El consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer aunque se beba en forma moderada
Así lo indica un informe de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer. Un médico oncólogo de Bariloche advirtió que cada vez hay pacientes más jóvenes con patologías como cáncer de colon, carcinoma gástrico y del esófago.
Un informe de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer da cuenta de la caída de las tasas de muerte por esta enfermedad aunque destaca un aumento alarmante de varios tumores, especialmente en el sistema gastrointestinal entre adultos jóvenes.
El consumo de alcohol creció con la pandemia, pero nunca bajó
Según el estudio, el 40 por ciento de todos los cánceres se asocian a factores de riesgo que se pueden modificar, como el consumo de alcohol, el tabaco, mantener una dieta y una vida con ejercicio, entre otros.
Menciona un estudio de seguimiento que se realizó durante 12 años entre más de 135 mil adultos británicos mayores de 60 años que concluyó que aquellos que bebían poco o de manera moderada no se beneficiaban de una reducción en las enfermedades cardiovasculares. En tanto, los que bebían poco o de manera moderada experimentaban más muertes por cáncer.
“No encontramos evidencias de una asociación beneficiosa entre el bajo consumo de alcohol y la mortalidad”, sintetizó la autora principal del estudio, Rosario Ortolá, profesora asistente de medicina preventiva y salud pública de la Universidad Autónoma de Madrid, a New York Times.
El consumo moderado de alcohol se asocia con un riesgo más alto de muerte por todas las causas y un riesgo más alto de morir de cáncer. A la vez, beber vino solo con las comidas solo «moderaba este riesgo».
Ortolá consideró que esa reducción en el riesgo «podría deberse a una absorción más lenta del alcohol. O podría reflejar otras elecciones de estilo de vida saludables que estas personas hicieron».
La evidencia
El médico oncólogo Andrés Antón, jefe de Oncología de la Fundación Intecnus en Bariloche, aseguró que ya se conoce que el alcohol es «cancerígeno».
«Es la sustancia de consumo y adicción más popular, promocionada y de moda en Argentina. Después de la pandemia, todos los indicadores de Salud Pública indican que los niveles de consumo problemático subieron», resumió.
En su metabolismo, el alcohol queda transformado en una sustancia -acetaldehído– que interactúa con el ADN. Antón lo definió como «un mutagénico, capaz de producir mutaciones químicas en el ADN«. «Estadísticamente, hay evidencia de que no hay una dosis segura y de que el consumo de alcohol se asocia a un aumento de varios tipos de cáncer no solo de esófago sino colon, pancreas, mama. La lista va en aumento», afirmó.
Insistió en que el consumo de alcohol debe ser abordado por Salud Pública y en que se desalienta el consumo diario. Entendió que «su naturaleza como elemento químico con capacidad de generar mutaciones y aumentar la incidencia de varios tipos de cáncer es una realidad».
¿Qué observan los profesionales a diario en el consultorio? Antón advirtió que la población que atiende no representa a la población en general. «Sin embargo, lo que se está viendo coincide con los registros a nivel mundial: pacientes más jóvenes con patologías como cáncer de colon y ADN carcinoma gástrico y del esófago, localizados en la frontera de dos órganos del aparato digestivo superior, como el esófago y estómago», puntualizó.
Resaltó que la dieta tambien incide en la microbiota. «Los microorganismos que habitan nuestro intestino no son simples pasajeros. Vienen evolucionando a la par de todos los organismos vivos y tienen funciones de modulación, de inflamación, de respuesta inmune y de vigilancia inmunológica», detalló.
Mencionó dos tipos de paradigmas de patrones de alimentación: el occidental y el mediterráneo. El primero basado en grasas saturadas, alimentos y carnes procesados y azúcares refinados; la segunda es una dieta fuerte en vegetales, legumbres, pescado y aceite de oliva, entre otros.
Antón subrayó que se está detectando la inflamación crónica como un factor importante en la génesis de enfermedades oncológicas. En este sentido, la dieta más occidental resulta «preinflamatoria». «Ciertos tipos de alimentación se asocian a un aumento químico vinculado a la activación de la inflamación. Y la inflamación crónica es promotora de la formación de tumores», consideró.
El estilo de vida sedentario también favorece enfermedades como el cáncer. «El ejercicio es prosalud. Baja la mortalidad de todas las causas de mortalidad por cáncer, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas. Hablamos de un combo de estilo de vida», concluyó.
Comentarios