El Telegrama que quiso frenar el traslado de la capital a Neuquén
A días de aquel 12 de septiembre de 1904, los vecinos de Chos Malal le escribieron al presidente Roca para que diera marcha atrás a la decisión. La respuesta fue contundente: “No”.
Faltaban pocos días para ese 12 de septiembre de 1904 en que oficialmente se iba a inaugurar la nueva capital del Territorio del Neuquén. La comisión de festejos ya tenía planificado el menú, el hospedaje de los invitados y el discurso central. Los funcionarios de Buenos Aires ya estaban en camino. Y los vecinos de Chos Malal aún no se resignaban a perder su capitalidad.
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En una rápida maniobra, enviaron un telegrama al mismísimo presidente de la Nación, Julio Argentino Roca, para hacerle saber todas las consecuencias que acarrearía trasladar la capital al “inhóspito” paraje Confluencia. “El 95% de la población reside en lar región andina. Es conveniente y político la presencia de las autoridades superiores allí donde la población es más densa. Es un retroceso el traslado a un punto desierto, decisión en la que únicamente se han tenido en cuenta los intereses de algunos propietarios de campos inservibles, como es de notoriedad pública y la conveniencia de media docena de empleados”, se explicaba en la misiva, que transcribió la página digital masneuquén.com.ar.
Y no contentos con eso, los vecinos agregaron: “Esa decisión sería un retroceso. La administración en Chos Mal funcionaba en edificios que costaron a la Nación 200.000 pesos, que para el traslado no se tuvieron en cuenta. Esta localidad está progresando, tiene 11 escuelas en un radio de 15 leguas. En la Confluencia nada se ha hecho y en edificios y canales se gastaría un millón de pesos”. se explicaba en la misiva.
Pero la decisión de una nueva ciudad capital estaba tomada y era tan inrevocable como tajante fue la respuesta que los chomalenses recibieron días después.
“Tengo el encargo del excelentísimo señor presidente de la República de acusar recibo al telegrama relativo a la capitalidad del Territorio. Debo manifestarles que al dictarse la resolución no se han consultado por el gobierno ni los intereses privados ni la comodidad de los empleados, sino los generales del Territorio. El esfuerzo de los laboriosos habitantes de esa región no será anulado por esa resolución; por el contrario la propagación de centros urbanos traerá mayores actividades a las muchas existentes, formando vinculaciones positivas dentro de las propias fronteras, atrayendo población y comercio para aumentar su prosperidad. Los saludos”, fue la respuesta escriba y firmada por el entonces ministro del Interior de la presidencia de Roca, Joaquín V. González.
Los vecinos, incluso realizaron gestiones personales en Buenos Aires, donde se encargaron de difundir en los periódicos que era mejor trasladar la capital a cualquier lugar antes que a Neuquén, porque «sabido es que el terreno es inundable, además no hay agua potable ni campo de pastoreo para animales de trabajo”.
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