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El transporte terrestre se queda afuera del boom turístico en Bariloche

El crecimiento del turismo en destinos como Bariloche deja afuera de este fenómeno a los colectivos de larga distancia que aún no recuperan los niveles previos a la pandemia.

El ímpetu que caracteriza al crecimiento turístico en la post pandemia queda en evidencia al revisar la estadística de arribos en destinos como Bariloche y también las cifras de transporte áereo. Pero esa bonanza deja afuera a los buses de larga distancia, que muestran un repunte muy lento y todavía no recuperaron el nivel de 2019.

El gerente de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor, Marcelo Gonzálvez, reconoció que existe una marcada asimetría entre ambos servicios. Dijo que “el crecimiento del mercado aéreo es en parte a expensas del automóvil particular y en parte a expensas del ómnibus” y subrayó la discriminación que padecen por parte del Estado.

Según datos difundidos por la Administración Nacional de Aviación Civil, en el período enero/mayo de 2023 los vuelos de cabotaje en todo el país transportaron a 13,3 millones de pasajeros, lo que representa un 10,3% más que en el mismo período de 2019, el último antes de la pandemia.

Las cifras de Bariloche son más impactantes. Los viajeros que pasaron por el aeropuerto local entre enero y mayo últimos fueron 843 mil, con un crecimiento del 37,2% respecto de 2019.

Gonzálvez dijo que el transporte terrestre de pasajeros tiene una evolución positiva luego de la crisis sanitaria y de la apertura turística, pero todavía sus registros están “un 85% por debajo del histórico”. Aclaró que ese número es un promedio y hay destinos que lograron superar el 100% y otros siguen muy lejos.

La tendencia del avión a recuperar y superar con rapidez los volúmenes de demanda registrados hasta 2019 no se da con el transporte interurbano de colectivos.

Gonzálvez dijo que hay mutaciones en el mercado que resultan inevitables. Pero también el sector se ve perjudicado por el tratamiento diferencial que les otorga el Estado en relación con sus competidores aéreos.

Los destinos cortos son el nicho en el que se empezó a concentrar el transporte terrestre. En contrapartida, cada vez pierde más terreno en los tramos superiores a los 1.000 kilómetros. Por ejemplo la tradicional ruta entre Bariloche y Buenos Aires, que tiene menos servicios diarios y menos empresas prestadoras que hace una década, según reconoció el directivo.

Transporte terrestre se queda afuera del boom turístico en Bariloche: Reconversión en marcha

El difícil panorama que les toca enfrentar también fue evaluado por el gerente de operaciones de la empresa Vía Bariloche, Sebastián Cuadra, quien dijo carecer de datos estadísticos, aunque reconoció que “varias empresas desaparecieron” en los años recientes, y que en su caso los tramos de Bariloche con El Bolsón, La Angostura o Lago Puelo, son “la estrella” del sistema, meintras que la conexión con Buenos Aires nunca recuperó la cantidad de frecuencias que tuvo años atrás.

Sobre el público que los prefiere dijo que “hay un poco de todo: gente que no le gusta el avión, gente que prefiere viajar más cómoda. Otros que disfrutan el paisaje. También pesa el fácil acceso”, porque las terminales de colectivo suelen estar más cerca que los aeropuertos.

Otra de las ventajas que mencionó fue la confiabilidad en el cumplimiento de horarios por parte del transporte terrestre, mientras los aviones suelen tener una alta tasa de demoras y cancelaciones

Cuadra reconoció que las tarifas en el servicio terrestre son más estables y no hay políticas de promociones tan agresivas como en las compañías aéreas. “En temporada nos manejamos con precios de lista, y durante el año sí hay promociones -explicó-. Pero igual la gente está acostumbrada a manejarse así, con una tarifa más plana y entendible”.

Transporte terrestre se queda afuera del boom turístico en Bariloche: Rasgos diferenciales

Gonzálvez dijo también que el colectivo conserva un público propio porque -a diferencia del avión- ofrece paradas intermedias, aunque resigne rapidez. Ya no es tan atractivo el servicio “non stop”. También retrocedió el interés en los “coches cama”, de costos altos y tarifas inviables.

El empresario señaló que el colectivo de larga distancia se ve perjudicado porque “no tiene subsidios del Estado”. Dijo que la distorsión principal se da porque “la línea de bandera (por Aerolíneas Argentinas) recibe 1,5 millón de dólares por día y la tercera parte de su tarifa está subsidiada”.

Recordó que el golpe de la pandemia fue duro para todos, pero la recuperación de los servicios aéreos tuvo una dinámica y una rapidez que no se vio replicada por los buses.

Gonzálvez dijo que el único problema no es solo “la plata que pone el Estado en forma directa” para cubrir parte de los costos de las aerolíneas, sino también que esas empresas “pueden acceder al dólar oficial para sus operaciones de leasing”, mientras que las transportistas terrestres para equiparse en el exterior deben apelar al dólar MEP, “que está casi al doble”.

Señaló que con esa disparidad de trato “es imposible competir vía tarifas”. Hoy un servicio Bariloche/Buenos Aires en colectivo cuesta unos 18.000 pesos y en avión se consiguen promociones ida y vuelta a 31.000 pesos o incluso menos.

Gonzálvez admitió que “es posible que lo que esté pasando sea en realidad una guerra de precios” y que cuando el competidor desaparece las tarifas suben.

Dijo que históricamente, para que el colectivo conserve su franja de público, el avión tenía que estar “2,5 veces más caro” que el bus, y “hoy esa relación es de 1,8”.

Refirió que otra competencia, en algunas rutas como Buenos Aires/Mar del Plata, está planteada por el ferrocarril, que es muy barato porque “la tarifa está en un 90% subsidiada”.

Agregó que otra desventaja para los micros es la obligación de transportar a las personas con discapacidad y sus acompañantes en forma gratuita, de lo cual “el Estado solo restituye un 10%”.

También sostuvo que la nueva modalidad turística de viajar en plan de descanso más veces al año y “en escapadas de dos ó tres días”, en lugar de vacaciones largas, desalienta el uso del ómnibus.

El responsable de la entidad empresaria aclaró sin embargo que no hay que mirar los volúmenes de pasajeros transportados solo desde la perspectiva del turismo. “El colectivo sintió mucho la baja pronunciada de los viajantes de comercio, que ya no van de pueblo en pueblo. Ahora venden mucho por zoom. También hay menos estudiantes universitarios que viajan por estudios, ya que desde la pandemia se generalizaron las clases on line”, explicó.

De todos modos aseguró que el transporte interurbano está lejos de desaparecer, porque “es universal, conecta todo, y en el país hay más de 1.000 localidades servidas” por la red de colectivos, mientras que los aviones “llegan a no más de 28 ó 30 lugares”.

Gonzálvez dijo que otro de los cambios que aparecen en el mercado es la tendencia a la “concentración y al achique en la cantidad de empresas” que prestan servicio terrestre de larga distancia. “Igual no es tanto como en los años 90, que fue un proceso muy fuerte -afirmó-. Ahora es menos abrupto. No se achica tanto la cantidad de empresas, pero sí la cantidad de servicios”.

Transporte terrestre se queda afuera del boom turístico en Bariloche: En busca del equilibrio

Sobre las modalidades de comercialización, Cuadra reconoció que deberán explorar nuevas opciones y ser “más creativos”. La pandemia les impuso nuevos desafíos en ese sentido. Pero la merma no termina de configurar un escenario de caída libre, ya que de otro modo no existirían las inversiones millonarias como la que tiene Bariloche en pleno desarrollo para construir una nueva terminal de ómnibus, que duplica la capacidad de la actual.

Para el directivo de Vía Bariloche, los cambios en curso van a ser constantes hasta alcanzar “un punto de equilibrio”. Vaticinó que los colectivos mantendrán su cuota de mercado y es probable que “los servicios largos vayan a ser menos, salvo los troncales, y las empresas se concentrarán en la media distancia”.


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