El grito de libertad unió a los venezolanos en Bariloche: dos historias de exilio

Decenas de venezolanos se manifestaron en el Centro Cívico: dos historias de lo duro que era vivir en la Venezuela de Maduro.

Lo que más extraña Brenda Bullen de su tierra natal es el mar. Hace quince años que escapó de Venezuela, pero añora el aroma de sus comidas. Bailar una salsa. Ver a sus familiares, amigas y amigos. Sentarse a ver el atardecer frente a ese mar abierto.


“La verdad que para nosotros es muy doloroso”, explica Brenda, aferrada a su bandera venezolana que sostiene, junto a otros compatriotas, en el Centro Cívico de Bariloche.


Un grupo de venezolanos se sumó esta tarde de sábado a la protesta mundial por Venezuela. Arropados para aguantar el viento gélido que soplaba desde la Cordillera, cantaron canciones tradicionales y pidieron por la libertad de su país. Gritaron consignas contra el régimen del presidente Nicolás Maduro.

Recibieron el apoyo de algunos estudiantes que pasaban por el lugar con sus contingentes, con el “¡Aguante Venezuela!” También turistas y residentes.


Brenda escapó en 2013. Maduro recién comenzaba a gobernar con mano de hierro.

Los venezolanos de Bariloche pidieron libertad. (Foto: Marcelo Martínez)


“No sabemos donde está nuestra gente. Me han matado amigos allá”, asegura la mujer. “No somos ocho millones de venezolanos que salimos a hacer turismo”, aclara. “Somos ocho millones que salimos porque estábamos asustados, porque estábamos pasando hambre, porque no había ni siquiera papel higiénico. Nos cerraban el agua, nos cortabam la luz”, explica.


Sostiene que hay 350 niños y adolescentes “que están presos”. “Son tres semanas de lucha de la cual hoy ya había quinientas personas presas. ¡Quinientas personas presas!”, advierte.


“Si realmente (Maduro) tuviese la razón, den por seguro que él no tendría esa mano tan dura”, plantea.
Cuenta que en Venezuela “hay algo que se llama la hora feliz”. “La hora feliz es que tu sales, pero no sabes cuando regresas. Lo peor del caso es que te marcan la casa con una x roja. Eso significa que tú perteneces a la oposición. Entonces, te llevan, te desaparecen”, indica Brenda.


“Mi familia está mal. Están en Caracas algunos, otros en Maracaibo”, explica. Allá quedaron tías y primos. Sus seis hijos emigraron. “Tuve que pedirles a ellos que primero se me graduaran. Todos. A medida que uno a uno se fue graduando yo los fui sacando del país. Uno está en Alemnania, dos, en Colombia, y tres en Buenos Aires y así estamos”, comenta.


“Mi madre murió de dolor. De mucha tristeza hace tres años. Yo ya no estaba allá. Lo más triste es que se te muere tu familia y amigos y tu no tienes la oportunidad (de despedirlos)”, lamenta.

“No puedo ir a Venezuela”


“Yo no puedo ir a Venezuela. Yo era del teatro. Yo pertenezco al Teatro Teresa Carreño (una institución emblemática de la cultura de ese país)”, afirma.


Dice que era “directora de rajatablas, hacía producciones allá y nos sacaron el Teresa Carreño. Destruyeron el teatro”.


Sostiene que en esos años “hice una obra de teatro en contra de Maduro y al día siguiente me pidieron mis compañeros que me fuera porque me estaban persiguiendo y así fue como yo salí de Venezuela”, a finales de 2013.

La bandera de Venezuela en el Centro Cívico de Bariloche. (Foto: Marcelo Martínez).


Relata que cruzó Caracas hasta Santa Elena de Guairén, del municipio de la Gran Sabana. Después, cruzó a Brasil y, posteriormente, fue a Bolivia, “donde me quedé dos años y ahí llegué a Humahuaca, en Jujuy. “Ahí me quedé como cinco años más. Después me fui para Buenos Aires, donde conocí a mi linda sobrina”, indica, mientras acaricia a la adolescente que la acompaña.


Rememora que vino de paseo a Bariloche “y cuando vi ese lago ahí, dije: No será Venezuela, pero es mar para mí; sé que no es mar, pero solamente de ver eso eso me hace recordar a mi pequeña patria”.

Cuando vi ese lago ahí, dije: No será Venezuela, pero es mar para mí; sé que no es mar, pero solamente de ver eso eso me hace recordar a mi pequeña patria”.

Brenda, una venezolana en Bariloche


Aclara que no se ha metido en el lago Nahuel Huapi. “Es demasiado frío”. “No hay palmeras, no hay cocos, pero soy muy agradecida, realmente”. Hace cinco años que vive en Bariloche.

Un argentino que volvió, exiliado de Venezuela


Rubén Pereyra es argentino, nacionalizado venezolano. Vivió alrededor de 40 años en Venezuela, pero tuvo que irse con su hija Luciana que entonces tenía 10 años.


Mucha gente nos pregunta y cree que es por el problema económico, no se trata solo de eso. De libertad más que nada”, puntualiza.


“Salimos en el 2016, con mi hija que ya está nacionalizada argentina. Vivíamos en Caracas”, cuenta. Dice que tomó la decisión de irse, cuando “mataron a un amigo mío”.


Desde que retornó a la Argentina se instaló, con su hija, en Bariloche. “Soy nacido en Buenos Aires, pero, la verdad, no quería vivir en Buenos Aires. Quería algo más lindo, algo que se parezca a Venezuela a pesar de que es todo lo opuesto el clima. Por la naturaleza”, manifiesta Rubén.


Indica que en Venezuela dejó su casa y allá quedó la mamá de su hija. “Ahora, parece, que se van a reencontrar”, revela.


“Mucha gente en Argentina piensa que Venezuela es una democracia. Dicen hubo elecciones. Sí, hubo elecciones, pero no se respeta el resultado”, señala.


“No se permite a la oposición entrar al conteo de votos, no se permiten muchas cosas y hacen lo que ellos quieren”, expresa.


“Estas elecciones (del 28 de julio pasado), si bien sabíamos que no las iban a respetar, tienen un valor especial porque realmente fue una marea, una avalancha de votos que es imposible que los puedan tapar. Ya no hay manera”, destaca.


Dijo que la elección sirvió “para que esta gente que cree que hay democracia en Venezuela se dé cuenta de que no la hay. Y efecto ha tenido porque vemos que presidentes como Lula, López Obrador, Boric no reconocen a Maduro”.


Valora que Argentina es el país “que más fácil y mejor ha recibido a los venezolanos”. En Bariloche está desde finales de 2016. “La verdad que elegí bien. De la Argentina Bariloche es el mejor lugar”, afirma Ruben.

La esperanza de Brenda de volver a Venezuela


Cuando se le pregunta a Brenda si tiene esperanza de volver a su país algún día hace un respetuoso silencio. Explica que son dos o tres generaciones de jóvenes venezolanos que crecieron con el chavismo y todo lo negativo del régimen.


“Venezuela para que se reconcilie van a pasar 30 o 40 años”, opina. “Yo necesito mi pasaporte y no tengo, obviamente. No pude votar. No puedo tener mi partida de nacimiento, no hay forma de que me la manden, por lo menos para poder sacar el pasaporte acá”, asevera.


Si voy a Venezuela a mí me meten presa, porque yo tuve que escapar. Ya ahora tengo 64 años, pero no creo que vuelva”, lamenta. Y se emociona porque au nque pasaron quince años desde su partida, todavía añora el aroma de su país. “No es lo mismo el olor a Venezuela. Extraño mi madre patria”.


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