El pueblo más frío del país está en Río Negro: así es el lugar que superó temperaturas de la Antártida
Conocido por ser uno de los sitios más helados del país, Maquinchao tiene muchas historias que lo respaldan y te hacen entrar en uno de los inviernos más difíciles. De tener los registros del histórico récord de -35°C del 1991, hasta tener temperaturas más extremas que la Antártida. Te invito a viajar y a conocer por qué hace tanto frío.
Un viento helado fue el que nos recibió con fuerza en Maquinchao, el primer día de julio. Es que, la nieve cayó suavemente este lunes y brindó esa bienvenida que cubrió el paso con un brillante manto blanco. Aunque no estuvo ni cerca de ser la nevada más contundente de los últimos tiempos, pisar este rincón de la Patagonia nos hizo sentir de cerca el frío penetrante que caracteriza a este sitio como el más helado del país. Por qué se da este fenómeno y qué indicadores posicionan a esta ciudad como una de las principales líderes en el ranking de fríos extremos.
Si vivir con una temperatura cercana a los cero grados genera problemas, viajar a Maquinchao es redoblar la apuesta. El pueblo se encuentra en Río Negro y se ubica en el corazón de la Línea Sur.
Este rincón de la Patagonia está situado a unos 75 kilómetros de Jacobacci y a 70 km de Los Menucos, otras de las localidades de la región. Con aproximadamente 3500 habitantes, Maquinchao es una comunidad pequeña pero de un enorme corazón y una entereza formidable. Y allá fuimos, a comprobarlo en carne propia.
Para llegar desde el Alto Valle, viajamos conectando la Ruta Provincial 6, con la 8 y, desde Los Menucos, tuvimos que enlazar con la Ruta Nacional 23. Eso sí, en invierno es primordial revisar los informes de Vialidad para evitar salir en vano y prevenir posibles complicaciones en el tránsito.
Así fue el camino que tomamos este primer lunes de julio. Lo que comenzó como una leve nevisca pasando El Cuy, se transformó en aguanieve y, finalmente, en una tupida nevada llegando a Los Menucos.
Cuando llegamos, lo primero que vimos fueron calles prácticamente desiertas. Quizá el paro docente de Unter también marcó esa quietud.
Los pocos vehículos que nos vieron llegar, avanzaron lentamente y fueron dejando huellas que pronto desaparecieron para cubrirse de otra capa de nieve. Finalmente, el pueblo más frío del país nos abrió sus puertas, además de caracterizarse por el frío intenso, es la capital de la Lana en Río Negro.
Mientras recorrimos las calles de Maquinchao, pudimos ver la tranquilidad de cerca. Los vecinos avanzaban en su tarea diaria como si el frío no los atravesara. Y si te detenías, podías comparar como las figuras humanas hacían contraste con un fondo blanco y silencioso, que refuerza la idea de cierta inmunidad al frío. O será que ya la traían consigo, como si fuera una vieja espina con la cual ya aprendieron a convivir.
El pueblo más frío del país está en Río Negro: por qué son tan bajas las temperaturas en Maquinchao
¿Por qué se da el fenómeno de ser una de las ciudades récord en frío extremo? Esa fue una de las preguntas que nos hicimos antes de emprender viaje desde el Alto Valle a lo crudo de la agreste estepa patagónica de la Línea Sur de Río Negro, y nos fuimos con varias respuestas: propias y expertas.
Si hablamos la segunda respuesta, se encuentra la que nos brindó Mario Gariglio. Él nació en Buenos Aires se radicó a los 12 años con su familia, en Maquinchao, y trabaja como responsable de la estación del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) hace más de 35 años. Al llegar a su oficina, nos explicó que este panorama surge a partir de una multiplicidad de factores.
Gariglio dijo que, entre las razones principales del fenómeno, está la ubicación del pueblo respecto a su altura: Maquinchao se sitúa a 880 metros sobre el nivel del mar.
Además, este punto se encuentra en una zona alejada de los océanos que son los que regulan y morigeran las temperaturas por la diferencia entre los registros que tiene el agua del mar respecto a la superficie terrestre.
«En realidad, que Maquinchao esté siempre en los récords también surge a partir de que nosotros somos los únicos que tenemos datos oficiales», aseguró Gariglio y, sin sacar las manos de los bolsillos, recordó que, en 1991, fue él quien tomó los datos del récord de -35°C.
«Ese fue un día bastante normal. La temperatura ha variado mucho», nos comentó un hombre que el frío no lo inmutaba. «No hace tanto frío como antes porque ahora solo hay días puntuales donde hace frío pero antes -25°C eran normales. Solo se te congelaba la birome con la que escribías», dijo.
En la época que hablaba Mario, no había gas, no poseían buenos caminos, había mucho ripio y muchas veces, la región se sometía a quedar varada e incomunicados. «Se cortaba la ruta y no llegaba nadie ni nada«.
Algo de la lejanía que tiene pueblo más frío del país con el resto de las ciudades de Río Negro, entra en sintonía con las enormes distancias que existen entre los otros centros de mediciones del SMN: el más próximo está ubicado en Bariloche. El resto están en San Antonio, Neuquén y Cipolletti.
«En las zonas más altas de la Línea Sur rionegrina sabemos que hace más frío», reiteró Mario. Aunque no hay equipos que puedan respaldar esa situación, las familias de los campos más elevados son fieles testigos.
Entre las charlas que mantuvimos con Mario, nos comentó que tuvo su visita a la Antártida en 2007. Y así, casi sin querer, confirmó una de esas respuestas que habíamos ido a buscar sobre las temperaturas en la meseta patagónica de la Región Sur: Maquinchao no tiene nada que envidiarle al frío de la Base Marambio.
En las bases antárticas permanentes, hay estaciones meteorológicas y todos los años se realiza un reclutamiento para enviar al personal a realizar tareas al fin del mundo. Mario, acostumbrado al frío de la meseta rionegrina, se inscribió y formó parte de esas 12 vacantes.
«Aproveché la oportunidad y me fui. Estuve desde febrero del 2007 hasta enero del 2008», recordó y días después encontró unas fotos de su experiencia. «Ese día, hacían -25°C y en la Antártida -10°C, hacía más frío acá que allá», comentó entre risas.
El pueblo más frío del país está en Río Negro: cómo es el desafío de registrar las bajas temperaturas de un clima extremo
Acercarse a los termómetros de medición en Maquinchao también es todo un desafío. Gariglio dijo que cuando te acercás, le respirás o lo abrís ahí cerca, algo cambia. «Es muy sensible», advirtió.
En las oficinas del SMN el trabajo comienza a las 6 de la mañana, pero las tareas se extienden las 24 horas del día, todos los días del año desde 1912. No hay sábados, domingos, ni feriados para los cinco trabajadores que conforman el personal del área encargada de la tarea principal: los registros meteorológicos.
Así fue como decidimos visitarlos y acompañarlos en su tarea diaria. El punto de medición se encuentra a menos de 100 metros de la estación, en una zona despoblada, sin reparo ni árboles cerca. Situados en ese lugar, con papel y lápiz en mano, Abelardo se dirigió a cumplir su misión: tomar registros en cifrado numérico.
Con esas cifras, volvió caminando con el papel al resguardo y se metió a la oficina a trazar la grilla donde se reportaron los números y pronto se generaron los cálculos.
Ahí comenzó el primer eslabón de una larga cadena que culminó con previsiones, pronósticos, sistema de alertas tempranas y el famoso ranking de temperaturas ascendentes – descendentes: lugar donde Maquinchao tiene un lugar predominante.
Parte del trabajo lo hace el sistema, a partir del cifrado numérico. Pero no todo se genera a través de una computadora. Hay otra gran parte de la tarea que forma parte de la práctica del observador, como el análisis de nubes y fenómenos. Ahí donde el instrumental se queda corto en el examen radica la importancia de Mario y Abelardo.
Pero no siempre estuvo tan automatizada la transferencia de los registros a la central del SMN. Como los duros registros, el envío de datos también cambió. Lo que ahora se resuelve rápidamente y se envía de manera remota tras una combinación de clics, antes era con radio en mano y un preciso relato de la información.
Cuando les preguntamos a los trabajadores sobre qué valores se le vienen a la cabeza al momento de pensar en su tarea, solo pensó en la palabra «rutina» y responsabilidad. «Es una rutina porque hace 35 años que trabajo acá, pero siempre es una responsabilidad porque del trabajo que nos toca también dependen otras áreas. A raíz de nuestros informes, depende el tránsito aéreo y terrestre, las clases, los hospitales«, reconoció Gariglio.
Abelardo sumó su aporte: «Nuestros informes los pasamos con mucha seriedad. A veces, nos llaman a para preguntarnos si va a hacer frío mañana, cómo va a estar la lluvia, pero nosotros no hacemos el pronóstico. Y la gente común nunca lo entiende«.
En Maquinchao no solo reina el frío en el aire que endurece tierras y asfaltos, también forja personalidades, el compromiso e ímpetu de su gente. Las historias de Mario Gariglio y Abelardo Flores, son una clara muestra.
Las calles desiertas y los techos llenos de nieve, nos hablaron más de un lugar donde el frío extremo se vive con una naturalidad que sorprende.
También nos hizo pensar que Maquinchao no es solo el pueblo más frío del país. Es un lugar que mantiene firme sus costumbres y que dan fe a la capacidad humana de adaptarse, salir y dar pelea en los entornos más inhóspitos. Es que, la nieve y las heladas podrán cubrir el paisaje, tapar las calles y cerrar los caminos, pero nunca logrará apagar el fuego humano que se mantiene vivo entre sus vecinos.
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