El sueño de un exalumno hecho realidad en instrumentos para una escuela de Bariloche
Juan Antonio Keen gestionó con Amadeus Arte Solidario y Comunitario de Neuquén capital la donación de violines para conformar una orquesta sinfónica en la Escuela 266 de esta ciudad, donde cursó parte de sus estudios primarios. Falta que Educación autorice un cargo docente para que los alumnos puedan aprender a tocarlos.
Los ojos de los chicos se iluminaron cuando los violines salieron de sus estuches delicados. Quedaron encandilados. Esos instrumentos tenían luz propia y los estudiantes más curiosos aceptaron de inmediato el desafío.
La docente, Lucía Perea, los organizó como si fueran una orquesta sinfónica imaginaria. “El mentonero en nuestro mentón”, les indicó. “Agarren los violines del cuerpo”, agregó.
Abi, Jael, Sofi, Julia, Thiago, Emanuel, Joaquín, Tami y Keira observaron a Lucía y copiaron su postura como si se dispusieran a tocar. Para la amplia mayoría de los alumnos de sexto grado de la Escuela 266 era la primera vez que tenían entre sus manos un violín tan bello.
Lucía constató que su violín estuviera afinado e interpretó el himno nacional. El sonido limpio y armonioso que salió del instrumento se expandió por el aula. Los chicos cruzaron miradas sorprendidas. Y sonrisas. El resto de los alumnos observaban desde un rincón.
“Primera posición, segunda posición”, señaló la docente que casualmente toca el violín y por esos días reemplazaba al docente titular de música, que estaba de licencia.
El origen de esos instrumentos
Los nueve violines, un acordeón, una guitarra y los atriles fueron una donación que la Escuela 266 recibió a mediados de mayo pasado de un exalumno, apasionado por la música y con un sueño ambicioso: formar una orquesta escuela.
En la memoria de Juan Antonio Keen está fresco el recuerdo de esas largas caminatas con sus hermanos por la calle Rivadavia hasta la Escuela 266, ubicada en la Costanera de Bariloche. Esas vivencias aún las atesora. Para Juan ese paso por la escuela fue mucho más que aprendizaje. Fue su refugio. “Acá es donde me alfabeticé y tomé los primeros valores”, explicó a Río Negro, en el interior del edificio, cuya comunidad educativa lo recibió casi cuatro décadas después con los brazos abiertos.
La vida lo llevó a recorrer caminos que nunca imaginó. Juan cultiva el perfil bajo. De hecho, sugirió casi no figurar en la nota. Pero es muy difícil cuando se trata de un exalumno que con esfuerzo, trabajo y pasión se convirtió en director de orquesta, director de Coro, pianista, educador musical.
Así como la pasión por la música corre por sus venas, también la solidaridad lo moviliza. Por eso, creó, con la ayuda de muchas personas, Amadeus, Arte Solidario y Comunitario, que nació oficialmente el 3 de julio de 2011, con la participación de diferentes ONGs, Centros y Fundaciones oncológicas e Iglesias. Es una entidad sin fines de lucro, que tiene su sede en Neuquén, donde Juan vive con su familia hace años.
Después, imaginó y puso en marcha un Banco Solidario de Instrumentos Musicales en la ciudad de Neuquén. Una idea que quiere replicar en otros lugares.
Un aniversario especial
Pero Juan se enteró que su escuela primaria cumplirá 75 años en septiembre y quiso devolver algo de lo que a él le dieron. Se puso en contacto con la directora María Inés Ganga Navarrete, que de inmediato apoyó la iniciativa. Por eso, Juan viajó con Rigoberto Burgos, presidente de Amadeus, a entregar los instrumentos donados.
Juan y Rigoberto compartieron a mediados de mayo pasado una jornada con los alumnos, donde mostraron parte del proyecto que anhelan poner en marcha. También, tocaron algunas sinfonías como para que los chicos tuvieran su primer contacto con los instrumentos. Comentaron que fue una experiencia maravillosa y que los chicos quedaron agradecidos. También, el personal directivo y docente. La directora valoró el gesto de Juan y de Rigoberto, porque mencionó que los chicos solo contaban con las flautas de plástico para las clases de música.
Juan explicó que el objetivo es abrirles las puertas al mundo de la música. Y el anhelo es replicar ese sueño en las escuelas públicas para que los alumnos puedan acceder a esa posibilidad. Sería para ayudar a sumar a las escuelas que todavía no están en el programa de Orquestas del Bicentenario de Nación, cuya continuidad estuvo en duda este año por los ajustes del gobierno nacional.
Sin embargo, la misión no es sencilla. Más aún, en un momento de crisis y restricciones presupuestarias. Los chicos de la Escuela 266, con una matrícula de más de 600 estudiantes, necesitan un docente que les enseñe a tocar los violines. Tan solo eso. Por eso, desde hace varias semanas se golpean puertas con la esperanza de que alguna se abrirá, para apoyar la iniciativa.
Juan contó que su intención es brindar a finales de septiembre un concierto en la Catedral de Bariloche, como parte de los festejos por los 75 años de la escuela. Y el deseo es que los alumnos sean los protagonistas.
"Los chicos estaban impactados"
“La verdad que los chicos estaban asombrados. Todas las clases que tuvimos era cuestión de sacar el instrumento y que ellos queden impactados. Así que re-bien por ese lado. Prestaban atención y como que estaban interesados en aprender”, comentó Lucía Perea.
“Si bien les gustaba escucharme tocar y también había otra de las nenas de sexto que sabía tocar el instrumento y les gustaba que tocara, pero estaban mucho más interesados en aprender o en progresar ellos. Y si yo les corregía no se frustraban, sino como que tenían más ganas de aprender”, destacó.
“Y me pasó en todos los grados que tuve -segundos y sextos-, con edades muy distintas, pero compartían el mismo interés y el mismo entusiasmo. Por ese lado, estuvo muy bueno y muy linda la experiencia”, valoró Lucía, que finalizó el viernes la suplencia.
Contó que semanas atrás había presentado un proyecto introductorio sobre violín “y llegue a darle todos los contenidos. “Me quedo con un experiencia muy linda de la escuela”, dijo. “Para muchos, te diría que para casi todos, era la primera vez que tenían un violín en sus manos y que ellos puedan ver que pueden tocar ese instrumento es muy motivador para ellos”, afirmó Lucía.
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