El viaje de un plástico al mar: basura sin fin contamina desde el río al océano
El río Negro como transportador de desechos plásticos y micro plásticos de las ciudades al mar. La contaminación de los ecosistemas y un drama que crece silenciosamente, en números. Investigaciones de expertos del Conicet.
Un desecho plástico que salió del sistema normal de recolección, gestión de residuos; o que fue arrojado al ambiente, empieza a sufrir un proceso de desgaste. Con el paso del tiempo se va desintegrando, perdiendo pequeñas partículas e inicia un recorrido que transcurre mientras sucede la vida de esa persona que lo arrojó, silenciosamente.
Es habitual que ese plástico perdido, a veces imperceptible, pase de las ciudades a los mares y de ahí a los océanos; agravando un problema que es un profundo debate actual en la comunidad científica: la contaminación plástica marina en los océanos.
“Pueden llegar al mar como pequeñas partículas, como un gran pedazo de plástico, o puede ser un ítem plástico perdido, como un juguete de arena que se perdió en una playa turística”, explicó a Diario RIO NEGRO Andrés Arias, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO-Conicet), profesor en la Universidad Nacional del Sur, y miembro de GESAMP-PNUMA, un grupo de científicos que asesora a Naciones Unidas.
Los plásticos, como una botella abandonada en la costa, pueden haber estado viajando desde hace años y desde muy lejos, en un proceso de transporte a través de diferentes mecanismos como el viento, lluvias y tormentas, capas atmosféricas o simplemente a través de cursos acuáticos, como los ríos que descargan en el mar.
En ese viaje, los ríos juegan un rol como grandes “cadenas transportadoras de plásticos hacia los océanos”, precisó Pablo Macchi, doctor en Ciencias Naturales e investigador rionegrino en una entrevista con este medio.
Cuando ya se creía que no hay nada más dañino que contaminar el río Negro en la región, es preciso advertir que el problema no termina en los 600 kilómetros de agua dulce: llega hasta el océano Atlántico causando un impacto irreversible y mortalidad a la vida marina y las comunidades marítimas, e indirectamente al ser humano.
El río Negro no escapa a la problemática. Está impactado por plásticos y termina siendo un vector de plásticos en el océano Atlántico”
Andrés Arias, investigador del Instituto Argentino de Oceanografía(IADO-Conicet)
“El contenido actual de plástico en los océanos se estima entre 75 y 199 millones de toneladas, el 80% de las cuales proviene de fuentes terrestres a partir una deficiente gestión de disposición de residuos sólidos urbanos, se calcula que hasta una tercera parte de los desechos plásticos gestionados se encuentra llegando a los océanos, con la principal contribución de las ciudades localizadas hasta 50 kilómetros de la costa”. Así reza un estudio elaborado por Arias y otros autores “El impacto de los derechos plásticos y los micro plásticos en la costa bonaerense”, publicado en 2020.
“El Río Negro, como todos los ríos y como todos los cuerpos acuáticos terrestres, no escapa a la problemática. Está impactado por plásticos y termina siendo un vector de plásticos en el océano Atlántico”, confirmó Arias. Explicó que es un río que tiene actividad humana y social en sus márgenes, ciudades, planta de tratamientos. “Hay ingreso de aguas residuales urbanas y, todo eso es lo que genera ingreso de plásticos y micro plásticos a las aguas y después a los océanos”, agregó.
El biólogo es autor del trabajo grupal “Plastics and Microplastics in the ocean” y contó que las formas en qué ese residuo plástico llega del continente al océano son variadas, dependen del tamaño.
“Uno de los principales generadores de microfibras plásticas es el lavado de la ropa”, comentó el científico de Conicet. Se estima que esta actividad, cotidiana, aporta el 63,1% de las contribuciones de plástico a los cuerpos acuáticos. Las prendas de vestir están confeccionadas con telas sintéticas como poliéster, que desprenden fibras durante el lavado.
“Esas micro fibras plásticas se están yendo por el agua y ese agua va normalmente, en el mejor de los casos, a una planta de tratamiento. Eso termina en cuerpos acuáticos”, comentó Arias y se refirió a ríos, mares y lagos, según las ciudades.
La abrasión de neumáticos un 28,3% y en tercer lugar con un 24,2%, el polvo urbano. “Los productos para el cuidado personal solo representan el 2% de la contribución de micro plásticos primarios al océano mundial”, se asegura en la investigación.
En su estudio, se asegura que la generación actual de micro plásticos secundarios en el océano, podría ser el resultado de la degradación de los objetos producidos en la década del 90 o antes.
En números
- 8,3 millones
- de toneladas de residuos plásticos aporta América Latina y el Caribe, al océano. Está en tercer lugar luego de Asia y África.
- 2,7 millones
- de toneladas de residuos plásticos se generan por día en Argentina. Se estima 183 gramos por persona por día.
De todas maneras, no todos los plásticos van al mar, sino que la mayor cantidad de contaminación plástica en términos de masa y concentración se genera en los suelos, en los continentes, porque es donde está más basada la actividad humana.
Fauna marina en riesgo y seres humanos expuestos
“La fauna interacciona con los plásticos en los océanos de mil maneras”, dijo Andrés Arias, doctor en Biología del Conicet. Las grandes especies como los cetáceos pueden tragar grandes pedazos de plástico, ingerir, ahogarse o enredarse en las redes de pesca de altura. Con los micro plásticos -que van desde un micrón a 5 milímetros- hay organismos marinos de esa escala como el fito y el zooplancton, el krill antártico que pueden entramparse o pueden ser presa, comerse las partículas de plástico y a su vez fragmentarse aún más convirtiéndolas en nano plásticos, según contó el científico.
“En todo ese proceso hay daños sobre la estructura biológica”, refirió y agregó que los plásticos tienen adheridos otros químicos, compuestos orgánicos tóxicos y cancerígenos que pueden desprenderse del plástico.
“Hay un doble efecto que es el efecto físico de entrampar o ser ingerido; o el efecto químico de la liberación de componentes químicos. (…) Esto se da en todas las escalas de tamaño de las especies biológicas”, enfatizó Arias.
En envases plásticos -aproximadamente el 40% de la producción anual total de plásticos en el mundo- se han identificado una variedad de 906 compuestos químicos, según se cita en el estudio de 2020, publicado en el Libro de la Academia Nacional de Ciencia.
“El problema fundamental con todo elemento o residuo plástico varado en las playas, es que al estar expuesto prolongadamente a radiación UV, y demás factores ambientales, se convierten en una fuente de generación de micro plásticos, lo cual implica un problema de contaminación aún mayor, ya que también aumenta el espectro de tamaños de organismos marinos y costeros que pueden interactuar con residuos de este material”, expresaron los autores en la investigación colectiva.
“El hombre (ser humano) está expuesto vía dieta marina. Si no hablamos del mar y hablamos de otros alimentos, está expuesto vía alimentaria (…) y a través de la inhalación”, explicó, por los envases, packaging de distintos alimentos y partículas en el aire.
Se estima que una persona incorpora alrededor de 45.000 partículas de plástico por año en la ingestión y en la inhalación, lo que da aproximadamente unos 250 gramos de plásticos al año, 4,6 gramos por semana.
Estudios preliminares en el río Negro: cinco puntos
Los estudios que dirigieron los investigadores demuestran la existencia de microfibras en el agua superficial por lo menos en cinco puntos en la desembocadura del río Negro.
“La mayor concentración de estas partículas se encontró en la localidad de El Cóndor (1,63 partículas/m3) mientras que la más baja se evidenció propiamente en la desembocadura (0,71 partículas/m3). Las microfibras plásticas más abundantes fueron de 1-2 mm y el color más prevalente fue el negro”, aseguraron en el artículo.
Estos resultados preliminares dejan al descubierto el impacto de la basura plástica en la cuenca baja del río Negro y la necesidad de seguir profundizando en estas investigaciones para mejorar el manejo de los residuos de plástico.
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