclusión y tenía el acompañamiento de una psicóloga en su escuela. Era una chica con el deseo de aprender, pero Exequiel Rebolledo la mató por negarse a tener relaciones sexuales. El agresor la golpeó en la cabeza, la arrojó al río y la abandonó. Estuvo desaparecida dos días hasta que la encontraron.

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A 170 kilómetros, vivía Claudia Casmuz, en Roca. Ella tenia 28 años y quería salir de la situación de consumo de drogas, de calle y de ejercicio de la prostitución en la que estaba inmersa, pero en 2021 Antonio Colicheo la mató a golpes y de un disparo letal en medio del campo dejándola semienterrada. Claudia quería estar bien para ejercer la maternidad de sus seis hijos. Cuatro episodios de crisis la llevaron a caer en la guardia.

“(Claudia) quería terminar el colegio. Un trabajo diferente al que tenía, un lugar para vivir. Quería estar bien para recuperar a sus hijos. El consumo era para ella una forma de tolerar su trabajo. Lo hacía por eso”, había sido la declaración en juicio de una trabajadora social que la siguió.

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En 2022, una mujer migrante fue víctima de femicidio en Bariloche. Eduarda Santos, tenía 27 años y era mamá de tres niños. Ella pensaba volver a Brasil por su inestabilidad económica y social. La investigación apuntó a una situación de vulnerabilidad.

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Ella convivía con el agresor, Fernando Alves Ferreira, «porque no tenía dónde ir». Al parecer, ejerció la prostitución en Brasil y estaba vinculada al narcomenudeo. Eduarda le habría subrogado su vientre al agresor para gestar a los mellizos que el asesino tuvo con su marido, fallecido meses antes.

Marisa Coliman tenía 44 y vivía en un “conventillo” en Luis Beltrán. En 2023, un amigo de su hijo, Ezequiel Medina, la encerró e intentó abusar de ella y la mató con un arma blanca cuando ella se opuso. La mujer estaba en una situación económica crítica, hacía changas en las chacras, recolectando manzanas o limpiando canales. Padeció violencia durante los últimos años en una situación de extrema vulnerabilidad social, económica y habitacional.

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El 2024 arranca con una nueva historia que indigna. La de Nicole Posada, en Roca. Una mujer de 27 años, madre de 6 chicos. El caso está en plena investigación pero según sus familiares y abogado querellante, la mujer vivía en situación de calle y en precariedad total. Había trabajado como limpia vidrios y tenía situaciones de consumo.

“Vivía sometida a maltratos, golpes, insultos, la quemaba con cigarrillo, la ataba de pies y manos con alambre”, reveló su abuela. Una mujer que había pedido ayuda y que murió de un golpe tras negarse a tener relaciones sexuales con Fernando Carriqueo, el único acusado hasta ahora.

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“Estaba viviendo en una casa usurpada, es la segunda mujer (en Roca) en situación prácticamente de calle que es atacada. Hay denuncias judiciales previas probablemente no tratadas adecuadamente como son los últimos femicidios en los últimos diez años”, agregó sobre este caso el abogado querellante, Marcelo Hertriken Velasco, en diálogo con Diario RIO NEGRO.

Cinco años, cinco víctimas, cinco historias atravesadas por un patrón común: la situación de vulnerabilidad social, económica, habitacional y violencias de género de todo tipo, previas al femicidio.

“Los cuerpos también hablan. Las mutilaciones, la forma de consumar los crímenes o el femicidio, da cuenta del lugar que le da el autor del hecho a esa víctima, objetivándola como una cosa, descartándose como una cosa”, aportó su análisis el abogado Marcelo Velasco.

Además, el letrado explicó que los femicidios están sucediendo “con intervenciones judiciales previas”, es decir, denuncias anteriores de las víctimas, que terminaron cayendo al vacío.

Datos que hablan sobre sus vidas

Según estadísticas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en 2022 (ultimo año reportado) se registraron 226 víctimas directas de femicidio de los cuales el 59% fue perpetrado por la pareja o expareja.

Siete eran mujeres trans travestis y 14 eran niñas o adolescentes. Al menos 17 eran migrantes, 11 estaban en situación de consumo de drogas, 9 en situación de prostitución, 6 estaban embarazadas, 6 tenían problemáticas de salud mental, 5 pertenecían a pueblos originarios, 3 tenían alguna discapacidad y 3 vivían en situación de calle. 33 de ellas estaban desaparecidas, según datos oficiales del Poder Judicial de la Nación.

En lo que va de 2024, del 1 de enero al 29 de febrero, hubo 45 femicidios en el país y 32 intentos de femicidio solo en febrero, según el Observatorio Ahora que si nos ven. Una muerta cada 29 horas. Ocho de las víctimas habían realizado al menos una denuncia y 4 tenían medidas de protección. Uno de los 45, ocurrió en Río Negro.