Día del Medio Ambiente: los esfuerzos por salvar especies endémicas en peligro de extinción en Argentina
La Fundación Temaikén se sumó al movimiento mundial "Revertir el rojo". Los especialistas cuentan el trabajo de investigación de la ranita patagónica de Laguna Blanca, en Neuquén, y los esfuerzos para favorecer su reproducción y resinsertarla en su hábitat.
«Revertir el rojo» es un movimiento mundial que comenzó hace tres años impulsado por la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios, junto a la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, con el foco puesto en la conservación de especies en peligro.
El desafío fue revertir las noticias ambientales negativas y con una connotación pesimista. Este movimiento se propuso inspirar ciertos cambios basados en el salvataje de especies en peligro, para generar historias de éxito y, de este modo, revetir el rojo.
Siguiendo este camino, la Fundación Temaikén desarrolla líneas de investigación vinculadas a distintas expecies amenazadas. «La mayoría están relacionadas a factores antrópicos, causas que genera el hombre. Por eso, tenemos diferentes programas abocados a llevar diferentes acciones y estrategias de acuerdo a las problemáticas asociadas a la especie», especificó Guillermo Delfino, responsable del Programa de Especies Amenzadas de Fundación Temaikén.
Mencionó al cardenal amarillo, al Aguará guazú, el ciervo de los pantanos -que vive en el Delta, a muy pocos kilómetros del Obelisco-, el huemul y la ranita patagónica, el carayá rojo, los caracoles de Apipé, el Guacamayo rojo -que se había extinguido en Argentina-, el tiburón gatopardo y el rescate de cóndores a nivel nacional, entre otros.
Con la finalidad de revertir la «lista roja de especies y ecosistemas», este centro interactúa con una amplia red de científicos, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y otras instituciones de conservación. «El abordaje puede ser parecido en algunos casos, como el que se realiza con las comunidades locales para concientizar y unir esfuerzos. Tratamos de ser multiplicadores de este mensaje y acciones. Insprirar a la gente para que sea parte y transmitir el mensaje de que sí, es posible«, explicó.
Puso como ejemplo la Reserva Natural Osununú, un área natural protegida de la Fundación Temaikén en San Ignacio, Misiones, donde se protege a especies de flora autóctona en riesgo de extinción. Hoy, posee al menos 40 especies de flora de valor especial por su rareza y es el hogar de 17 especies de murciélagos. «Había especies de las que quedaban solo cinco o siete ejemplares. En los últimos tres años, empezamos a trabajar en la propagación de especies con el vivero y hoy, de algunas de ellas contamos con más de 250 ejemplares», ejemplificó.
El trabajo contempla la investigación, la educación y el trabajo con la comunidad. En total, hay más de 200 colaboradores en la organización. El equipo de conservación está conformado por 12 profesionales.
La ranita patagónica, única en el mundo
Un año y medio atrás, los investigadores de la Fundación Temaikén aunaron esfuerzos con Parques Nacionales, el Conicet y el Museo de Ciencias Naturales de La Plata para alentar la propagación de la ranita patagónica, una especie endémica de Laguna Blanca en el parque nacional que lleva ese nombre, en el Departamento de Zapala, en Neuquén.
Delfino recordó que el parque nacional se creó para proteger justamente a esa especie que habita en la laguna principal. «Por diferentes amenazas se extinguió de la laguna y solo quedan algunas pequeñas poblaciones en lagunas secundarias que, a veces, se secan y se congelan. Después de varios talleres, se determinaron acciones para llevar adelante un trabajo ex situ», detalló.
Los investigadores rescataron una población de 42 ranas (juveniles y adultas) que fueron trasladadas al Acuario del Bioparque de Temaikén en Escobar, en Buenos Aires, a fin de avanzar no solo en su investigación sino en la reproducción. El objetivo es alcanzar una buena cantidad de crías sanas y aptas para reinsertarlas en su ambiente.
«Hoy no se conoce nada de su comportamiento, de su biología reproductiva, ni siquiera se sabe cuánto viven. Hay muchas preguntas para responder. En primer lugar, estamos trabajando en la adaptación de los animales y estabilizando el plantel. Aprendemos mucho a través de la observación», indicó el profesional al tiempo que reconoció que no hay un plazo estimado para la investigación o la reinserción en el parque ya que «el ritmo y los tiempos los marcan los mismos animales».
La bióloga Julieta Jañez recalcó que “el acuario cuenta con ambientes especialmente acondicionados que se asemejan al ambiente natural donde viven las ranitas, como temperatura, luz, PH del agua, humedad y ambientes con vegetación». De esta forma, agregó, «se abre la posibilidad de realizar observaciones, estudios y generar información fundamental sobre la especie que sería imposible de obtener en la naturaleza».
Al mismo tiempo, los trabajadores de Parques Nacionales y del Museo de La Plata concentran esfuerzos para mitigar la amenazas que llevaron casi a la extinción de la ranita, como la siembra de percas en la Laguna Blanca allá por los 70, el impacto del ganado doméstico y el cambio climático.
Delfino detalló que, por un lado, se está intentando sacar el ganado doméstico del parque ya que los animales toman agua y comen las plantas que nacen en la laguna generando un alto impacto con su pisoteo.
«Muchas ranas ponen sus huevos agarrados de plantas. El ganado orina, defeca y eso altera y rompe el hábitat. Por eso, se trabaja en la construcción de mesocosmos, pequeñas lagunas artificiales cercadas para que no ingresen animales. Por otro lado, la población de percas también proliferó mucho y son muy voraces. Se está tratando de sacar a estas especies», dijo.
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