En una década, los glaciares de la región perdieron 10 metros de espesor
Los datos corresponden al inventario nacional de glaciares, que se realiza cada cinco años. A nivel mundial, se registra la mayor pérdida de masa de glaciares de los últimos 2.000 años.
Las combinaciones de inviernos secos con escasa acumulación de precipitaciones y veranos cada vez más calurosos, con constantes olas de calor que baten récords históricos, impactan de lleno en los cambios de masa de los glaciares de la región.
El pronóstico no es bueno. En los últimos 10 años, los glaciares perdieron casi 10 metros de espesor en promedio, según los datos del inventario nacional de glaciares que se realiza cada cinco años, a partir de la ley de Protección de Glaciares sancionada en 2010.
«En los últimos 10 años, los glaciares en Patagonia Norte perdieron masa a una velocidad más alta que en los 10 años anteriores. Este verano, todo parece indicar que será uno de los más calurosos pese a que el invierno fue nevador y la primavera fue fría. Si continúa esta tendencia habrá una pérdida de masa», evaluó Lucas Ruiz, investigador del Conicet y glaciólogo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).
Recalcó que, a nivel mundial, se atraviesan las décadas «de mayor velocidad en la pérdida de masa de glaciares de los últimos 2000 años».
Uno de los primeros estudios respecto al cambio de masa de los glaciares en la región patagónica se realizó en 2017. En la comparativa del año 2000 con 2012, el Tronador registraba una reducción de masa, aunque baja, en relación a otras regiones de la Patagonia.
A fines de los 80 y en los 90, en cambio, los glaciares tuvieron un retroceso más acentuado.
«Entre 2000 y 2010 los glaciares se acomodaron al clima de esos años (una vez que el glaciar responde al cambio de clima, se achica y logra un nuevo estado de equilibrio relativo). Sin embargo, después de 2010, hubo un fuerte cambio producto de la erupción del volcán Puyehue y Calbuco«, describió Ruiz.
La ceniza producto de las erupciones de los volcanes Cordón Caulle Puyehue y Calbuco generó un mayor derretimiento de los glaciares. «Hoy la ceniza sigue dando vuelta. El glaciar Alerce todavía está sucio con una fina capa de polvo. Eso hace que cada partícula absorba más calor. Entrega más calor al hielo y favorece el derretimiento», explicó.
«Pero además -acotó-, fueron años en los que los glaciares tuvieron muy poca acumulación de nieve. En 2016 y 2021, la cantidad de nieve que cayó fue cercana a la mitad de lo que habitualmente suele nevar. De esta forma, el glaciar queda descubierto de nieve mucho tiempo antes, en la primavera».
Si bien el 2022 fue bueno en cuanto a precipitaciones níveas, el verano registró constantes olas de calor que favorecieron el derretimiento del glaciar. «El verano pasado fue el verano que más derretimiento registramos, superando el verano del 2017. Así como viene el 2024 con tanto calor y sin nevadas, el pronóstico no es auspicioso. Estos veranos calurosos hacen que glaciares pierdan mucha masa«, insistió.
«Los 10 metros de espesor en promedio que perdieron los glaciares en los últimos diez años: ¿es mucho o poco?, ¿cómo se mide?», preguntó este diario. «Todo depende de qué glaciar estamos hablando. En Patagonia los glaciares son chicos, entonces es un número importante«, respondió.
Y agregó: «Se podría pensar en la pérdida de un metro por año. Sin embargo, el 80% de la pérdida de masa está concentrada en tres años donde se ha dado esta combinación de inviernos secos y veranos calurosos. Durante los veranos relativamente normales que, intercalan días de lluvia, los glaciares pierden poca masa».
Puso como ejemplo, el primer año de la pandemia cuando «el balance de masa fue cero. Los glacires no ganaron ni perdieron masa. Fue un año de equilibrio».
Más allá de ser un enorme atractivo turístico, los glaciares son reservas de agua. Permiten mitigar la sequías.
Pero de continuar este proceso, ¿los glaciares podrían llegar a desaparecer? «El tema es: ¿cuánto hielo tenemos para bancar lo que se viene? El volumen de hielo en el glaciar es un dato difícil de tener. Otro tema es la proyección climática: hoy nos muestra que la temperatura va a aumentar. Pero en Patagonia hay incertidumbre acerca de si la precipitación disminuirá o no. No todos los modelos muestran los mismo (sí en cuanto a la temperatura). Por eso, sabemos que los glaciares se van a achicar mucho más«, manifestó Ruiz.
La preocupación por la ley ómnibus
El proyecto de la ley ómnibus incluye modificaciones a varias leyes ambientales, entre ellas la Ley de Glaciares, sancionada en 2010. De esta forma, pretenden habilitar actividades económicas como la minera y petrolera en la zona periglacial.
«Hoy día, la ley de glaciares protege a los glaciares y al ambiente periglaciar como reserva de agua y atractivo turístico. La modificación acota la protección solo a los glaciares«, argumentó Ruiz.
Señaló que el ambiente periglaciar es regulador del recurso hídrico, funciona como reserva de agua y permite la recarga de las cuencas. «Cualquier actividad en la zona donde hay recarga de las cuencas es peligrosa. Estarían habilitando cualquier actividad contaminante en la zona donde se genera el agua de la cuenca», detalló.
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