El viejo almacén de Roca que Modesto San Nicolás prestó para una película en los ’80

En el edificio, que sigue en pie en Colonia Fátima, se realizaron escenas de la película Gerónima. Su dueño, Modesto San Nicolás (88 años), contó su historia.

Se remonta a mediados del ’70, en el ámbito rural de la hoy denominada Colonia Fátima, ex Colonia Rusa.

Modesto San Nicolás (propietario y de 88 años) cuenta que la edificación de esta estructura de unos cuatro metros cuadrados con salón atrás, de similares medidas, fue un proyecto familiar.

El inmueble guarda mil y un anécdotas; por su mostrador circularon cientos de trabajadores golondrinas de la cosecha y vecinos del lugar o al paso. Su entorno e interior expresa un testimonio excepcional de la presencia del hombre a través de los años en una zona rural como fue la denominada Colonia Rusa, de gran riqueza frutícola.

Un día este viejo almacén, que aún conserva su cartelería de chapa con tipografía a mano, le abrió las puertas al cine (leer recuadro). Y así lo recuerda don Modesto San Nicolás.

Las puertas del viejo almacén se abrieron para recordar. foto Gino Avoledo

“Yo no vi la película, pero recuerdo cuando la filmaron. Andaba el de la tele, don Patricio Contreras y hasta pasó al baño del fondo -campero digamos- sin ningún tipo de problemas. Y se tomó unos vinos acá, lo disfrutó. Mi señora (Delfina Gabba) fue al cine a ver la película y me decía que se escuchaba en la sala “ese es el almacén de San Nicolás”.

Luisa Calcumil en el protagónico de Gerónima, saliendo del almacén de Modesto San Nicolás, año 1986. Foto archivo.

Hoy en pié, pero sin atención al público. Hace siete años bajó sus persianas.

Fue construido a medidos del 70 y sirvió de ingreso económico a una familia chacarera de pura cepa.

“Yo nací en el año 1933 en el Pueblo Viejo, me crié por ahí cerquita de la Laguna de Parra, y en el 46 ya estábamos acá. Son cinco hectáreas que primero fueron plantación de tomate, después viñeros, alfalfa y hoy están así como las ves (nostálgico). Mi padre supo tener hornos de ladrillos y este almacén se construyó con ladrillos de mano propia; creo que uno de los Muñoz (Colonia Fátima) fue el que se acercó a pedir el lugar para hacer las escenas de la película”, viajó en el tiempo Modesto San Nicolás.

El almacén de la familia San Nicolas fue servicio para los rurales de Colonia Rusa. Hoy, conserva su fachada. Foto Gino Avoledo

“Pero venga que lo vamos abrir, venga y le cuento más”, invitó a LA COMUNA con enorme predisposición.

Y en el trayecto al viejo almacén pasamos por un tinglado rural; algunas gallinas al costado y unos chanchos en el fondo. Pero lo que luce es un camioncito Ford del 1929 (reliquia).

Este me hizo ganar plata (exclamación). Llevaba uva a la Bodega Buglioni (de J.J. Gómez); también fui obrero en el hospital en los años 50 y con este camioncito también llevamos los ladrillos que salían del horno de mi padre para levantar el Galpón Fagro de la ruta 22. Mire si no me hizo ganarme la vida; el otro día con don Gómez (por “Joselo”) lo pusimos en marcha”.

1933 nació Modesto San Nicolás; de Pueblo Viejo emigró a la entonces Colonia Rusa -en el año 1946-

Modesto San Nicolás siguió contado del pasado y de los grandes recuerdos que le entregó este viejo almacén, que entre sauces y álamos resiste a la urbanización.

Fueron tiempos de focos de 25 watts desafiando heladas y largos días de verano; de libretas y lápiz, balanzas de agujas y una heladera Siam -doble puerta-. El almacén de don San Nicolás fue -el de los artículos necesarios para la diaria- historia rural y cine.

En el interior del almacén todavía permanecen objetos de los años ‘70 y ‘80. Foto Gino Avoledo

La película Gerónima (1986). Luisa Calcumil, actriz principal


El director Raúl Alberto Tosso se pone detrás de las cámaras para llevar al cine la vida de una mujer más real que otra cualquiera: Gerónima Sande.

Conforman el elenco de actores Luisa Calcumil, Patricio Contreras, Mario Luciani y Ernesto Michel, entre otros (hermanos Muñoz de Colonia Fátima).

Estos sucesos tuvieron lugar en nuestro país en el año 1976. En Trapalco, un lugar aislado y casi deshabitado de la provincia de Río Negro, donde vivía una indígena mapuche llamada Gerónima con sus cuatro hijos: Paulino, Floriano, Eliseo y Emiliana. Vivían en una casita muy pobre, con piso de tierra, por donde entraban el agua y la nieve. Dormían en el piso, tenían poco abrigo, comían lo que podían (algún animalito que lograban cazar) y no recibían ninguna atención médica.

Un día, puntualmente el 12 de agosto de 1976, llegó una patrulla policial y se llevó a Gerónima y a sus hijos a un hospital de General Roca. La intención era buena: no podían continuar viviendo así, necesitaban ayuda, necesitaban buena alimentación y cuidados médicos.

Sin embargo, nadie le preguntó a Gerónima si quería irse de allí. En el hospital, Gerónima fue separada de sus hijos pues los chicos debían ser atendidos en otro pabellón. Los días pasaban y Gerónima no se adaptaba: dormía en el piso, no usaba los baños (salía sin que la vieran a hacer sus necesidades fuera del hospital), y empezó a desesperarse porque no podía estar con sus hijos. Lloró mucho, sufrió una crisis depresiva y se negó a ingerir alimentos. Vio cómo vacunaban a sus hijos y cómo éstos iban y venían custodiados siempre por un señor vestido de blanco.

Pero, al poco tiempo, su hija Emiliana también comenzó a rechazar la alimentación y perdió peso. Para sopesar el caso, el 12 de septiembre se reunieron los médicos clínicos, los pediatras y el psiquiatra, y el resultado fue que éstos decidieron «respetar la voluntad» del grupo familiar y reintegrarlo a su medio habitual. La institución de salud les dio entonces el alta. Una frase de Gerónima, dicha en el hospital, sintetiza este drama: «No quiero que me den una mano, quiero que me saquen las manos de encima».

Pero la historia no termina aquí, el 15 de noviembre de 1976 Gerónima y sus cuatro hijos reingresaron al hospital. Los chicos estaban gravemente enfermos: Paulino, Emiliana y Floriano murieron por haber contraído «coqueluche» durante la internación anterior. Eliseo también ingresó con coqueluche pero lograron salvarlo. En cambio, su madre enloqueció.

Esta terrible historia fue dada a conocer por el doctor Jorge Pellegrini, el psiquiatra que atendió a Gerónima durante su internación. Su libro, Gerónima, fue la base del filme que lleva el mismo nombre y que en 1985 fuera dirigido por Raúl Tosso y protagonizado por la actriz mapuche Luisa Calcumil.


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