Escuela pospandemia: el desafío de nuevos rumbos en Neuquén
El Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales (Ipehcs-Conicet-Unco) realizó una investigación sobre la educación virtual. Lo que fue y lo que se piensa para el futuro.
La pandemia por el Covid-19 dejó grandes secuelas en la educación, ya conocidas por todos. Mientras docentes, directivos, familias y autoridades se disponían a rearmar y hacer funcionar una nueva escuela virtual, surgieron también inquietudes y necesidades de mirar para adelante y la pregunta fue: ¿Cómo será la educación pospandemia? Y fue allí que se planteó que al regreso a “la normalidad”, a la escuela presencial, tal vez sería necesario pensar en modificaciones en el proceso enseñanza-aprendizaje para los años por venir. Ya ningún integrante de las comunidades educativas es el mismo que fue. El proceso tampoco.
Investigadores del Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales (Ipehcs-Conicet-UNCo) realizó un estudio para determinar cómo vivieron directores de escuelas, alumnos de los niveles primario y secundario y sus familias “la escuela en casa”. Se entrevistaron con 52 directivos, 923 estudiantes de segundo y último año del secundario y 517 familias de niños de tercer y sexto grado del primario de las zonas Confluencia, Norte, Centro y Sur de la provincia de Neuquén. El período de análisis fue el segundo semestre de 2020.
Las conclusiones se publicaron en la serie Cuadernos, con el título “La educación neuquina en pandemia: voces y experiencias”, disponible en formato digital.
“Pensamos la escuela como un sistema de prácticas que se caracteriza por ser repetido y repetible, que posee una historia y una significación sedimentada, de allí que adquiere peso, fuerza y valor suficiente para producir efectos. Ese sistema de prácticas ha quedado jaqueado. Por lo tanto, los sentidos también han quedado jaqueados. Cuando esto nos sucede, adviene la angustia, el desconcierto, pero también es una oportunidad para construir nuevos sentidos, para desembarazarnos de aquellos petrificados y obstaculizantes”, escribió en las conclusiones finales del estudio, Soledad Vercellino.
Para llegar a eso fueron clave los testimonios de los entrevistados. Los directores y directoras entrevistadas coincidieron en palabras claves para describir el proceso:desafío, multifuncionalidad, reinvención. Debieron sostener tareas de capacitación para docentes sobre la nueva modalidad, rearmar el plantel docente y contenerlo emocionalmente, contactar familias vulnerables y asistirlas, reformular contenidos pedagógicos y hasta responder a pregunta como ¿Cómo evaluar el proceso de aprendizaje de los alumnos en la virtualidad? Y lo hicieron en soledad. “Hemos estado solos, no hubo acompañamiento de ningún organismo provincial. Solo un compromiso de los docentes que creen que la escuela pública es un derecho”, dijo un director de la zona Norte. La falta de normativas claras por parte del Consejo Provincial de Educación también fue un punto que complejizó el proceso.
“También indicaron que la educación en este contexto abrió las puertas a la reflexión acerca de los sentidos de la escuela y a las posibilidades de su transformación”, plasmaron las investigadoras.
Los docentes de aulas plantearon que para diseñar sus propuestas didácticas, profundizaron su conocimiento respecto de los intereses de los estudiantes, el acceso a recursos para estudiar en el hogar, las necesidades de aprendizaje y los acompañamientos familiares disponibles. “Pudimos encontrar que los docentes de ambos niveles en pandemia se replantearon las preguntas de la didáctica ¿para qué, qué y cómo enseñar?, destacando frente a la búsqueda de respuesta, la necesidad de revisar, ajustar, jerarquizar y priorizar los saberes a enseñar, habilitando así discusiones curriculares en los equipos docentes de las distintas instituciones escolares”, se registra en la investigación.
El poner la atención más en las individualidades de cada estudiante es una cuestión que en la presencialidad no se tenía en cuenta, excepto algunos casos particulares. Luego de la pandemia, habrá que pensar si para definir el proceso enseñanza-aprendizaje de nuevo en presencialidad, no es necesario hacer foco más fuertemente en este aspecto.
Las investigadoras del estudio determinaron que “en el marco de la pandemia los docentes diseñaron y llevaron adelante prácticas de enseñanza, e incluso de evaluación, novedosas”. Este fue un punto que destacó la mayoría de estudiantes y familias consultadas.
“Al ser consultados sobre alguna actividad escolar interesante durante la pandemia, los estudiantes (secundarios) destacaron aquellas que resultaron ser propuestas creativas y novedosas, posibles de aplicarse en contextos reales, que les posibilitaron expresarse e invitaron a la interacción con otros”, fue una de las conclusiones, aunque también se determinó que los alumnos manifestaron que muchas tareas eran muy extensas y las consignas de difícil comprensión.
Las familias con hijos en la escuela primaria coincidieron con esto. “Ante la pregunta ¿Cómo les resultan a los niños las actividades? el 73% destaca un sentido positivo, refiriendo que son entretenidas, interesantes, creativas”.
Algo bueno quedó: reforzar los vínculos emocionales
La escuela, el proceso enseñanza-aprendizaje siempre estuvo en constante movimiento y sujeto a cambios permanentes. Pero nunca tan intempestivamente como durante el año y medio que duraron las medidas de aislamiento por la pandemia del Covid-19.
Sus actores principales se reinventaron en una perinola en la que dieron mucho más de lo que recibieron. Y no salieron indemnes de eso. Nadie pudo.
Sin embargo, hoy están en las aulas, en un cara a cara. El desafío hoy es recuperar la “vieja” escuela y reforzar aquellas pequeñas cosas que nos dejó la virtualidad.
Las opiniones de cómo quedó el sistema educativo luego del azote del Covid-19 son variadas. Pero es necesario rescatar algo que es y fue importante: el refuerzo de los vínculos entre docentes y alumnos.
“Las voces de los estudiantes muestran que la suspensión de la presencialidad dejó en evidencia que la educación no se reduce al envió de tareas escolares a ser simplemente ejecutadas por ellos, sino que educar supone la construcción de un vínculo pedagógico entre docentes y estudiantes en el cual el conocimiento tiene un lugar importante y el saber se construye como el espacio emocional, psíquico y social al partir del cual se produce el vínculo, se posibilita el conocimiento y la construcción misma de seres humanos”, se expresa en uno de los apartados del Cuaderno “La educación neuquina en pandemia: voces y experiencias”.
La cosa va por ahí. Reforzar los vínculos para rearmar la escuela presencial que fue duramente afectada en pandemia.
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