El color intenso del jacarandá llegó al Alto Valle: qué calles de Neuquén se llenaron de flores violetas

El ejemplar típico de Buenos Aires, floreció contra todo pronóstico en Neuquén. ¿Ya los viste?

Un árbol típico en Buenos Aires sorprendió a algunos vecinos de Neuquén. Se trata del jacarandá hermoso y distinguido por sus flores violetas que revivan el color de la ciudad. Acá te contamos donde podes encontrar algunos ejemplares y sacarte alguna que otra foto.

En noviembre es común ver imágenes de cómo los barrios porteños se llenan de un color lila intenso que conquista a turistas e incluso a los propios vecinos de la ciudad. La floración de los jacarandás invaden las calles ofreciendo un espectáculo natural cada año en esta época, pero no fue hasta este lunes que los vecinos de Neuquén notaron que en la ciudad capital también habían algunos espectaculares ejemplares.

En plena zona centro en la esquina de las calles Hipólito Yrigoyen y Elordi, se puede ver un jacarandá joven que resalta por su particular color lila. Pero este, hasta el momento, no es el único ejemplar ya que también se puede ver otro jacarandá mucho más joven sobre las calles San Martín y Jujuy.


Qué es el jacarandá y por qué es novedosa su llegada al Alto Valle


El jacarandá es un árbol subtropical de la familia Bignoniaceae oriundo de Sudamérica. La intensidad de su color se la debe a un detalle muy particular de la especie, florece después de haber desprendido la mayoría de sus hojas y solo lo hace una vez al año.

El árbol se convirtió en un emblema en Buenos Aires, tanto que en 2015 fue declarado árbol distintivo de la Ciudad Buenos Aires por la Legislatura porteña. Aunque se trate de una especie no nativa, ya que es originaria del noroeste de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.

Flores violetas en Neuquén Foto: Oscar Livera

Lo atípico de que se encuentre en Neuquén es que este árbol por lo general crece en el norte y el nordeste de Argentina debido a las condiciones climáticas.

Es una especia originaria de las selvas de montaña, es sensible a temperaturas inferiores a -1 °C continuadas, los ejemplares más jóvenes mueren si el clima es inferior a los 0°C y solo resisten una sequedad débil. Por ello se cree que los ejemplares encontrados en Neuquén deben ser unos de los pocos que resistieron al clima típico de la Patagonia Norte.


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