El hongo crece como alternativa productiva

Investigadores del Ciefap, el centro Etnosalud y la agencia Innova buscan potenciar su cultivo. En Río Chico, Río Negro, la experiencia es alentadora.

Tiempo atrás, un grupo de investigadores se trasladó hasta el paraje Río Chico, ubicado en el Departamento de Ñorquinco, al sudoeste de Río Negro, para generar “un rescate cultural de hongos” entre los pobladores. El desafío fue generar conocimiento, propiciar el cultivo para el autosustento e incluso llegar a comercializarlo. El objetivo se cumplió.

“Es un paraje que está abandonado. No podés llegar si no tenés un medio propio. No llega el tren, tampoco llegan micros”, resumió Valentina Farías, integrante del Centro de Etnosalud, abocado a la investigación y promoción de temáticas de salud a través de lo cultural. Fue una de las organizaciones que se sumó al proyecto del Ciefap (Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico), junto a la Agencia Río Negro Innova.

Durante los primeros encuentros, los especialistas consultaron a los pobladores rurales qué sabían de los hongos, si los consumían, si conocían recetas para cocinarlos y sus ventajas nutricionales. La información era sumamente escasa.

Carolina Barroetaveña y Belen Pildain, del Ciefap, y Paula Peris, de RN Innova, se sumaron al proyecto. Foto: gentileza

El doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, Maximiliano Rugolo, explicó que el Ciefap tiene como finalidad posicionar los hongos comestibles “como un recurso turístico y gastronómico que sirva para el desarrollo local y aporte a la soberanía alimentaria”.

En este contexto, se seleccionaron algunos puntos de Chubut, como Tecka, Río Pico y Gastre; mientras que en Río Negro se focalizaron en Río Chico, una fundación de Bariloche y el colegio agrotécnico de El Manso.

La capacitación estuvo dirigida a la comunidad educativa de Río Chico y a los integrantes de la Cooperativa de Productores. Foto: gentileza

“Buscamos pueblos donde se pueda potenciar la producción alternativa porque en algunos momentos del año, los pobladores no tienen más que lo que sacan de la ganadería. La idea es acercarles una alternativa productiva”, sintetizó Rugolo.

La capacitación paso a paso

El investigador resaltó que “el consumo de hongos se aborda desde lo que se puede aprovechar del bosque. Que gente los pueda identificar y usarlos. Así surgen las sendas micoturísticas para un aprovechamiento recreativo y gastronómico”.

Comentó que para la instancia de la capacitación en cultivo de hongos, los investigadores aportaron semillas del laboratorio de Ciefap. “Para cultivar los hongos comestibles, en este caso las gírgolas, usamos troncos de sauce y de álamo, dos maderas disponibles en la zona. Los productores deben conseguir ramas de un metro de largo y 25 centímetros”, precisó y agregó: “En esos palos, se hace una lonja en un extremo y se coloca la semilla. Se vuelve a tapar, se embolsa todo en una bolsa negra y se deja incubando para que esa semilla se expanda por todo el tronco”.

Ese proceso dura alrededor de dos o tres meses. El especialista indicó que las condiciones ideales para la incubación son 25 grados y un lugar oscuro. “Después de ese período, cuando se abre la bolsa, ese tronco debería estar blanco porque lo que viene en la semilla es lo que se llama micelio, un conjunto de filamentos del hongo. De esa forma, logramos que el micelio colonice todo el tronco. Cuando el tronco está colonizado, es momento de pasarlo a la fructificación. Y la idea es combinarlo con otras producciones hortícolas”, indicó.

La capacitación estuvo dirigida a la comunidad educativa de Río Chico y a los integrantes de la Cooperativa de Productores. Foto: gentileza

Farías resaltó que “la gente no solo aprendió sobre hongos. Hay quienes están vendiéndolos en Jacobacci, por ejemplo. Además, se sumó la Asociación Cruzada Patagónica para enseñar a hacer conservas y dulce de membrillo”.

El proyecto en Río Chico cumplió el objetivo de poner en valor ese lugar. Rugolo comentó que, después de la capacitación, los pobladores logran extraer más de 25 kilos de gírgolas que consumen, procesan a través de conservas, las deshidratan y comercializan.

“Río Chico está en la parte más esteparia. Con esto demostramos que no solo hay producción ganadera. Se puede potenciar la parte hortícola y suplementarla con la producción de hongos. Todo esto no quedó en un curso. Se generó conocimiento que se perpetua en el tiempo. Hoy, muchos largaron producciones a gran escala, optimizaron sus espacios y su producción”, concluyó el investigador.

La capacitación estuvo dirigida a la comunidad educativa de Río Chico y a los integrantes de la Cooperativa de Productores. Foto: gentileza

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