El emergencista de Roca que salva vidas y conquista montañas
Gustavo Cona durante la semana corre detrás de las emergencias médicas para luego conectarse con la naturaleza en las alturas. El andinista ya logró conquistar la cumbre del Domuyo, Tromen y otras montañas de la región.
El viento de la montaña no detiene a Gustavo Cona que siente la adrenalina en cada paso para conquistar los 4.707 metros del Volcán Domuyo.
Durante la semana el emergencista de Roca se dedica a salvar vidas en el Sistema Integral de Atención Rionegrina de Medicina de Emergencias (Siarme). A todo velocidad salen con sus compañeros en la ambulancia cada vez que los convocan. Gustavo combina así sus dos pasiones: las emergencias y el alpinismo.
Luego de correr con cada llamado, cuando llega el fin de semana, se conecta con la naturaleza en las alturas de Paso Córdoba. Su entrenamiento tiene como objetivo alcanzar una nueva cumbre de la región.
Gustavo desde hace 20 años trabaja en el hospital y el año pasado pasó a formar parte del servicio Siarme.
“Estuve 10 años en el Ejército Argentino donde conocí las actividades de la montaña y empezó mi amor por el senderismo”, recordó.
Su primera cumbre con las fuerzas de seguridad fue el Volcán Copahue de 2.997 metros en 1995.
En 2015 comenzó a prepararse con amigos y recorrer cerros hasta que en octubre de 2017 fundó el grupo Senderismo Alto Valle.
“Lo armé y colaboró conmigo un excompañero del Ejército que vive en Allen, Roberto Candia. Lo hacemos porque nos gusta, no vivimos de esto, sino que nos apasiona”, expresó.
Actualmente 15 personas integran el grupo y todos los fines de semana entrenan en Roca. “Gracias a Dios tenemos el sector de Paso Córdoba que para el turismo de montaña es espectacular”, destacó.
A principios del año pasado se propusieron hacer senderismo de alta montaña de más de 4.000 metros. «Comenzamos a entrenar y en octubre llegamos al Volcán Tromen que tiene 4.114 metros como preparación para hacer el Volcán Domuyo que lo hicimos el 17 y 18 de febrero pasado», detalló.
Gustavo señaló que pasar los 4.000 metros de altura es difícil, “hay que estar bien preparado física y mentalmente. El 60% del recorrido lo hacés con tus piernas y el resto con tu cabeza y generalmente te quedás sin piernas”.
Sin embargo, aunque es complicado, la sensación es increíble, “llegar arriba es inexplicable, hay que vivirlo, te quebrás en llanto”, expresó el andinista de 50 años.
Para el emergencista no es imposible, “cualquiera que no tenga alguna enfermedad, patología extra, o alguna dificultad motora lo puede hacer, hay que entrenar, es difícil pero se logra”, sostuvo.
Las personas que comienzan por primera vez necesitan “ropa deportiva y un par de zapatillas nuevas que te permitan caminar sin resbalar. A medida que vas haciendo cerros más altos vas necesitando más elementos”, comentó.
Para hacer un Volcán Domuyo o un Volcán Tromen que son ascensos de alta montaña “necesitas un par de botas específicas, pantalón y guantes térmicos, casco. Eso lo vas sumando a medida que vas avanzando” explicó.
En el grupo que dirigen actualmente lo integran desde una joven de 17 años a un hombre de 58.
Cuando llega el sábado Gustavo cambia la sirena de la ambulancia por el sonido que producen las ráfagas de los cerros del Alto Valle. La experiencia es única y en lo más alto de la montaña, el emergencista se siente vivo.
Comentarios