Día del trabajador: avance contra el monotributo social

Esta figura permitió a los trabajadores de menores ingresos lograr un esquema mínimo de formalización, con aportes jubilatorios y cobertura de obra social. Desde una cooperativa de Bariloche, explican que su eliminación será un nuevo golpe para el bolsillo del trabajador.

Se está por cometer una injusticia muy grande. Si se elimina el régimen, hablamos de más de un millón de personas que quedan en la informalidad”, advirtió el diputado del Frente Patria Grande, Itai Hagman, en relación al intento para eliminar la figura del monotributo social durante el último debate en el Congreso.

Actualmente hay 617.626 titulares de monotributo social en el país. Este sistema permitió a los trabajadores de menores ingresos lograr un esquema mínimo de formalización, con aportes jubilatorios y cobertura de obra social.

Con las modificaciones que propicia el gobierno, los beneficiarios del monotributo social deberían pasarse al régimen simplificado y por lo tanto, dejaría de pagar 3.500 pesos para abonar más de 20.000 pesos (o más en caso de tener hijos incorporados).

Tras un cuarto intermedio, el oficialismo no dio una marcha atrás con la eliminación del monotributo social aunque propuso postergar la discusión por 90 días a fin de evaluar la incorporación de una categoría inferior a la “A” en el régimen simplificado para brindar cobertura a los monotributistas sociales.

Marcelo Viñuela forma parte de la cooperativa de trabajo Laburar que se formalizó en 2011, un mes antes de la erupción del volcán Cordón Caulle Puyehue, en Bariloche.

«Al formalizar la cooperativa debíamos ser efectores sociales. Una de las condiciones era que estuviéramos registrados en los términos que establece la ley. En mi caso, me formé en el cooperativismo, es una elección de vida. Y lo que me permitió regularizar mi condición como trabajador fue esta figura que creó el Ministerio de Desarrollo Social«, indicó.

Respecto a los cambios que impulsa el gobierno, Viñuela consideró que «los gobiernos de perfil más neoliberal apuntan a fragmentar la construcción organizativa».

«¿Qué posibilita el monotributo social?», le consultó este diario. «A nosotros nos posibilitó que los compañeros tengan al día sus aportes previsionales pagando una categoría mínima. Pensar en una jubilación. Tener una obra social. Hablamos de compañeros que históricamente trabajaron en la informalidad», respondió.

Laburar se conformó como una cooperativa de trabajo de servicios para la construcción. Reconocen que arrancaron con trabajos poco calificados, como alambrados, raleos o la colocación de cámaras. Poco a poco, fueron avanzando en la construcción de viviendas, trabajos de carpintería, herrería y plomería. La labor se diversificó.

«Hoy somos 6. Pero hemos llegado a ser 16. El número varía. Tenemos una dinámica autogestiva y laburo sostenido. Constantemente, intentamos ir sumando jóvenes», relató Viñuela. Y agregó: «La semilla inicial fue el taller que realizaba el Colectivo Al Margen para que los chicos de los barrios vendieran la revista en la calle. En un momento, dignosticamos que la mayoría debía resolver el mejoramiento de sus viviendas porque no tenían baños. O tenían letrinas o casas a leña, mal abrigadas».

Así comenzaron los talleres de hábitat para construir conocimiento. Poco después, acotó, «entendimos que no había continuidad porque la gente necesitaba el mango. Entonces, surgió la propuesta de realizar obras de manera cooperativa. Nos fuimos forjando en el andar, en el hacer«.

El monotributo social, detalló Viñuela, cuenta con tres componentes (previsional, obra social y el impuesto). El Ministerio de Desarrollo Social paga dos de ellos; mientras que los beneficiarios solo abonan la tarifa correspondiente a la obra social. «Hoy el estado dejaría de financiar esos dos componentes. Entonces, pasaríamos de pagar 3.500 pesos (7.000 pesos si tenes un hijo a cargo) a 26.000 pesos. No tenemos ganancias. El monotributo social fue una perspectiva de cierto reconocimiento. Es cierto que es precarizada, pero es una figura legal super perfectible. Para el bolsillo es una golpe enorme«, afirmó y la definió como «una política cercenadora de derechos».

«Con la perspectiva inflacionaria que hay, los compañeros dejarán de priorizar el monotributo. Es desalentar que lo sigan teniendo al día y a la vez, se caen los aportes previsionales y la obra social. Es un retroceso en materia de derechos obtenidos«, concluyó Viñuela.


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