El frigorífico recuperado de Bariloche se reconvierte con otras faenas
La planta de Ñirihuau siempre trabajó carnes rojas y ahora también opera salmónidos. Una cooperativa de trabajadores está a cargo desde diciembre.
La planta de faena de ganado de Bariloche, de la firma Jesús Arroyo, que había quedado paralizada por una quiebra y volvió a operar desde hace varios meses en condición de “empresa recuperada”, adaptó una sección para operar también con salmónidos.
Luego de un largo trámite la cooperativa de trabajadores Jesús Arroyo fue autorizada por la Justicia a fines de 2022 para hacerse cargo de las instalaciones y reactivar la producción.
Además de trabajar con criadores de ganado vacuno y ovino, cerró un reciente acuerdo con productores de trucha del embalse Alicurá para aprovechar capacidad ociosa en ese nuevo rubro, que le abre importantes perspectivas comerciales en el país e incluso en el exterior.
Desde hace algunas semanas la planta incorporó la faena de truchas con habilitación del municipio y destino exclusivo en el mercado local. Pero días atrás también consiguió cumplir todos los requisitos del Senasa y obtuvo los sellos para el “tránsito federal” en el rubro salmónidos, con lo cual podrá vender a clientes del resto de la Argentina.
El productor Leandro Linder, de la firma Truchas Saihueque SRL, dijo que el nuevo estatus logrado por la planta de Arroyo para la faena de truchas le abre la puerta también para incursionar en la exportación, una vez que los organismos sanitarios de Estados Unidos, de Brasil y otros potenciales compradores certifiquen las instalaciones.
Truchas Saihueque no es la única firma que trabaja con Arroyo y apunta a desarrollar allí un nuevo polo de producción con destino a nuevos mercados. También hay otros usuarios como Alhumo y Truchas Bariloche.
La iniciativa surgió porque la única planta de faena a disposición de las pisciculturas de la zona en el ámbito local es Manila, en el barrio El Pilar, y no da abasto.
Días atrás se conoció que era “inminente” la habilitación de las instalaciones de Arroyo, ubicadas en Ñirihuau, para faenar y procesar truchas con categoría de “tránsito federal” por parte de Senasa.
El exdecano del CRUB y profesional en acuicultura Víctor Báez dijo que Arroyo tiene capacidad de sobra para absorber grandes volúmenes de faena, que incluye el eviscerado, fileteado y acondicionamiento en frío para el transporte de producto a distintos mercados compradores, incluso fuera de Bariloche.
Hasta ahora los criadores de trucha que operan en Arroyo han trabajado solo para restoranes y hoteles locales, y en cantidades muy acotadas, que no pasan de los 5.000 kilos semanales.
Linder aseguró que esa es la escala que se puede procesar “con el 5% de un turno” y la planta está en condiciones de optimizar el uso de sus instalaciones en tres turnos, con toda su capacidad, a un ritmo de decenas de toneladas semanales. Dijo que la producción en Alicurá cuenta con peces suficiente para satisfacer esa operatoria y hoy no tienen donde faenar.
Báez sostuvo que “las condiciones que pide Senasa son muy especiales” y para Bariloche es un logro importante incorporar otro sitio de faena de salmónidos.
Una empresa en manos de los extrabajadores
Linder destacó que la tarea en el frigorífico de Ñirihuau la desarrollan en colaboración con la cooperativa Jesús Arroyo, que agrupa a unos 35 extrabajadores de esa firma, alcanzada años atrás por un proceso de quiebra.
A fines de 2022 y luego de arduas gestiones ante el Inaes y otros organismos los exoperarios lograron autorización de la Justicia para reabrir y hacerse cargo de la planta. Al poco tiempo volvieron a producir, bajo la legislación que ampara a las “empresas recuperadas”.
Hace dos meses el juez Cristian Tau Anzoátegui aprobó el nuevo plan de explotación presentado por la Cooperativa, que consiguió demostrar la viabilidad económica de la planta y la garantía de que no agravará los pasivos.
El juez los autorizó a mantener el control del frigorífico por el término de un año, en aplicación de jurisprudencia reciente de la Corte Suprema que “beneficia directamente a los procesos de fábricas recuperadas por sus trabajadores, que pelean por su derecho a sostener un ingreso mínimo de subsistencia, manteniendo a la empresa en marcha”.
En los planteos efectuados por la Cooperativa y sus apoderados se destaca que “la actividad de la planta de faena resulta de interés económico y social para Bariloche y zonas aledañas” y que es además “económicamente rentable”.
La planta de Arroyo, construida en los años 80, es la única apta para la faena de ganado mayor y menor en toda la zona cordillerana de Río Negro. La sentencia de Tau Anzoátegui hace referencia también a los proyectos accesorios para incursionar en la faena de truchas. Incluso menciona la potencialidad para “la generación de biodésel aprovechamiento del descarte de desposte”.
Vacunos y lanares
El frigorífico Arroyo también brinda servicios para matarifes de vacunos, de lanares y realizó en fecha reciente una faena de chivos para el Inta. Mario Barbagelata es uno de los matarifes que trabaja regularmente en la planta y destacó que el complejo funciona “mucho mejor que hace unos años”.
Aseguró que claramente “es una solución” para los productores ganaderos de Bariloche, que de otro modo debían enviar a faena a otras localidades, con mayores costos de flete y logística. Dijo que en su caso faena en Arroyo unos 130 animales por semana y en esta época “no más de 100 lanares”, aunque ese número se incrementa mucho “cuando llega la zafra”, pasada la primavera.
Barbagelata dijo que el frigorífico “está en muy buenas condiciones y tiene frío de sobra” para absorber más hacienda. El matarife tiene campos en la zona y tiempo atrás operó él mismo el frigorífico, durante el proceso de quiebra, pero no lo pudo sostener. Reconoció que el cierre, que se extendió durante un año, “fue perjudicial para todos”.
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