El escultor que nació entre los álamos del Alto Valle: es de Allen y fue seleccionado junto a once artistas del mundo

El talentoso artista de Río Negro está entre los que participarán de un Simposio Internacional de Escultura de Madera en Dinamarca. De tallar una ramita en la chacra de su abuelo a los 10 años, pasará a tallar en Europa, frente a la mirada de expertos.

Entre madera y madera, Leo talló una carrera luminosa; y una historia de vida. La viruta en el piso fue la base para dar pasos cada vez más firmes. La gubia le enseñó todo lo que debía saber. Autodidacta, cultiva su oficio con dedicación dentro del taller que montó en la ciudad que lo vio nacer y crecer, Allen. 

Leo Avalis es escultor. Se crió entre las chacras del Alto Valle y los álamos fueron su musa inspiradora. Empezó tallando una ramita de árbol y en forma de juego cuando era tan solo un nene y hoy, a los 30 años, tallará una madera de grandes dimensiones en el viejo continente, entre los mejores del mundo.  

El allense quedó seleccionado entre los once escultores a nivel global que participarán del Simposio Internacional de Escultura en Madera, el 27 de julio en Dinamarca. El 24 de julio parte rumbo al país europeo y el 7 de agosto retornará a Argentina.

“Pensar que con 10 años estaba tallando un palito y que hoy mismo, sigue siendo un palito de 20 centímetros en el que yo vuelco mis grandes ideas. Pasa de ser una maqueta a ser una obra gigante, a ser una obra monumental y encima ubicada en el continente europeo”, contó deslumbrado. Aún no cae, como de tallar un ramita en la chacra de su abuelo pasó a tallar en Dinamarca frente a la mirada de expertos.  

Su primer acercamiento al arte fue a través del dibujo y a un paso, estaba la escultura. Recuerda todavía hoy aquellas tardes en la chacra cuando era un niño y su mirada se perdía entre los pájaros que volaban, los árboles y las formas que generaba el viento.  

“Un día agarré una navajita o un cuchillito y empecé a tallar ramas de álamos”, contó. Allí fue cuando empezó a aparecer la escultura en madera, que hoy es su especialidad. La carpintería se suma a los oficios amados y que le ayudan a subsistir y a criar a sus propias hijas, Giuliana, Sol de Abril y Luna. 

«Una de las cosas a las que más le presto y le presté atención fue a las chacras, al trabajo de chacra, a los peones rurales, a los perros, a los pájaros, a los álamos, es una parte importante de mi vida y la reflejo mucho en mi obra, de una manera u otra siempre están presentes”, expresó.  

“Me focalizo en la bondad y el trabajo de los trabajadores rurales, esa magia que tienen las chacras y esta zona, nuestra zona”.

Leo Avalis, escultor de Allen.

Se abrió un gran portal y desde ese entonces, Leo nunca paró de producir. Todavía guarda muchos de sus dibujos de la infancia, los atesora. La escultura rebrotó a sus 20 años. Sorprendentemente, Leo se presentó en un concurso de escultura en madera y sin haber estudiado mucho, quedó en el segundo puesto.  

Con el dinero del premio, se compró sus primeras herramientas de talla y motosierra. «A interesarme tanto y al tratar de explotarlo, mi habilidad creció. Fue creciendo muchísimo la calidad de mi obra entonces empiezo a trabajar mucho más duro”, contó.  

Así fue como llegaron sus primeros encargos, esos que fueron motor para impulsarlo. Pero a Leo lo que más lo motivó siempre es lo que nace desde adentro, la creación que brota. En un abrir y cerrar de ojos, Leo se zambulló por completo en el ambiente de la escultura y empezó a aprender de sí mismo y de otros, sin cesar. Sumó materiales como resina, fibra de vidrio, cemento, hierro, madera y objetos reciclados. 

«De chico ya soñaba con ser artista porque admiraba mucho a Miguel Ángel, a Leonardo da Vinci, ya lo tenía muy decidido”, reveló y agregó: “Me di cuenta de que quería dedicarme plenamente a esto cuando no lo dejaba de hacer y sentía la necesidad fuerte de volver a hacerlo».  

Hoy sus trabajos se pueden encontrar en casas, parques temáticos, en exposiciones de encuentros, simposios no solo de Allen sino de Neuquén (4) y de San Luis (12). En su ciudad natal tiene tres obras en cemento: el monumento de Estrellas Amarillas en calle Eva Perón, a Bomberos Voluntarios en el cuartel y el busto del pediatra fallecido Isidoro Kantor en la Plaza de las Infancias.

La Legislatura de Río Negro le dio un reconocimiento como artista regional y declaró de interés cultural su trayectoria artística y su trabajo. 

Leo, un artista versátil e integral, inventivo 


Poco a poco se incorporaron otras técnicas que se complementaron como la soldadura, la albañilería y hasta el diseño gráfico. «Hoy en día mucho de mi obra tiene todo, un poco de cada oficio. Me sirvió para poder resolver cualquier cuestión técnica que pueda surgir”, dijo. 

Conocer a Leo es encontrarse con un artista dinámico, polirubro y que tiene todo tipo de herramientas y materiales al alcance de la mano. Además, tiene su taller de carpintería con su hermano Lisandro.  

«No quedo conforme nunca con la obra”, admitió entre risas. Es porque cree que siempre puede ser mejor. “Es el hambre de progresar es lo que me mueve constantemente a mejorar la obra y a potenciar la siguiente. Todo es un gran aprendizaje”, explicó el escultor quien ahora piensa en incursionar en piedra. 

Un gran desafío: «Estoy hecho para eso»


Leo se lleva al país extranjero una propuesta escultórica que consiste en el cuerpo de una mujer embarazada en una especie de reposo con una torsión en la que se disuelve la figura y se transforma en un plano.

Sabe que va a ser un gran trabajo porque son pocos días para hacerlo, precisamente una semana. “Es un gran desafío pero estoy hecho para eso”, dijo confiado.  

“Juego con los planos, la figuración y la abstracción. Busco que la obra sea interesante desde varios puntos trabajo mucho con el movimiento, que la obra diga algo, que te invite a pensar, a recorrerla y entender qué es lo que está pasando ahí”, describió.  

Saberse uno de los once artistas seleccionados de todo el mundo para él es un “privilegio enorme” y buscará estar a la altura de representar de la mejor manera a su ciudad, su provincia y su país.  

Cada noche antes de viajar sigue haciendo lo mismo de cada día: tomar un mate, madrugar y dibujar en algún papel alguna idea que surge como catarata. Lo llena de satisfacción saber que su trabajo y empeño ya dio frutos.  

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