Tras superar un trastorno alimenticio, una joven de Bariloche se coronó campeona nacional de natación
Anna Huusman salió campeona junior y subcampeona de la división mayor en Buenos Aires.
«El deporte me salvó y hoy, me sigo recuperando, aprendiendo, sanando«, resume Anna Hussman con una sonrisa indisimulable. Después de dos años sin competir y transitar un difícil momento, la joven se coronó campeona junior y subcampeona en la división mayor en el Campeonato Argentino de Natación que se llevó a cabo en el Parque Olímpico La Juventud en la ciudad de Buenos Aires a fines de abril.
En la prueba de 800 metros, registró un tiempo de 9.00.11; mientras que en los 1500 metros, logró un tiempo de 17.13.44.
Allá por el 2020, Anna tenía grandes chances de participar en los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2022. Su entrenador Maximiliano Ceballez recuerda que la joven estaba a 20 segundos de una marca olímpica de Tokio. Debido a la pandemia por Covid-19, la competencia se suspendió.
En ese momento, la joven de 18 años sufrió un cuadro de anorexia, un trastorno de la alimentación, que la alejó de la pileta y de la competencia.
«Este fue mi primer torneo después de dos años sin competir. Estuve muy mal y fue todo un proceso. Todavía sigo recuperándome física y mentalmente. Tengo la expectativa de que éste haya sido el puntapié para reinsertarme en el alto rendimiento«, asegura la muchacha.
Reconoce que deberá mejorar los tiempos del cronómetro, pero se muestra conforme y asume que no es posible «pretender todo» en el primer torneo. «Se jugaron muchas emociones al estar ahí. Fue duro. Había muchos nervios, pero lo pude resolver bien«, comenta.
Ceballez no oculta su orgullo por la atleta. «Anna pudo volver a entrenar de a poco. La preparación empezó el primero de enero. Entrenaba dos turnos por día y fuimos tratando de encontrar el ritmo porque no habíamos tenido altos entrenamientos. Compitió con nadadoras que nunca dejaron de competir. Por eso, estas medallas tienen mucho mérito, más allá del tiempo», reconoce.
La recuperación pospandemia
«La pandemia generó en ella una angustia muy grande y apareció la anorexia. Recién el año pasado, logró recuperarse y pidió volver a la pileta. Su primer torneo fue un provincial, pero no estaba en condiciones. Fue todo muy de a poco. Todavía sigue luchando y trabajando. Por eso, este campeonato tiene un contexto importante por lo que le tocó transitar a ella, a su familia y me incluyo», advierte su entrenador.
Anna reconoce que su estado fue muy crítico. «La pandemia no ayudó en nada. Estuve al borde de morirme. No me internaron porque mi estado era tan de riesgo que no estaba en condiciones de contagiarme nada. Me tuve que aferrar a mi misma, al deporte. No podía ni salir a caminar», recuerda.
Constantemente, Anna insistía a su familia para que le permitieran nadar. «Nací en el agua. Lo único que quería era ir a nadar. Me hacía bien. Pero a la vez, veía que no avanzaba. No era yo. Hasta que pensé: ‘No quiero esto´. Me empecé a dar cuenta que quería recuperarme. Quería volver a estar como antes. Y competir. Me aferré al deporte. Fue duro. Mi mamá, mi papá, mis hermanos me ayudaron mucho. Y yo también a mi misma», admite.
En el último tiempo, Ceballez sumó al cuerpo técnico a Pablo Conti, un coach deportivo que trabaja sobre las emociones y los conflictos internos. «Nos ayudó mucho para volver a enfocarnos y volver al ruedo de a poco. Ella fue evolucionando mucho, fue mejorando aspectos físicos. En este campeonato, además de disfrutar, planteé dejar atrás pensamientos y entender que nos preparamos para competir«, señala.
«Anna entendió que no es la misma que antes -continúa Ceballez-. Pero es la que hoy sale adelante y vuelve a su carrera deportiva. Lo va a volver a lograr. Es solo una cuestión de tiempo«.
¿Cuál es el próximo objetivo para esta joven? «Nadar. Ahí es donde soy feliz. Me da paz. Es mi lugar«.
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