El suicida «no quiere morir sino salir de un gran dolor», afirman especialistas

"Las personas con vulnerabilidad alta tienden a necesitar soluciones completas y rápidas. Es fundamental en su entorno ayudar a buscar una solución para una parte de ese problema, una solución compartida, y transmitir que no es 'ya y todo' sino 'de a poco y de a uno", sostuvieron.

Comprender que quien se suicida «no quiere morir sino salir de un gran dolor» y ofrecer una disponibilidad a la escucha y la comprensión es en lo que enfatizaron especialistas en este tema de salud mental, tras el caso del futbolista amateur que se quitó la vida luego de atacar a un árbitro durante un partido.

«Es importante entender que nadie está exento de tener las coordenadas que se juntan en un momento determinado y que empujan a situaciones extremas, rápidas y violentas para afuera o para adentro, como puede ser la decisión de quitarse la vida», explicó Diana Altavilla, psicóloga y consultora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la temática en Argentina.

«El suicidio es una situación extrema para calmar y terminar con un dolor que suele no ser comprendida en su dimensión definitiva y que encuentra en sus causas múltiples factores»,

agregó la especialista consultada por Télam.

En el informe Suicidios (Sistema de Alerta Temprana) realizado por el Ministerio de Seguridad, que considera datos de 2017 a 2020, se reportó que durante ese lapso se registraron 3.171 suicidios en el país.

«Es posible observar que desde 2017 a 2019 las muertes en eventos viales constituyeron la principal causa de muerte violenta en el país», pero por las restricciones en la circulación debido a la pandemia de coronavirus los suicidios fueron la principal causa de muerte violenta en el último año analizado.

Este informe muestra una tendencia a la baja luego de 2018, cuando se registraron 3.788 suicidios, ya que en 2019 fueron 3.567 y en 2020, 3.171.

«Es posible determinar que en los últimos cuatro años el 79,6% de los suicidas fueron varones«, indicó el reporte, y en 2020 al analizar este problema por franja etaria se concluyó que las tasas más altas se dieron en las franjas etarias de 20 a 24 años y de 80 a 84 años.

En tanto, el informe «Una nueva agenda para la salud mental en la Región de las Américas», publicado en junio pasado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ubicó a la Argentina en el noveno lugar del continente según la tasa de suicidios, que esta institución cifra en 8,1 cada 100.000 habitantes, mientras que la media mundial es de 9 cada 100.000.

En el mundo, más de 700.000 personas se suicidan cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consideró se trata de «un problema de salud pública creciente y prioritario tanto a nivel mundial como regional».

«Los casos de suicidios o intentos de suicidios han aumentado de manera impresionante en todo el mundo. Esto tiene que ver, fundamentalmente, con causas existenciales de la persona misma y con un gran aumento en los padecimientos mentales, pero también con lo que sucede a nivel social«, explicó por su parte Nora Fontana, vicepresidente del Centro de Asistencia al Suicida (CAS).

«En estos contextos, la persona pierde el horizonte y el sentido de vida que nos hace seguir adelante (…) lo que quieren es salir del dolor, no es que quieren quitarse la vida y no vivir más»,

agregó en diálogo con Télam.

Al respecto, la especialista enfatizó en que las personas «somos capaces de atravesar dolores fuertes y afrontar la adversidad aunque a veces no se vea como posible», pero «lo que salva siempre es encontrar un sentido a nuestra vida y lo fundamental ahí es siempre pedir ayuda«.

En esa línea, ambas especialistas coincidieron en la importancia de poder transmitir, cuando se acompaña a una persona «en un alto grado de vulnerabilidad», que se encuentran «disponibles a escuchar, a comprender, a mostrarle otro modo de resolver» esas dificultades.

«Las personas con vulnerabilidad alta tienden a necesitar soluciones completas y rápidas. Es fundamental en su entorno ayudar a buscar una solución para una parte de ese problema, una solución compartida, y transmitir que no es ‘ya y todo’ sino ‘de a poco y de a uno«, sostuvo Altavilla.

«Me siento solo», «el problema que tengo nadie más que yo lo puede entender» y «ese problema no tiene solución» son algunos de los parámetros que «en general las personas manifiestan y que indican que hay un riesgo». «De ahí a una personalidad más tendiente a reaccionar es la chispa que falta para que alguien haga algo irracional», precisó la psicóloga.

El acto de quitarse la vida implica un fenómeno complejo, que no puede reducirse a una única causa, sino que se está relacionado a diversos factores, entre ellos psicológicos, sociales, culturales y medioambientales, coinciden.

En ese sentido, las expertas enfatizaron en la necesidad de ser «responsables» a la hora de comunicar y expresarse respecto del tema, no buscar «explicar de forma monocausal» un suicidio y reconocer la injerencia «que nuestras palabras pueden tener».

Políticas de Estado


En Argentina, durante el período 2010-2019 se produjeron 31.847 muertes por suicidios, según la información de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud.

En ese contexto, en septiembre de 2021, el Gobierno reglamentó la Ley Nacional de Prevención del Suicidio, que tiene por objeto la disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio, a través de la prevención y asistencia.

Un año después, la cartera sanitaria creó el Programa de Abordaje Integral de la Problemática del Suicidio, que busca «garantizar el abordaje temprano e integral del riesgo de suicidio, el fortalecimiento de la red de atención y la calidad de los registros sobre los suicidios consumados y los intentos de suicidio».

Desde el CAS, una organización no gubernamental pionera en la Argentina, recordaron que trabajan con voluntarios anónimos en la atención de la línea de prevención 135 desde 1967, para asistir de forma personal, confidencial y anónima a personas de todo el país que buscan ayuda.

El caso más reciente


El fin de semana pasado Williams Alexander Tapón (24), que estaba jugando un partido de fútbol amateur en Sarandí, en el sur del conurbano bonaerense, le pegó una trompada al árbitro Cristian Ariel Paniagua (36), quien cayó al suelo, y luego una patada, y las imágenes se viralizaron, por lo que luego fue acusado por la Justicia de «homicidio agravado por alevosía en grado de tentativa en el contexto de un espectáculo deportivo».

El agresor fue encontrado el lunes muerto de un disparo en la localidad de Gerli, cerca de su vivienda, en un hecho que los investigadores consideran suicidio, aunque falta la confirmación oficial.

Ante una situación de riesgo, pueden comunicarse con la línea 135 de Prevención del Suicidio – Ayuda a Personas en Crisis (gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires), o a los teléfonos (011) 5275-1135 o 0800-345-1435 (desde todo el país).

Agencia Télam.


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora