Día Mundial sin Tabaco: ¿por qué es tan adictivo el cigarrillo?

La nicotina es un químico altamente tóxico que puede cambiar el funcionamiento del cerebro y está presente en los productos del tabaco, desde cigarrillos convencionales a electrónicos, entre otros. En suma, causa 8 millones de muertes en todo el mundo cada año.

El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de muerte y discapacidad en el mundo por cánceres, enfermedades cardiovasculares y enfermedades pulmonares crónicas. Sin restarle trascendencia a las estrategias de marketing y lobbys que ejercen las grandes industrias tabacaleras y su impacto a nivel macroeconómico, social y político, a pequeña escala la pregunta suele ser por qué resulta tan difícil dejar de fumar.

La respuesta a porqué el cigarrillo es tan adictivo reside, en gran medida, en la nicotina. Como explicó la médica Michelle Groarke a The Guardian, se trata de “un químico altamente tóxico. Sin embargo, los cigarrillos contienen obviamente mucho menos de lo que es una dosis fatal para los humanos, que toleran dosis mucho más altas de la sustancia química en uso continuo”, por eso los animales más pequeños y los insectos no la toleran ni suelen consumir.

En humanos, la nicotina ingresa al organismo y activa estructuras normalmente presentes en el cerebro llamadas receptores. Luego, estos receptores liberan una sustancia química cerebral llamada dopamina, encargada de provocar una sensación de placer. “La respuesta de placer a la dopamina es una gran parte del proceso de adicción a la nicotina”, señala Mayo Clinic. Con el tiempo, si la persona sigue fumando, aumenta la cantidad de receptores y llega a tener miles de millones más que los no fumadores (también por este motivo es que para algunos es más fácil dejar el cigarrillo, porque no tienen un nivel tan alto de receptores).

Según la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), el uso de cualquier producto de tabaco puede conducir a la adicción a la nicotina, ya sean cigarrillos electrónicos, puros o los sin combustión, entre otros. “Esto se debe a que la nicotina puede cambiar la forma en que funciona el cerebro, causando antojos de más”. Además, algunos productos de tabaco contienen aditivos que facilitan que el cuerpo absorba más de la sustancia.

Por su parte, el presidente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Toronto, Bernard Le Foll, explicó a Live Science que “una vez que se desarrolla una adicción a una sustancia, las personas experimentan antojos y/o abstinencia cuando no la usan durante cierto período de tiempo”. Y agregó que el tabaco es adictivo porque la nicotina es una sustancia psicoactiva, es decir, puede provocar cambios en el estado de ánimo, la conciencia, los pensamientos, los sentimientos o el comportamiento. A su vez, también genera que el placer se sienta casi de inmediato y desaparezca rápidamente.

Finalmente, si la persona está intentando dejar de fumar, los receptores del cerebro no reciben nicotina y la respuesta de placer se interrumpe provocando síntomas de abstinencia como ansiedad, irritabilidad, inquietud, dificultad para concentrarse, estado de ánimo depresivo, frustración, ira, aumento del hambre y dificultad para dormir, precisa Mayo Clinic.

Como si fuera poco, “para hacer que dejar de fumar sea aún más difícil, los receptores cerebrales pueden condicionarse para esperar nicotina en ciertas situaciones mucho después de haber dejado de fumar. Por ejemplo, si fuma regularmente cuando bebe alcohol, o cuando se encuentra en una situación estresante, o después de una comida, los receptores de nicotina en su cerebro anticipan la descarga de dopamina de la nicotina en ese momento. Estas situaciones ‘desencadenantes’ pueden provocar ansias intensas de fumar un cigarrillo, incluso si ha dejado de fumar hace meses”, indica la prestigiosa institución.

En definitiva, para no contribuir a las 8 millones de muertes en todo el mundo cada año (incluidos 1,2 millones que mueren por exposición al humo de segunda mano), en primera instancia,lo que hay que hacer es mantenerse lejos de la nicotina. En casos de fumadores, la buena noticia es que una vez que deje de fumar por completo, la cantidad de receptores de nicotina en el cerebro eventualmente volverá a la normalidad.

Este año el lema de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) del Día Mundial sin Tabaco es “Cultivemos alimentos, no tabaco”, dado que “el cultivo de tabaco es perjudicial para nuestra salud, la de los agricultores y la del planeta. La industria tabacalera interfiere en los intentos de sustituir el cultivo de tabaco, con lo que contribuye a la crisis alimentaria mundial”. Si querés leer más y obtener recursos para dejar de fumar basados en la evidencia científica, visitá esta página de la agencia sanitaria.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN. 



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