Día Mundial de la Lucha contra la Depresión: levantemos la mirada y hablemos del dolor social

El sábado es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Por eso, en esta edición reflexionamos sobre la importancia de visibilizar este tema y entender que se trata de un diagnóstico médico.

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¡Buenos días! El sábado es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Por eso, en esta edición reflexionamos sobre la importancia de visibilizar este tema y entender que se trata de un diagnóstico médico.

Intervención: Marisol Echarri.

Nos acercamos al Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Un tema que, sin dudas, no es fácil de abordar y que suele esquivarse.

Es, además, una cuestión compleja. Pero sobre la cual necesitamos hablar, para levantar la mirada ante quienes sufren a nuestro alrededor. Lo primero que podemos compartir es que, tanto a nivel mundial como en la Argentina, una de cada diez personas padece depresión.

Y no solo se habla poco del tema, sino que se desconoce mucho. Y por eso se estigmatiza a las personas que atraviesan esta enfermedad.

Hay que diferenciar la tristeza y la depresión. La tristeza tiene una causa concreta, un hecho puntual, y dura un tiempo específico. La depresión, en cambio, se extiende en el tiempo y se desconoce el origen. En algunos casos, la depresión puede durar meses, años y volverse crónica.

En algunos países la depresión es una de las principales causas de incapacidad laboral.

Y hay que remarcar un punto: se trata de un problema médico, no es un estado de ánimo pasajero, sino un trastorno del estado de ánimo. Es decir, es un diagnóstico clínico como la diabetes, el asma o la hipertensión. Hasta tiene una base fisiológica real: se pueden medir los cambios hormonales que ocurren en casos de depresión.

Hay una relación muy fuerte entre soledad y depresión. Los especialistas coinciden en que estos tres temas deben ser hablados, discutidos en sociedad. Cuantos más pacientes pidan ayuda se salvará a más personas.

Nuestro organismo está preparado para mantener relaciones sociales activas y permanentes. La soledad multiplica por cinco la posibilidad de sufrir depresión. Y las personas con depresión tienen 20 veces más posibilidades de quitarse la vida que alguien que no sufre depresión. De hecho, el 90 % de quienes se suicidan tienen algún trastorno de salud mental; por lo general, depresión.

La relación entre la soledad la depresión nos habla de lo que hoy se denomina el dolor social. Hay un dolor social. El mundo moderno nos favorece en muchas cosas, pero evidentemente muchos detalles de la ternura, del abrazo, del mirarse a los ojos, se han perdido en la actualidad.

Si de cada diez personas una padece depresión es mejor estar atentos y ser más sensibles. Hay una necesidad de mirar a otros y que otros nos miren. Es una verdadera patología a la que prestarle cada vez más atención.

Pan American Energy busca ser un promotor activo en el desarrollo de las comunidades en las que opera. Por ello, lleva a cabo acciones de triple impacto para crear valor económico, social y ambiental a través de la articulación público-privada. Su trabajo en Sustentabilidad se basa en cuatro ejes estratégicos: educación y cultura, salud y deporte, desarrollo local y ambiente. En el último año, con sus más de 100 programas, la compañía alcanzó a más de 300.000 personas.

Conocé más en pan-energy.com/sustentabilidad

Según datos de la OMS, a nivel mundial alrededor de 280 millones de personas tienen depresión. Este padecimiento es un 50 % más frecuente en mujeres que en varones.

“La depresión puede causar dificultades en todos los aspectos de la vida, incluidas la vida comunitaria y en el hogar, así como en el trabajo y la escuela”, alerta la OMS.

Como dijimos, lo primero es levantar la mirada. Una de cada diez personas que nos rodea sufre depresión. Además, hay varias organizaciones en la comunidad que se dedican a brindar herramientas para salir de este cuadro.

Una de ellas es la fundación ANAED, que se dedica a informar, concienciar, formar, normalizar y curar a ravés de asistencia psicológica, campañas de prevención y la publicación de estudios y artículos. También trabajan en convenios para visibilizar este problema y tratarlo junto con universidades.

Otra es Humanitarismo Comunidad. Se trata de un proyecto de impacto social en el cual un grupo de más de 50 profesionales birndan talleres y distintos espacios de educación socioemocional, especialmente para jóvenes.

Como dijimos, la depresión está vinculada con el suicidio. Y en ese sentido, el año pasado hablamos en esta edición de OXÍGENO sobre el suicidio adolescente y el gran trabajo que hacen para concientizar sobre el tema Tadeo es.


Una breve entrevista a Nadia Soledad Perino. Ella es counselor y cofundadora y directora de Humanitarismo Comunidad.


—¿Cuál es la filosofía con la que trabajan en Humanitarismo Comunidad?
—La depresión, diagnosticada o no, existe. A veces, algunos, tendremos la oportunidad de sentirnos acompañados y comenzar un tratamiento y un recorrido de sanación que nos devuelva “el alma al cuerpo”; a otros, tal vez, agarre solos, distraídos y temerosos de sentir tanto sufrimiento. Creemos que lo más valioso de esta vida es tenernos los unos a los otros y desde ahí ponemos en práctica la humanidad poniendo a disposición nuestro proyecto educativo como puente. Nuestra filosofía es un estilo de vida: el vínculo afectivo y de confianza está por sobre todo, como valor principal. Entendemos, de primera mano, que sabernos acompañados desde la empatía y el amor incondicional nos salva; y eso no significa inmolarse por el otro, significa, para nosotros, hacer una entrega consciente, responsable y alegre. El arte de ayudar, el espíritu de comunidad, el ser humanos…

—¿Qué proyectos llevan adelante?
—Nuestro principal proyecto actualmente es el programa de educación socioemocional y en valores. Es una educación que se puede experimentar, vivenciar, compartir y aplicar. Es útil, no sólo para salvar vidas, sino también para potenciarlas y abrir el juego a proyectar y progresar. Confiamos en que recibiendo este tipo de herramientas y educación de autoconocimiento y recursos internos es indispensable para enfrentar adecuadamente los desafíos de nuestro vivir diario.

—¿Qué considerás lo más valioso que lograron hasta ahora?
—Construimos un grupo sólido de personas que constantemente están dando y recibiendo. Con esto quiero decir que me enorgullece profundamente transmitir el mensaje de autonomía y dignidad que ofrecemos desde Humanitarismo Comunidad. Logramos hacer una gran sinergia entre los participantes de cada actividad. Aquí no están de un lado lo que van a dar y de otro lado los que van a recibir. En cada taller educativo, en cada charla que ofrecemos se genera un poderoso encuentro de personas que se acercan para transformar realidades, individuales y colectivas, donde germinan semillas de crecimiento mutuo y cada vez hay más motivación por vernos mejor como comunidad. Todos nos involucramos y aportamos. Todos recibimos. Todos nos sentimos valiosos y validados. ¡Y esto empuja a gran velocidad los logros! Somos cada vez más en el equipo, las personas de las comunidades desfavorecidas ya superan las +3000 y seguimos creciendo.

También buscás concientizar mediante podcast…
Tuve la oportunidad de hacer 2 podcasts sobre la temática suicidio. Uno junto a una persona muy inspiradora, Alfonsina Carissimo, gran activista social a quien recomiendo apoyar; y otro donde relato mi experiencia de vida, la historia de dolor que aún me toca atravesar, de tener dos hermanas que se han suicidado. Ely en 2015 y Silvia en 2023. Seguiría con podcasts o cualquier propuesta que este a mi alcance o me acerquen y signifique colaborar con la educación, el desarrollo personal y la prevención del suicidio.

—¿Creés que comprendemos mejor como sociedad que la depresión es una padecimiento de salud mental? ¿O seguimos estigmatizando?
—Creo que la sociedad no comprende lo que es la depresión ni ningún sentir que se corra de la carretera de la “felicidad”. En general, veo una sociedad desconfiada y temerosa, y tal vez agregaría inmadura e irresponsable. Y cómo abordamos las urgencias y prioridades que nos competen a todos como adultos partícipes de la sociedad es el reflejo de este estigma, subestimación y negación a lo feo, al dolor y a lo que no es “mío”.

—¿Qué podemos hacer con ese miedo?
—El miedo se va construyendo. Y también se puede deconstruir reeducándonos. Por esto nuestra propuesta es educativa. Confiamos que es por aquí el camino que hoy nos necesita con suma urgencia. Está claro que no hablo de la educación en matemáticas o historia, sino de la educación que nos dé fortaleza emocional y habilidades sociales para tomar buenas decisiones (aunque nos equivoquemos). Esto nos convertirá en comunidades más responsables y menos violentas, más amables y más valientes.

—¿Qué vínculo hay entre soledad y depresión?
—Desde mi experiencia y mi opinión te puedo decir que la soledad y la depresión van de la mano. Claramente hay una gestión de la soledad necesaria que nos habilita a conectar con nosotros mismo y trabajar en nuestro autorecorrido; pero el sentimiento de soledad que se sostiene en un largo período significa para muchísimas personas abandono, indiferencia y hasta muerte. Entonces, si sabemos esto, ¿por qué no hacemos algo para aceptarla y aprender a atravesarla?
Necesitamos trabajar en nosotros mismos haciendo terapia, en nuestro desarrollo personal, confrontando nuestros sistemas de creencias, nuestro deber ser…hay mucho por hacer aún. Tenemos que hacernos responsables primero de nosotros mismo para trabajar para todos nosotros y construir cohesión social y unidad.

—¿Qué podemos hacer para ser sensibles al dolor que nos rodea y dar una mano?
—Mirarnos anularía la soledad dolorosa; pero estamos educados para no mirarnos. Sí estamos educados para ver desde unos ojos que juzgan y quieren cambiar al otro; no nos enseñan a mirar para contemplar, a oír para escuchar, a tocar para abrazar. Nos entorpecimos y nos alejamos, y eso nos está deteriorando hasta matarnos. Y el otro problema es que patologizamos todo. A veces porque creemos que es más fácil, más cómodo y más rápido. Pero perdemos el tiempo de los procesos de la vida, y acá es donde más nos necesitamos.
El dolor es lo que nos une, nos conmueve y nos mueve. Hay una forma de sentir dolor, y ahí quien lo ha sabido transitar, se ve reflejado en el ser doliente y no quiere que el otro sufra. Activamos la ternura, ponemos en marcha el afecto y vamos hacia el encuentro. Y aquí, hay muchas formas de desplegar y sentir amor. Animémonos. Así, la soledad podría transformarse en un trampolín, en una oportunidad de nutrirnos con nuestros hermanos, compañeros de vida. Sabemos perfectamente qué hacer: estar, presente, para ser apoyo, red, puente. Para un abrazo eterno o cálido silencia, para una escucha activa, que nos recuerde para qué estamos acá y que somos valiosos…
Creo que todos somos sensibles al dolor y que podemos dar una mano. Es cuestión de estar atentos y receptivos, y ser valientes. Lo que signifique dar o recibir una mano es muy personal, e insisto que sólo se aprehende en la práctica. Cuando tengas al dolor quemándote las manos y el corazón, sea nuestro o de otro, sea solitario o compartido, hacé un pausa y confiá.

¿Creés que en el mundo actual se perdió un poco el contacto humano?
—No creo que en el mundo actual se haya perdido el contacto humano, creo que estamos más bien manoteando y constamente buscandolo con desesperación y de maneras que muchas veces terminan siendo poco convenientes, perjudicándonos. Creo que simplemente hay que ajustar las velas y navegar a consciencia, con calma.

—¿Cuán imporante creés que es que se hable más de soledad, depresión y suicidios?
—Me parece que al hablar de la soledad, la depresión y el suicidio no importa la cantidad sino la calidad. Yo observo, sobre todo en niños y adolescentes, que están recibiendo mensajes confusos porque como adultos lo hablamos con inseguridad o con tabú. Sería interesante generar espacios de debate y reflexión, no de bajadas de línea teórica estricta. No somos maquinas, cada persona es un mundo y tiene su propia realidad, y para hablar de soledad, de depresión y de suicidio deberíamos empezar por la experiencia humana y no por los libros. Por educar en la afectividad saludable y no poner foco únicamente en la intelectualidad exitosa. Hablar de soledad, de depresión y de suicidios es hablar de vida, de vidas, de personas, de historias. Y sólo podremos comprenderlas y prevenirlas siendo parte de esta parte viva.

—¿Esta idea de la práctica marca la forma en la que trabajan?
—En Humanitarismo Comunidad, las teorías y estudios son una herramienta más que ponemos a disposición, pero nuestro mayor recurso es la gente. Apuntamos a prevenir soledades dolorosas, suicidios y depresiones; pero principalmente deseamos y nos comprometemos cada día para que quienes pasan por nuestros talleres sepan y recuerden lo valiosos e importantes que son, que los necesitamos y que sí se puede tener una vida de bienestar y con propósito sentido.

Cuidate mucho, cuidalas mucho, cuidalos mucho.
Te mandamos un gran abrazo.

Juan y David


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa «Periodismo Humano», una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.



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