El «cinemovilero» que acerca películas al corazón de los pobladores del norte neuquino

Hace aproximadamente 10 años, en el paraje Colipilli, un hombre mayor apareció a caballo, vestido con su mejor ropa. Llegaba para ver cine por segunda vez en toda su vida. Ese día fue el único espectador de la película que llevó al pueblo Gustavo Zuñiga, el encargado del Cine Movil de Neuquén. «Esas son las cosas que nos marcan. No importa la cantidad de gente, sino la experiencia en cada lugar», expresó el protagonista de esta historia: el guardián del cine argentino que acerca películas a lugares donde nunca habían llegado.

En lo más recóndito de la provincia de Neuquén, donde la señal de internet apenas llega y los kilómetros separan los pueblos, Zúñiga se convirtió en un puente entre la cultura y la gente.

La historia del Cine Movil a través del INCAA se remonta años atrás. Comenzó a funcionar en 1998 en articulación con el gobierno provincial. Sin embargo, no fue hasta el 2007 que se incorporó Gustavo; y unos años después comenzó a dedicarse exclusivamente a difundir las películas en todo el territorio neuquino.  

Escuelas, clubes, hogares para personas mayores, salones comunitarios y municipales, organizaciones no gubernamentales de parajes y localidades de la provincia, son la “oficina” de Gustavo y sus compañeros.

Recorre unos 9.000 kilómetros anuales con un promedio de visitas a 15 espacios por mes, incluyendo ciudades, pueblos y parajes, solo con una camioneta con pantallas, proyectores y una computadora.

A cada destino llega con distintos tipos de producciones: desde cortometrajes para niñas y niños hasta películas clásicas del cine argentino para personas adultas.

Así fue en el 2008, cuando llegó con el Cine Móvil al paraje Charra Ruca, en Huinganco. En el salón vecinal se proyectó “Iluminados por el fuego”, una película que narra las experiencias de un excombatiente de Malvinas.

“Al finalizar se nos acerca un hombre, visiblemente conmovido y nos cuenta que era veterano de la Guerra de Malvinas, que nos agradecía mucho por haber llegado con esta película al lugar donde él vivía”, recordó.

En septiembre de este año fue al paraje Trailathué. La escuela del lugar invitó a participar de la función a padres y madres. Guillermo, el compañero de Gustavo, les preguntó después de la función si alguien había ido al cine. La mayoría de las personas invitadas contó que era la primera vez que asistían a una función. 

Un espectador solitario que se vistió con sus mejores galas, familias que vieron una película por primera vez y un veterano de la Guerra de Malvinas emocionado. Son algunas de las miles de anécdotas que este cinemovilero guardará por siempre en su memoria.

«Es muy común que lleguemos con mis compañeros a lugares donde hay personas mayores que es la primera vez que ven cine. Ser parte de eso es muy gratificante”, manifestó Gustavo. Aseguró que lo más satisfactorio de su trabajo es la devolución de la gente. «Termina la película, se apaga la pantalla y nos agradecen por haberles acercado el cine», señaló.

Gustavo considera que el Cine Móvil «es una muy buena herramienta de difusión del arte audiovisual». «El impacto en la población es muy positivo, porque de otra manera a lo mejor la gente no tiene acceso”. 

Es por eso que trata de llegar a los puntos más alejados, organizando circuitos. Se hace base en una localidad y durante el día se trasladan a parajes cercanos. El objetivo siempre será “poder llegar con el cine argentino a todos los lugares donde sea posible”.