El coleccionista de Viedma que bate todos los récords: atesora música y 10.000 rollos de pianola

Horacio Asborno rescata de los altillos y del olvido, pianolas de hace un siglo atrás. Un viajero del tiempo, buscador de tesoros y fanático de lo inédito.

Tiene 68 años y en su colección brillan diez pianolas y 10.000 rollos de música perforada, todos milimétricamente archivados y clasificados, como no se encuentra ni en los museos.  

Estos instrumentos -pianos mecánicos que permiten la reproducción automática de la música perforada en un rollo de papel- datan de los años 1900 a 1930. Con su dedicación, él los rescata de las garras del olvido. Así es Horacio Asborno, un buscador empedernido, considerado uno de los mayores coleccionistas de pianolas y rollos en América en poseer semejante capital cultural.  

Horacio y sus pianolas. Foto: Marcelo Ochoa

Contador público de profesión y amante de la música desde los diez años, inmortaliza el pasado que vive en ese registro musical. Atesora lo que a cada hora se disuelve. Horacio es un coleccionista, un archivo vivo de artistas y géneros musicales de hace más de un siglo atrás.  

«Justo me entró un lote (de rollos) que compré hace 15 días en Buenos Aires, de música clásica y popular”, dijo el hombre de Viedma. Así pudo completar los que le faltaban para llegar al número redondo. Es nacido en La Plata, pero vive en Río Negro desde los 30 años. Llegó a vivir a la Patagonia buscando nuevos horizontes porque la gran ciudad lo había saturado. A la orilla del río Negro encontró la melodía que buscaba.  

Foto: Marcelo Ochoa

“Desde los 17 años a la fecha, me dediqué toda la vida a buscar rollos”, resumió. Hay otros como el en Argentina que coleccionan rollos, pero nadie tiene tantos y tampoco los tienen catalogados. La novedad es que él los tiene funcionando porque gracias a un luthier y técnico alemán de renombre, Fernando Kaiser, a los 22 años aprendió el oficio de restaurar pianolas.  

A los 16 años tuve oportunidad de ver un instrumento muy raro para mí, que parecía ser un piano”, contó. Era una pianola. Pasó el tiempo y volvió a toparse con una en la casa abandonada de su bisabuela en Bragado. Por alguna extraña razón el instrumento lo perseguía. Al lado había un cajón con un montón de rollos de papel perforado.  

Foto: Marcelo Ochoa

“Me di cuenta después, que eran rollos de música, donde estaba el Danubio Azul, la Cumparsita, tangos, rancheras, foxtrot, paso doble”, contó. Ese día se enteró de que esos rollos colocados en la pianola podían reproducir la obra musical sin tener ningún tipo de conocimiento musical, ni técnica. “Me pareció más fantástico”, recordó.  

A él le gustaban las sonatas o sinfonías de Beethoven, las obras de Mozart, las cuales no podía interpretar. “Yo podía tocar algunos acordes, algunos compases, pero con esos rollos y con la pianola funcionando, podía tocar la obra completa sin saber absolutamente nada”, descubrió. Fue un antes y un después. 

Los primeros rollos que consiguió no los pudo reproducir porque nunca pudo restaurar la pianola de su bisabuela. “Eso me motivó a buscar otras, que fue muy difícil, porque en los años 60 y 80; las pianolas no se conocían, nadie sabía de lo que eran, dónde estaban ni quiénes las tenían”, aseguró. 

Foto: Marcelo Ochoa

La búsqueda de pianolas se volvió casi una obsesión. En 1980, se comunicó con Horacio una mujer de Lomas de Zamora, quien le ofertó una pianola, pero sus escasos recursos como estudiante no le permitían comprarla. El destino quiso que sea de él y a los días la vendedora lo llamó y le dijo que, a pesar de tener ofertas mejores, quería que la conservara él. Horacio logró restaurarla y se llevó una sorpresa: “Es piano, pianola y armonio. Una cosa única, es muy raro encontrar una pianola que además de pianola tenga un tercer instrumento en su interior”, dijo y agregó: “Es la única pianola que yo conozco con esas características».  

Viajero del tiempo 


“Pongo uno de esos rollos en la pianola y lo tenemos a Arthur Rubinstein tocando acá esa melodía tal cual la tocó quizá en 1915, en 1918. Es como si fuera el fantasma que vino 120 años después a tocar en tu casa”, expresó.  

Foto: Marcelo Ochoa

“Son instrumentos de otra época”, dijo. Las pianolas en Argentina y en el mundo existieron entre 1900 y 1930 y luego se dejaron de fabricar. Eran de Alemania y Estados Unidos, algunas se fabricaron en Canadá, España, Francia e Inglaterra. “En Argentina nunca se fabricó una sola pianola, pero sí se fabricaron y perforaron, se editaron los rollos musicales”, contó tras una investigación de más de 20 años.

Actualmente, en su colección tiene música clásica, marchas e himnos de distintos países, pero sobre todo obras de tango: más de 1000. Para Horacio, lo fascinante es que en la época de edición de los rollos se dio en simultáneo con la gestación del tango argentino, platense. “Nos encontramos con que la producción, edición de rollos de tango para pianola en nuestro país fue la más importante del mundo”, dijo.  

Foto: Marcelo Ochoa

Además de atesorar y poner en valor estas obras, Horacio difunde este material a través de su cuenta de Youtube (@ioracio) donde deleita a los fanáticos como él, con más de 3000 temas cargados.  

“Quiero rescatar los rollos olvidados, perdidos, esos a los que nadie les da valor. Los que están guardados en altillos”, dijo, para poder así preservar una historia musical que existió en el país y que está totalmente olvidada. “Lo fundamental es que quede registro para la posteridad”, concluyó.    

Un libro “Rollos de tango” 


“Cuando reviso mis archivos, encuentro que hay como 450 rollos de tango argentinos interpretados por Agustín Bardi, pianista y renombrado compositor de tango que tuvo su auge en 1912”, contó. Es de tal valor lo que consiguió reunir, que el Instituto Nacional de la Música grabó piezas de Bardi que solamente Horacio tenía en su poder. Él era el único con registros en vivo de sus interpretaciones. 

Foto: Marcelo Ochoa

Ese hallazgo fue tan importante en su trabajo de investigación que dio origen a un libro llamado “Rollos de Tango” en coautoría con el historiador y musicólogo Omar Garcia Brunelli. El 15 de agosto, la obra, fue presentada en el Museo Nacional de Arte Decorativo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). 

En las páginas del libro, Horacio contribuye a la difusión y conocimiento de la sociedad respecto de estos instrumentos musicales históricos, reviviendo la historia, contando su desarrollo en el país y el mundo.

El 5 de septiembre pasado, la Legislatura de Río Negro declaró la publicación del libro de interés social, literario y cultural.

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