Discriminación por orientación sexual: siguen las situaciones de exclusión en Bariloche

El 17 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Eel Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Zona Andina expuso situaciones que aún padecen muchas personas.

El 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró a la homosexualidad de la categoría de enfermedades. Hoy, 32 años después, siguen generándose múltiples casos de discriminación.

Cada 17 de mayo, se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Desde el Colegio de Psicólogas y Psicólogos de la Zona Andina recalcaron que este día intenta «reparar algo que como sociedad no está saliendo bien: la inclusión de todas las personas«.

En este sentido, los integrantes de la institución contaron diversas situaciones planteadas en los consultorios.

Al término de una sesión, un joven le preguntó a su psicóloga si podía llamarlo Nico ya que muchos lo seguían llamando por un nombre femenino que le habían asignado al nacer. La profesional le consultó si su madre lo llamaba de la misma manera y el joven le dijo que aún no. «¿A quién más le pudiste decir tu nombre?», indagó la profesional. Respondió que solo a su mejor amiga, aunque tampoco lo llamaría así en su casa porque su mamá «lo mataría».

«Nico aún utilizaba el estado neutro de la adolescencia como cobertura transgénero. Algunes le llamarán indefinición sexual, incluso a forma de diagnóstico, típica de la adolescencia. Él siguió descubriendo su identidad trans, hasta que decidió migrar a Buenos Aires, donde el anonimato de una ciudad nueva y más grande siguió cubriendo su decisión», contaron.

Otro caso fue el de Jimena. Esta mujer caminaba por la calle Mitre con su novia cuando se cruzó a su jefe. Al día siguiente, cuando él la llamó a su oficina en el trabajo para «hablar sobre un tema”, la mujer sintió temor: «Respiré profundamente para calmar mi corazón que latía a mil. La emoción era pánico. El pensamiento era catastrófico. Pensaba que me iban a echar. Pero entré y me habló de algo del laburo. No me hizo ningún comentario de mi orientación sexual”, expresó Jimena.

«Estas historias, plantearon los psicólogos, cuentan lo que escuchamos a diario: el padecimiento, la vergüenza, el miedo al rechazo, la sensación de no pertenecer y de estar defraudando a quienes más quieren por ser quienes son. A veces la discriminación es absolutamente desenmascarada; otras, sutiles y hay casos en que aparece en forma de exclusión».

Una tarde, Susana recibió el informe del colegio de su hija que debía ser firmado por ambos padres. Al final del papel, estaba la línea punteada para la firma de la mamá y otra para el papá. «Tuve que tachar donde decía papá para poder firmar”, contó Susana, casada con otra mujer. Ambas son madres de la pequeña.

En una primera sesión, la psicóloga le preguntó a Hernán si tenía pareja. Él respondió que estaba junto a Matías desde hace seis años. Tras unos segundos de silencio, se animó a plantear: «¿Sabés una cosa? Siempre me preguntan si tengo novia o esposa. Y no si tengo pareja. Cuando aclaro que tengo un novio que se llama Matías, tengo que seguir aclarando porque entonces me preguntan si soy gay«, advirtió.

Desde el Colegio de Psicólogos, advirtieron que estas últimas dos situaciones «hablan de la exclusión todavía presente hoy día«. «Con tantas leyes que amparan al colectivo LGBTIQ+, como sociedad nos queda mucho recorrido por hacer. En un formulario, claro que se puede tachar y escribir la opción correcta. Pero no se trata de lo dificultoso o sencillo que pueda ser el acto de corregir. Se trata de sentir que se está por fuera de lo esperado«, señalaron.

Destacaron también que «el movimiento de los últimos años es constante y tiene una direccionalidad hacia la inclusión y ampliación de los derechos». Pusieron como ejemplo el caso de Valentina, la mamá de Jazmín. “Fuimos al pediatra de Jazmín y le contamos que ahora es una nena trans. Nos preguntó si queríamos que le cambiara el nombre en la historia clínica y en la base de datos del sanatorio para que no volvieran a nombrarla con su nombre anterior», relató la mujer.

Al explicarle que aún no habían realizado el cambio del documento, el profesional les explicó que con la Ley de Identidad de Género «no hace falta hacer el cambio registral para exigir que se la nombre con su género y nombre autopercibido».

Los psicólogos recordaron que «somos generaciones bisagras, estamos en un constante proceso de deconstrucción y aprendizaje. Nos acercamos hacía la meta, pero no podemos dejar de ver el trayecto que falta y de visibilizar el enorme sufrimiento psíquico que todavía hoy trae aparejado ser homosexual, bisexual, travesti, transexual, queer o intersexual«.

En este sentido, el Ministerio de Salud de Nación recomienda preguntar a todas las personas (sin distinción de edad) cómo prefieren que se las nombre para nombrarlas de ese modo; utilizar pronombres y artículos de acuerdo a la identidad de género autopercibida y garantizar un abordaje respetuoso.


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