Esquina Libertad, una cooperativa de trabajo que impulsa los proyectos de vida de las personas en contexto de encierro

Los deseos de reconstruir una vida fuera de la cárcel no siempre encuentran las condiciones materiales para garantizar una reinserción social lejos del delito. Ante esta situación, la Cooperativa Esquina Libertad prioriza darles trabajo a personas detenidas, liberadas y a sus familias. Además, ofrece talleres de formación en oficios, espacios de asesoría y contención social.

La Cooperativa Esquina Libertad desarrolla distintos espacios productivos y de formación (principalmente en el rubro del diseño editorial) de los que participan personas detenidas, liberadas y familiares. Pero más allá de estas actividades, el proyecto promueve la reconstrucción de los lazos sociales de quienes fueron expulsados del sistema. La tarea de repensar los proyectos de vida de las personas privadas de la libertad se hace tanto dentro como fuera de las unidades penitenciarias. En otras palabras, el trabajo es mucho más amplio que transmitir el conocimiento necesario para llevar adelante una tarea específica, como encuadernar un libro o serigrafiar una remera.

El proyecto nació en 2010, en un taller de comunicación que se dictaba en el Centro Universitario de la Cárcel de Devoto. Ayelén Stroker, presidenta de la cooperativa, fue parte de esa célula que se multiplicó hasta la conformación actual que emplea a más de 40 personas, entre privadas de la libertad y familiares, y funciona en un enorme galpón ubicado en Villa Crespo. Ahí, conviven espacios productivos y de cuidado, como el rincón de niñez, pensado para contener a los hijos e hijas de quienes transitan sus jornadas de trabajo.

Integrantes de la Cooperativa Esquina Libertad (Imagen: Gentileza Esquina Libertad Producciones. Intervenido por Marisol Echarri).

Si bien el régimen penitenciario argentino contempla el acceso a la educación de los niveles obligatorios, la atención a las necesidades psicofísicas, el sostén de los vínculos familiares y el desarrollo de las actividades laborales, en la práctica estas premisas se topan con todo tipo de barreras.

“La idea de la cooperativa surgió de compartir y caracterizar la situación laboral en contexto de encierro, la dificultad del acceso al trabajo y cómo eso se traduce a la hora de la salida”, cuenta Stroker, una de las fundadoras de Esquina Libertad. Aunque en algunos casos las personas privadas de la libertad pueden acceder a diversas formaciones “muchas veces son oficios que no tienen una utilidad para pensar en el desarrollo laboral en el afuera”, apunta. Se trata de oficios como el armado de broches y muñequería. 

Además, a la hora de salir,“contar con antecedentes te deja afuera de todo el mercado laboral”, agrega la referenta de Esquina Libertad.

Ante ese panorama, e inspirados en las experiencias cooperativas de desocupados, el grupo trasladó la metodología de trabajo a las personas en contexto de encierro con el objetivo de construir una herramienta de inserción laboral desde antes de salir en libertad. Así, crearon un espacio de pertenencia y formación. Quienes participan de los talleres en los penales, luego pueden sumarse al taller productivo de Villa Crespo. “El 90 % de las personas que pasan por Esquina Libertad no reinciden”, comenta Stroker.

La comunicación plantó la semilla


En aquel grupo inicial en la cárcel de Devoto, las personas compartían las dificultades y los abusos que sufrían en las unidades penales. Y aunque originalmente buscaron la manera de contar sus experiencias y darle voz a un cuerpo históricamente relatado por otros, el universo de Esquina Libertad se expandió, principalmente, en el rubro editorial.

Actualmente, la cooperativa ofrece talleres gratuitos de encuadernación, serigrafía y fanzine tanto dentro como fuera de las unidades penitenciarias. En este segundo caso prioriza a personas que pasaron por la cárcel. También cuenta con espacios de asesoramiento para la conformación de cooperativas, comunicación para unidades productivas y consultorías de salud.

De los espacios de asesoría en cooperativismo surgieron proyectos de panadería, carpintería, de herrería, comunicación y diseño. El universo total de personas que interactúan con la organización en todas sus formas ronda las 300 personas.

Actualmente, Esquina Libertad tiene presencia en la Unidad 4 de mujeres y la Unidad 19 de Ezeiza, la Unidad 9 de La Plata, la Unidad 39 de Ituzaingó, la Unidad 19 de Saavedra (todas en provincia de Buenos Aires), y los penales de Viedma (Río Negro) y Devoto (Capital Federal).

Reunión en el galpón donde funciona Esquina Libertad. (Imagen: Gentileza Esquina Libertad Producciones. Intervenido por Marisol Echarri).

Cómo funcionan los talleres y las unidades productivas


El funcionamiento de los talleres dentro de las unidades penitenciarias incluye a un coordinador privado de su libertad que es miembro de la cooperativa. “Cada penal es un mundo y no son trasladables muchas de las cosas que suceden en un penal a otro, también a cada lugar que se llega hay que entender cómo es ese espacio, cómo trabajarlo”, aporta Stroker.

En algunos casos, hay proyectos productivos conformados 100 % por personas privadas de la libertad, porque desde Esquina Libertad entienden que es posible construir cooperativismo desde el momento de la detención y no es necesario esperar al preegreso —cuando ya tienen salidas transitorias— para iniciar ese camino.

Productos elaborados por la Cooperativa Esquina Libertad. (Imagen: Gentileza Esquina Libertad Producciones. Intervenido por Marisol Echarri).

También existen cooperativas conformadas por personas privadas de la libertad y sus familiares, aunque Ayelén comenta que ese tipo de experiencias son “las más difíciles de lograr”, por cuestiones de coordinación. “La mayoría de los casos son de adentro o afuera”, detalla.

El impulso de crear lazos cooperativos implica mucho más que la cuestión laboral, sino que también se piensa como un dispositivo de inclusión. “Para nosotros el cooperativismo representa los principios de la inclusión social”, asegura Stroker.

Productos elaborados por la Cooperativa Esquina Libertad. (Imagen: Gentileza Esquina Libertad Producciones. Intervenido por Marisol Echarri).

El desafío de reconstruir los lazos sociales


Yackelyn (29 años), trabajadora de Esquina Libertad y estudiante de Derecho, tuvo su primer contacto con la cooperativa unos meses antes de la cuarentena por la pandemia de coronavirus. “En ese momento hacíamos producción de barbijos y alcohol, después me integré en el área de encuadernación”, recuerda de aquellos primeros momentos.

“Yo recién salía de detenida y no sabía a dónde ir, o dónde conseguir trabajo sin que te pidieran antecedentes, pero acá me recibieron y fue como una segunda familia, me gustó mucho esa unión del cooperativismo”, agrega.

Aunque ahora se maneja con soltura en el oficio, reconoce que no siempre fue así. Primero participó de los talleres de formación y poco a poco ganó confianza en las distintas tareas que le encomendaron. De todas maneras, reconoce que sigue aprendiendo de sus compañeros.

“Está bueno saber un poco del oficio de la otra área productiva, en el día a día vamos viendo las dificultades que hay, armamos reuniones de equipo para organizar el trabajo y compartir la información, todos opinamos y llegamos a una conclusión”, asegura la mujer con una sonrisa dibujada en su cara.

Inflación: la nueva batalla


La disparada inflacionaria, que en los últimos tres meses acumuló un 71,33 %, no perdona a ningún sector productivo. En ese sentido, Stroker subraya que el derrumbe fue “abrumador”, con caídas en las ventas y aumentos siderales en los precios de los insumos. También, cambió la forma de vender. 

“Veníamos haciendo trabajos más grandes para algunas empresas y volvimos a la venta minorista. Eso también afecta la forma de organizar el trabajo, no es fácil modificar toda esa dinámica. Ahora es más ir uno a uno y contar las monedas como en el kiosco”, apunta.

A esto se sumó el cese del Programa de Trabajo Autogestivo, un aporte estatal que recibían los integrantes de la organización con el Gobierno anterior.

A pesar de las dificultades, ni Ayelén ni los demás trabajadores pierden las esperanzas. “Vamos a seguir unidos, espalda con espalda, afrontando esta situación, nadie se suelta de nadie. Confiamos en la red que hemos construido, esa gran red social que siempre nos sacó del agua en los peores momentos”, asegura.

Precisamente, porque Esquina Libertad es más que un espacio de trabajo, es un espacio de pertenencia, contención y acompañamiento. 

“Esquina Libertad es poder transformar y compartir desde la sinceridad lo que nos pasa y pensar estrategias colectivas para pensar situaciones difíciles, liberarnos mentalmente de los barrotes de la cárcel y transitar libertades desde una lógica no estigmatizante”, comenta con firmeza Stroker. Y cierra: “Tenemos la necesidad de resignificarnos y volvernos sujetos de derecho”.


Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones, una alianza entre Río Negro y RED/ACCIÓN.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.



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