Familia Rosa: de las vaquitas se aprovecha todo
Eran ocho hermanos que se dedicaron a la cría de ganado. De exitosos carniceros pasaron a ser los primeros en elaborar jabón y lejía en la ciudad de Neuquén.
No fue la Vieytes, fue la de los Rosa. Fue la primera jabonería que tuvo la capital de Neuquén.
Perteneció a los hermanos Rosas, que llegaron a la estos territorios en 1909. Primero lo hicieron José y Francisco y un año después, arribaron Pascual, Fausto, Ricardo, Laurentino, Justo y Nicolás.
Según los documentos que se guardan el Archivo Histórico Municipal, cuando pisaron suelo neuquino, José y Francisco trajeron consigo dos carromatos, de cuatro ruedas, animales, alambres, chapas y herramientas para trabajador la tierra. Adquirieron tierras en la zona de China Muerta y se dedicaron a la cría de ganado, convirtiéndose diez años después, en el primer abastecedor de carnes de la época.
El negocio rápidamente y los hermanos ampliaron sus actividades comerciales. La primera decisión fue abrir una carnicería en el Bajo de Neuquén, donde vendían los animales que ellos mismas faenaban. En ese mismo lugar instalaron además, la primera cámara frigorífica del Territorio del Neuquén.
De las actividades ganaderas, todo se aprovechaba y es por esto lo que Los Rosa resolvieron dedicarse a la fabrica de jabón con la grasa animal que descartaban en las faenas.
Adquirieron la quinta 37 del hoy barrio Belgrano, donde instalaron la primera fábrica de jabón y lejía, a la que bautizaron La Jabonería. Comenzó a funcionar en 1924. En la chacra que había pertenecido al terrateniente Casimiro Gómez, los hermanos construyeron un galpón donde elaboraban los materiales de limpieza.
En el mismo predio tenían dos piletones para saladero de cueros y otro galpón donde almacenaban pasto, maíz y otros granos. Además, se dedicaban a la fabricación de chacinados, la sangre juntada en las faenas de los animales se aprovechaba para la elaboración de morcillas. Es así como los hermanos Rosa aprovechaban cada parte de sus animales.
La familia Rosa fue próspera y multirubro. Según los registros históricos, en 1919 contaban con 223 vacas, 140 ovejas, 160 cabras y 92 yeguarizos. Su carnicería del Bajo vendía un promedio de 900 kilos de carne por día.
La primera vivienda familiar estaba ubicada en la actual calle San Luis al 200. En esa zona abrieron además un bazar. En 1932 construyeron el famoso chalet de calle Richieri, donde vivió José Rosa y su esposa Celina. Hoy la edificación es patrimonio histórico de la ciudad.
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