Érase una vez la Vieja Terminal de Neuquén: partir de vacaciones, llegar con un sueño
En pleno centro, generó un universo propio y en movimiento las 24 horas, con lo lindo y también lo feo. Este 2025 se cumplen 45 años de su apertura.
“Inaugurada en el año 1980, estaba ubicada sobre la calle Mitre, entre Corrientes y Río Negro”, afirmó el Archivo Histórico capitalino, para hablar de la Vieja Terminal de Neuquén. Fue protagonista de la vida en “El Bajo” por 25 años y dejó mucho para recordar.
La antigua puerta de entrada a Neuquén
Según ese mismo repaso, “fue construida para reemplazar a una más pequeña que funcionaba sobre la ruta 22 y que no respondía al tránsito creciente de los micros”. Este 2025 se cumplen 45 años de su apertura y 20 de su desmantelamiento, pero para que los más jóvenes se ubiquen, sus instalaciones cubrían lo que hoy es terreno parquizado junto a la calesita, los juegos infantiles y el Paseo “Malvinas Argentinas”. Sus dársenas daban a la calle, donde todavía para el servicio local. Más al este, con el tiempo llegarían el Cenotafio a los Caídos en Malvinas, justamente, y hacia la esquina con Tierra Del Fuego, el Museo Nacional de Bellas Artes.
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Vecina de la Estación del Ferrocarril, punto neurálgico ya desde 1902 con el arribo del primer tren, la antigua terminal de ómnibus vino a sumar movimiento a una zona del ejido que desde siempre fue testigo de la vida de miles de personas. Para hacer memoria, el intercambio de comentarios en grupos de Facebook como “Neuquén en el Ayer” y “Neuquén en el Tiempo” sirve para orientar la reconstrucción, cuando los más memoriosos hablan de la primera actividad que se registró allí: el descenso de animales que eran transportados en el tren.
“En ese lugar estaban los corrales donde bajaban las vacas que venían en tren desde la Pampa Húmeda y que desde ahí eran arreadas por personas a caballo, por Mitre hasta Bahía Blanca y por Bahía Blanca hasta el Matadero Municipal, que estaba en Richieri y Bahía Blanca, chacra 35”, dijo un usuario con precisión, inspirando a imaginar un pasado que hoy sería bizarro.
Con los años llegaron los servicios de colectivo y las paradas o “bases” que cada empresa fue habilitando para la carga de encomiendas y el movimiento de pasajeros. Otro usuario de redes, Aldo Torino, enumeró algunas: “El Valle” estaba en San Luis y Ruta 22, “El Petróleo” en Mitre casi Santa Cruz, ambas con confitería. En esta última, se explicó, más tarde comenzarían a parar las firmas de larga distancia, como TUS, TAC y Chevallier, hasta que un 29 de septiembre de 1980, se unificaron en ese mismo edificio, de estructura metálica, sobre calle Mitre. Por allí también circularon unidades de Turismo Lanín, Centenario, Alto Valle, Koko, Gonzomar, Cono Sur, entre otras.
Si de nostalgia se trata, los recuerdos de los pasajeros en Facebook pintan íntegramente una rutina de otro tiempo. “Hasta ahí llegábamos con mi familia a la ‘ciudad grande’”, evocó por ejemplo Víctor Villegas, hoy radicado en esta capital provincial. Al ver las fotos que circulan aún hoy, se recordó a sí mismo “fascinado” por ver autos que en su ciudad no veía todavía, por “ver tanta gente en las veredas, caminar por el ‘Bajo’, luego cenar frente a la terminal, donde los mozos te invitaban a entrar cada cinco metros, hasta que llegaba la hora de tomar el colectivo y volvíamos con zapatillas y ropa nueva, o los útiles para el colegio (…) era fuente de trabajo para los vendedores de maní con chocolate, alfajores o los ‘sanguchitos’ de milanesa, caseritos, al grito de ‘¡calentito el sanguchito!’”, relató.
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Esos personajes, junto a taxistas, empleados de boletería, trabajadores de los bares, entre muchos otros, conformaban un universo con vida propia, apodos e historias. “Si habré caminado por esa terminal en mi época de policía”, dijo Rene Walter Maidana. “Recuerdo al «Flecha», el pibe que limpiaba los baños, también al que vendía cremas para los dolores, después había otro vendedor buscavidas y una mujer, que ofrecía junto a sus hijos alfajores y turrones, además de los changarines con los carritos, que se peleaban con “Peluquín”, el infaltable diariero, qué hermosa época”, aseguró.
De administración municipal, la Terminal también fue el punto de partida de muchas vacaciones y de regreso para aquellos que estudiaban afuera y que volvían al valle después de rendir los exámenes. Algo parecido ocurría con quienes hicieron el servicio militar y que allí se bajaban en cada franco o ya con la baja. Y como ocurre en todo espacio urbano que funciona las 24 horas, fue dormitorio de personas en situación de calle y de espera para los que habían perdido la última frecuencia de micro, después de una fiesta o algún recital.
Ya cerca de su desmantelamiento, en 2005, se había vuelto blanco de las críticas por la falta de limpieza en los baños y por la inseguridad en su predio. Por eso fue recibida con aplausos la decisión de habilitar la ETON (Estación Terminal de Ómnibus Neuquén), en Planas y Solalique, un nuevo espacio, si bien distante, pero que garantizó mejores condiciones para un servicio esencial.
Polémicas aparte, el recuerdo de la vieja parada céntrica sigue vivo y trayendo nuevas anécdotas al presente. “Fue parte de nuestra historia”, repiten las opiniones en Facebook y así quedará grabado en los que dieron allí un último abrazo de despedida o bien, iniciaron una nueva vida, en la tierra de la Confluencia.
“Inaugurada en el año 1980, estaba ubicada sobre la calle Mitre, entre Corrientes y Río Negro”, afirmó el Archivo Histórico capitalino, para hablar de la Vieja Terminal de Neuquén. Fue protagonista de la vida en “El Bajo” por 25 años y dejó mucho para recordar.
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