En Ñorquinco ayudan a la naturaleza a recuperar un bosque
El Parque Lanín ya plantó 6.000 araucarias en un predio de 1.500 hectáreas que sufrieron un incendio en 2013. Además se aplica una estrategia de protección ecológica.
En Ñorquinco, Parque Nacional Lanin, donde en 2013 un incendio afectó 1500 hectáreas, se realizan tareas para restaurar la araucaria o pehuén (en lengua mapuche), una de las especies afectadas en ese sector por las llamas. En lo que va del año se plantaron 6 mil ejemplares. Además se realizan otras acciones de conservación.
El biólogo Javier Sanguinetti, que integra el Departamento de Conservación y Manejo del PNL explicó que los bosques de araucaria tienen una antigua historia evolutiva, cuyos orígenes se remontan a 300 millones de años atrás (ver recuadro).
Por el valor de conservación natural y cultural de estos bosques, desde hace 23 años el PNL implementa el programa Pewen, que tiene como fin generar información científica aplicada y propuestas de manejo del bosque con visión ecosistémica y desde una mirada intercultural con las comunidades mapuches que allí lo habitan.
Tras los incendios en Tromen en 2009 y en Ñorquinco en 2013, se incorporó al programa Pewen un proyecto de restauración ecológica con el objetivo de acelerar la recuperación de sitios dañados. Las llamas ocasionaron en esas áreas un 90% de mortalidad en especies como el pehuén, el coihue, el roble pellín y la lenga.
A partir de un análisis del daño provocado en cada incendio fue que en 2014 se planificó un proceso de restauración por etapas y a través de distintas técnicas. Entre ellas la protección con alambrados contra el ganado, la revegetación con plantas nativas o la siembra de piñones de araucaria a pie o desde el aire con helicóptero o avioneta.
El profesional describió que la araucaria es un árbol endémico, escaso y de distribución restringida a una porción pequeña de la cordillera de los Andes en Neuquén y su región vecina en Chile. Está presente entre ambos países en una zona de 400 mil hectáreas. “Pero si se cuenta solo la superficie que está la especie, sin otra vegetación, son solo 39 mil hectáreas netas de araucaria”, resaltó.
La Asociación Amigos de la Patagonia (AAP) aporta la ayuda de voluntarios y fondos para la producción de plantas en el vivero de la comunidad mapuche Aigo.
Para incrementar las acciones contra las amenazas del bosque, se trabaja en conjunto con el Consejo Zonal Pewence (que tiene seis comunidades mapuches del departamento Aluminé), la Corporación Interestadual Pulmarí (CIP), la asociación civil Propatagonia, la subsecretaría de Producción del Neuquén y el PNL. Están financiadas las tareas por la fundación Franklinia de Suiza y por los actores intervinientes.
“El proyecto financiado por Franklinia durará tres años y se prevé fortalecer la continuidad de las acciones conservacionistas de largo plazo a partir de fuentes de financiación estatal y de la sociedad civil trabajando mancomundamente”, indicó .
En 2021, en el sector incendiado de Ñorquinco, hubo una campaña de siembra de 30 kilos de piñones y se plantaron 1500 pehuenes. En lo que va de este año, se colocaron 6000 ejemplares, durante dos campañas en mayo de 2 a 3 días de duración cada una. Participación de 30 a 60 personas por campaña, aunando esfuerzos entre pobladores y recorredores mapuches, voluntarios convocados por la Asociación Amigos de la Patagonia, brigadistas provinciales y del PNL, o personal de la CIP. Para la primavera está previsto plantar 2000 más, por lo que se espera llegar a este año a 8000 plantas.
“No todas las plantas sobreviven. Depende en qué condición vino la planta del vivero, dónde se la coloca y cómo se la planta. Si se hizo bien el trabajo el 70% sobrevive”, precisó
Comentó que también están evaluando el proceso investigadores del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (inibioma), que indagan “si da lo mismo plantar en septiembre que en mayo y las plantas que mueren en qué condiciones estaban para entender un poco qué condiciones le provocan la mortandad”.
Tareas de conservación
Las acciones del programa Pewen no solo abarcan la restauración de especies afectadas por los incendios. Se trabaja en el manejo de la cosecha del piñón, en la evaluación de los impactos del ganado y de vertebrados exóticos invasores como el ciervo colorado, el jabalí o la liebre y el rol de la madera muerta para sostener la biodiversidad. Otras de las amenazas a los bosques de pewen son la invasión de pino contorta y los efectos de sequías prolongadas y olas de calor. Preocupan por su impacto “sobre el crecimiento y supervivencia de la vegetación “.
“Tiene muchos problemas de conservación la araucaria. Es un árbol que crece muy lento y las semillas son muy presionadas (hay una sobreexplotación por su cosecha) Si bien la especie está adaptada al fuego porque tiene una corteza gruesa y puede rebrotar, vemos que no está muy adaptada cuando los incendios son muy frecuentes o demasiado intensos.
Además con la sequía los incendios son muy intensos y matan muchos árboles”, explicó el biólogo.
“Tenemos estudiado cómo funciona el ecosistema cuando se queman. Normalmente con los bosques de araucaria lo que sucede es que empiezan a partirse los árboles muertos. No se cae completo el árbol como ocurre con la lenga por ejemplo, sino que corta los troncos más vulnerables con los fuertes vientos y se cae parte de la copa. Entonces en el campo se arman cordones naturales con esos troncos que se caen. Entonces vamos a recrear esa situación que pasa, acelerándola, o sea voltear algunos árboles muertos y formar esos cordones. Y ahí dentro vamos a colocar las plantas más vulnerables al ganado”, expresó Javier Sanguinetti.
“Lamentablemente no hay en esa zona afectada árboles semilleros, por eso hay que intervenir”, indicó
En el incendio el roble pellin fue otra de las especies afectadas, y hay solo 18 mil hectáreas de bosques de esta especie en Argentina y 15 mil están dentro del PNL.
Lugares amenazados
El origen de los bosques de araucaria viene de 300 millones de años. Contienen especies de flora y fauna únicas, algunas amenazadas. “El funcionamiento del ecosistema y de toda la vida que depende del pehuén está íntimamente ligada a las fluctuaciones en la producción de sus semillas. Son bosques emblemáticos y de un valor estético y paisajístico destacados, representan un símbolo de un rincon pequeño de la Cordillera de los Andes y le da identidad al pueblo pehuenche que evolucionó con ellos en estrecha co-dependencia”, destacó el biólogo del PNL.
Se han desarrollado prácticas, conocimientos y creencias asociadas a estos bosques. “La conservación futura de estos valores naturales y culturales depende de la valoración y cuidado que como ciudadanos le demos al pehuén y a todo el ecosistema”, sostuvo.
Es una planta longeva, puede vivir más de 1100 años. Javier Sanguinetti amplió que es de
crecimiento lento y “su capacidad reproductiva y de dispersión de sus semillas es menor comparada con las especies con las cuales compite”.
Comentarios