El papa Francisco proyecta visitar el país durante 2024: «No me vinculen con la política argentina, por favor»
Así lo lo confirmó el sumo pontífice, quien confirmó que pretende que sea el año que viene ya que no habrá elecciones en el país. Bergoglio busca evitar cualquier connotación política o partidaria en su visita.
Tal vez porque añora su país o porque considera que es el momento propicio (o por las dos cosas), lo cierto es que el papa Francisco proyecta visitar la Argentina durante 2024. «Quiero ir al país el año próximo», le dijo Bergoglio a un periodista de La Nación. Según el Pontífice, su visita al país está pendiente desde 2017 y nunca descartó ese viaje, aunque las sucesivas postergaciones se hayan atribuido a razones que no fueron las verdaderas.
En 2024, no habrá elecciones en la Argentina y, de esa manera, evitará cualquier connotación política o partidaria a su visita. En rigor, los pontífices nunca viajan a ningún país que está en medio de un proceso electoral. Quizás, también la decisión de adelantar ahora su proyecto de viajar a la Argentina en 2024 se deba a la necesidad de desvincularlo de las elecciones presidenciales de este año. Irá, sea quien fuere la figura que resulte elegida al frente del nuevo gobierno argentino.
En 2017, tenía previsto visitar Chile, la Argentina y Uruguay. Pero la entonces presidenta chilena, Michelle Bachelet, le pidió que postergara el viaje hasta después de las elecciones presidenciales de ese año en Chile. La fecha se fijó para diciembre de ese año y solo podía ir a la Argentina en enero, un mes generalmente paralizado por el verano austral.
El papa Bergoglio decidió entonces postergar las giras por la Argentina y Uruguay y visitar solo Chile y Perú. Por eso, ahora señala que el reencuentro con su país natal está aplazado desde 2017, aunque nunca fue cancelado definitivamente, como se especuló en varias oportunidades.
El Papa confesó que detesta que lo relacionen con corrientes políticas argentinas, estén en el gobierno o en la oposición. En los tres reportajes que dio recientemente a medios argentinos con motivo de su décimo año de pontificado, el Papa explicó claramente que no tiene preferencias políticas en la Argentina.
«Hace diez años que estoy fuera del país. No llevo el pulso de lo que pasa en la Argentina. Sería injusto que en tales circunstancias tuviera simpatías o antipatías», señaló el Papa.
Mientras tanto, a Francisco se lo vio extremadamente lúcido y con un rostro en perfecto estado, aunque su rodilla le sigue exigiendo el uso del bastón para los tramos cortos o de la silla de ruedas para los largos. «Siempre quise volver al país«, repitió poco antes de despedirse. «No me vinculen con la política argentina, por favor», exhortó al final, antes de decir adiós.
Por lo pronto, se prepara para designar de manera inminente, en las próximas semanas, al reemplazante del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, quien renunció a su cargo en noviembre pasado, cuando cumplió los 75 años reglamentarios.
«Solo puedo adelantar que hay tres candidatos fuertes”, dijo al respecto Francisco, pero no quiso dar el nombre de ninguno. «No puedo nombrar a nadie porque solo será designado uno», explicó. Y agregó: «Debo tener en cuenta la opinión de las instituciones vaticanas y de los cardenales que están a cargo de esas instituciones. No es solo una decisión personal», abundó.
El martes pasado, el Pontífice se reunió con el cardenal Poli, a quien le habría adelantado que su reemplazo se producirá en tiempos muy cercanos. El arzobispo de Buenos Aires conlleva el título de primado de la Argentina y es elevado casi en el acto al rango de cardenal. El Papa defiende siempre a Poli, aunque este cultivó durante toda su gestión al frente del arzobispado de Buenos Aires un perfil muy bajo.
LN
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