El Dengue y la sequía: cómo el cambio climático ya afecta la salud en Argentina

The Lancet Countdown informó las consecuencias de la crisis.

Argentina enfrenta una creciente amenaza en la salud pública debido al cambio climático: el aumento en la incidencia del dengue y la intensificación de las sequías. Un reciente informe de Lancet Countdown, una iniciativa internacional de monitoreo del cambio climático y sus efectos en la salud, subraya cómo el calentamiento global impacta de manera directa e indirecta en la salud de los argentinos.

El informe fue elaborado por 122 expertos de 57 instituciones basándose en el 2023 y muestra que los países latinoamericanos siguen observando una creciente exposición de la población a las cambiantes condiciones climáticas.

La temperatura promedio en Argentina ha aumentado, exacerbando olas de calor y afectando la disponibilidad de agua en todo el país. La sequía fue devastadora e impactó sectores clave como la agricultura, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas.

Entre las principales acciones humanas responsables se encuentran la quema de combustibles fósiles, la deforestación, la agricultura intensiva y la urbanización descontrolada, que emiten gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano en grandes cantidades.

Por esto, en Argentina la falta de agua potable y el aumento de enfermedades como el dengue son consecuencias directas de los cambios inducidos por el ser humano en el ambiente

El mosquito Aedes aegypti, vector principal del dengue, se ha adaptado a las nuevas condiciones, extendiendo su rango de transmisión y provocando un aumento sostenido en el número de casos. Desde 1951-1960 hasta 2013-2022, el riesgo de transmisión de dengue ha crecido en un 54% en Latinoamérica, con Argentina como uno de los países más afectados en la región.

Una de las infecciones actuales que tienen en vilo a gran parte del país. El dengue.

Las sequías fueron exacerbadas por el cambio climático y  produjeron una grave escasez de agua en Uruguay y la pérdida del 15% de la producción de cereales en la Argentina.

La falta de acceso a agua potable incrementa el riesgo de enfermedades gastrointestinales relacionadas con el consumo de agua contaminada. Además, los expertos subrayaron que la exposición a estas situaciones afecta también la salud mental de las personas.

El informe sugiere que «la transición a energías renovables y cero carbono no solo podría ayudar a evitar millones de muertes que cada año resultan de la exposición a la contaminación del aire derivada de combustibles, sino que también podría ayudar a combatir la pobreza energética”.

La transición a fuentes de energía más limpias, la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y el fomento de una mayor eficiencia energética en los sectores industriales y de viviendas no sólo son medidas de mitigación del cambio climático, sino también oportunidades sanitarias y económicas para lograr sociedades más prósperas y sanas.

El informe indicó que los países de Latinoamérica necesitan aumentar la financiación climática mediante compromisos financieros permanentes y bancos multilaterales de desarrollo para allanar vías de desarrollo resilientes al clima.


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