Es flautista, enseña con un método revolucionario y lleva su trabajo desde Neuquén a un evento mundial

Fernando Formigo fue el primer egresado en flauta de la Escuela de Música de Neuquén.

Fernando Formigo, es flautista y docente neuquino y fue seleccionado junto a tres profesores de Sudamérica para exponer en la NFA (National Flute Association), el evento internacional más importante del mundo de la flauta. Este reconocimiento es el resultado de décadas de estudio y enseñanza del método Suzuki en Neuquén y de la pasión que día a día lo impulsa a llevar su música a distintas partes del mundo: «La sensación de transmitir la emoción a través de la música es indescriptible».

Fernando Formigo nació en La Plata, pero cuando era un niño su familia decidió venirse a la Patagonia y se instaló en El Huecú, un pequeño pueblo del norte de Neuquén. Creció en una casa donde los sonidos nunca faltaban: su mamá ponía discos, sus hermanos mayores traían canciones de todos los géneros y él, entre tanta diversidad, encontró su propio camino cuando el sonido de la flauta lo cautivó.

«Empecé a tocar vientos andinos cuando hice el secundario. Después, cuando me mudé a Neuquén en los años 90, decidí que la música era lo que realmente quería hacer«, recordó.

Fue el primer egresado en flauta de la Escuela de Música de Neuquén y, desde entonces, su carrera no dejó de crecer. Se capacitó en distintas metodologías hasta que encontró en el método Suzuki, una herramienta pedagógica que cambiaría su manera de enseñar.

«El método Suzuki es una pedagogía japonesa que enseña la música como si fuera la lengua materna, a través de la repetición y el estímulo desde edades muy tempranas», explicó. Su primer contacto con esta técnica fue en Lima, Perú, donde comenzó a capacitarse en festivales internacionales.

«Allá conocí a profesores y profesoras increíbles. Me voló la cabeza ver cómo los chicos aprendían de forma natural, como si estuvieran aprendiendo a hablar», contó.

En su regreso, Formigo implementó esta metodología en la Escuela de Música de San Martín de los Andes, donde vive desde hace años. «En 2015 organizamos el primer festival Suzuki de flauta de la Patagonia, y de ahí en adelante hicimos cinco festivales internacionales», contó.

«Armamos una orquesta de 40 chicos y chicas de toda Sudamérica. Fue impresionante ver cómo San Martín de los Andes se convirtió en un referente del método«, expresó. La iniciativa creció tanto que en las revistas especializadas de Suzuki ya se habla de la localidad como un núcleo clave para la formación en flauta.

Su dedicación lo llevó a viajar por el mundo para seguir perfeccionándose. «Me fui a capacitar a Estados Unidos, a Canadá y a varios otros países para aprender de los mejores y traer ese conocimiento acá», comentó.

La NFA (National Flute Association) no estaba muy lejos: en 2016 viajó a Minneapolis solo como espectador. «Me acuerdo de que era impresionante. Un evento gigante donde estaban todas las figuras que uno ve en los libros y en los conciertos«. Este año, sin embargo, su rol será distinto: fue invitado como expositor para presentar sus arreglos adaptados para estudiantes del método Suzuki.

«Voy a presentar arreglos que son de música popular, pero adaptados para diferentes dificultades que se les presentan a los chicos cuando empiezan a estudiar». Su exposición será el 15 de agosto en Atlanta, Georgia y la emoción ya se siente.

A pesar de esto, y más allá de los viajes y los logros internacionales, Formigo siempre vuelve a su vocación: enseñar. «La enseñanza es algo hermoso. Cuando alguien se acerca con el deseo de aprender y uno poder acompañar ese proceso, es mágico«, manifestó. Y aseguró que más aún cuando con el tiempo ese alumno o alumna se convierte en colega. En San Martín de los Andes, muchos de sus exalumnos hoy son docentes y trabajan a su lado.

«La flauta para mí es una extensión del cuerpo. Es el aire, que es lo esencial para la vida. Y también es una manera de transmitir emociones», reflexionó. «Cuando tocamos para alguien, la sensación de transmitir la emoción a través de la música es indescriptible».

Con su próximo viaje a la NFA, Formigo no solo llevará su flauta, sino también el espíritu de la enseñanza que ha marcado su vida.


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