Explosión en la refinería de NAO: la planta tenía «una precaria y artesanal red contra incendios»
Hay siete imputados por los delitos de estrago doloso y de estrago culposo, en calidad de autores. El gerente de NAO también quedó involucrado. En la audiencia se expusieron las graves irregularidades que tenía la planta ubicada en Plaza Huincul.
Un cúmulo de irregularidades confluyó en la explosión e incendio de la refinería de New American Oil (NAO) que arrojó como saldo tres operarios muertos: Fernando Jara, Gonzalo Molina y Víctor Herrera. Así se conoció ayer en la audiencia de formulación de cargos en la que siete personas que cumplían distintas funciones vinculadas a la planta fueron acusadas. Se les atribuyeron los delitos de estrago doloso y de estrago culposo, en calidad de autores. Se dispuso un plazo de un año para la investigación.
Durante cuatro horas, las familias de las víctimas escucharon una a una las acusaciones que la fiscal jefa Sandra González Taboada junto a la fiscal del caso Ana Mathieu describieron ante el juez de garantías, Raúl Aufranc.
Los acusados fueron siete, cinco de ellos por el delito más grave que es el de estrago doloso agravado: a Guido Torti, el jefe de planta; Silvio Fabián Saibene, el jefe de mantenimiento; Gimena Brillo y Natalia González, responsable y encargada de Seguridad e Higiene; y el auditor externo Alfredo Eduardo Novaro.
Por otro lado, se acusó por el delito de estrago culposo agravado a Rodrigo Germán Arias, gerente general de NAO y a Ángel Obreque, jefe de producción.
La querella, a través de Mario Díaz, Joaquín Imaz y Leila Salazar adhirieron al planteo fiscal.
González Taboada describió ante el juez qué ocurrió esa madrugada del 22 septiembre de 2022 cuando los empleados Herrera, Molina y Jara cumplían el turno noche en la planta, mientras que como vigilador lo hacía Juan Pablo Narambuena, quien resultó con heridas.
En el repaso de lo ocurrido, la fiscal situó el siniestro en el tanque 205 que dos días antes de la explosión había sido llenado con fuel oil: 56.000 litros aproximadamente y el 60% de la carga total. El producto ingresó a 190 grados centígrados. Al día siguiente, se enviaron al tanque unos 37.000 litros de solvente ultraliviano (un 40% aproximadamente), se lo dejó listo para recircular y fue esa tarea la que “intentaron hacer las víctimas”, refirió la fiscal.
Aquí, la acusación describió que no se esperó el tiempo de enfriamiento exigido para el fuel oil, mínimo de 48 horas y, sin embargo, se le sumó el otro producto.
Uno de los momentos que causó más atención entre las familias -que estaban repartidas entre la sala principal y una auxiliar- fue escuchar que, cuando se hacía la recirculación, “se colocaba un trapo en la boca de medición y un ladrillo para amortiguar el golpeteo que realizaba la tapa al subir y bajar por acción de la presión interna”, que generan los vapores al calentarse.
Fue en ese momento que “se escucha un zumbido ensordecedor que se va tornando más fuerte, se tiñe todo de negro, se prende fuego, se produce la explosión y la muerte instantánea de tres personas que intentaron dirigirse a esta precaria y artesanal red contra incendios”.
¿Qué generó la explosión? Fue la pregunta y la parte acusadora indicó que la nube de vapores que hubo tras el fuerte zumbido tomó contacto con un artefacto eléctrico que estaba en la sala de control. Este área estaba irregularmente situada a 15 metros (menos de la distancia exigida).
La “inflamación” en su retroceso produjo la explosión del tanque y la voladura del techo. Los tres operarios fueron a la sala de bombas que tenía una “artesanal y precaria red contra incendios” y fue allí cuando Herrera, Molina y Jara quedaron atrapados en esa “bola de fuego”, como se apuntó.
Instalaciones inadecuadas y sin equipos de medición
En NAO se producían derivados de hidrocarburos, entre ellos el RECON, que es el Petróleo Reconstruido, pero según la fiscalía no tenía un procedimiento estandarizado ni uniforme pese a que esta actividad está legislada y regulada. Los equipos no eran los adecuados, no contaban con mantenimiento y las instalaciones era inadecuadas: “faltaban tapas, tornillos, el sistema eléctrico era deficiente, la red anti incendios no estaba en condiciones”.
Antes del incendio del 22 de septiembre hubo un paro de planta. Para la fiscalía, se hicieron modificaciones en la zona de hornos y se priorizó el volumen de producción y las ventas “sobre el peligro para la seguridad pública”.
Otro de los puntos resultados fueron que en el tanque 205 -como en el 206- no contaban con válvulas de presión y vacío, que son la exigidas y que permitiría evacuar vapores, en el caso de producirse.
La ausencia de equipos de medición y control de productos, que obligaba a los operarios a hacerlo “a ojímetro” o con rudimentarios instrumentos; la falta de un plan de seguridad; de capacitación del personal; sin protocolos, llevaron a un camino que podría haberse evitado.
Las acusaciones -según los puestos en que se desempeñaban los cinco imputados- fueron por omisión. Es decir, teniendo conocimiento de cuáles eran las condiciones en las que estaba la planta, los equipos, las instalaciones, no obraron para evitar que sucediera la explosión. O no adoptaron las medidas necesarias para que se repare o readecúe el funcionamiento.
El defensor de los siete acusados, Juan Coto, se opuso a la formulación de cargos. El juez Aufranc hizo un cuarto intermedio de media hora y anunció la aceptación de la imputación, el inicio de la investigación y tomó la solicitud fiscal para que sea declarada una causa compleja cuyo plazo es de un año.
“Un gran paso”, dijeron familiares
Afuera del edificio en el que se realizó ayer la audiencia de cargos contra los siete imputados por la explosión en NAO hubo un grupo de vecinos y organizaciones sociales y políticas que acompañaron a las familias Herrera, Molina y Jara.
Una de las hijas de Víctor Herrera, al término de la audiencia, refirió como “un gran paso” el dado ayer.
“Varias cosas que se escucharon hoy, duelen. Dos personas no estaban en el lugar, o sea en la empresa, pero las otras sí y no se entiende cómo dejaron morir a sus tres compañeros”, planteó.
Laura Herrera había dicho esta semana, previo a la audiencia, que su padre y otros trabajadores ya habían denunciado falencias en las condiciones de seguridad y recordó un hecho anterior que “gracias a un viento en contra” no se transformó en un incendio.
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