Del garage, a la medalla de oro: la historia del vino de Río Negro elegido entre los mejores del país
La Bodega San Sebastián de Cervantes obtuvo una distinción para uno de sus vinos. ¿Cómo lograron este reconocimiento y qué significa en la historia familiar?
“El vino es algo vivo, nosotros decimos siempre a nuestros visitantes que el vino es energía envasada en una botella”, explicó Ricardo Tello Najul, ingeniero agrónomo y enólogo de la Bodega San Sebastián de Cervantes, en Río Negro. La semana pasada se conoció que lograron una importante distinción a nivel nacional.
Todo comenzó en un garage: Bodega San Sebastián
Ricardo empezó a elaborar vino cuando tenía 19 años, junto a su hermano Farid de 13, en el garage de la chacra, para la familia y los amigos. Fue todo a prueba y error porque desconocían el proceso de elaboración. Por eso los dos estudiaron agronomía y enología. “Heredamos la uva”, explica.
Años después, luego de trabajar en un organismo público y de haber sido consultor en varias empresas se dedicó de lleno a la actividad. Hoy está al frente del establecimiento junto a su esposa Luciana Persiani quien es winemaker. San Sebastián es una bodega boutique que elabora vinos de alta gama.
Las veinticuatro horas, los siete días de la semana ambos concentraron toda su energía en la elaboración de los diferentes productos: Fenómeno» Vino de Otro Planeta, «Lechuza» Reserva y Gran Reserva, y «Hollejos» Piel de Uvas Reserva.
Además de los vinos, en el establecimiento se encuentra una sidrería donde elaboran sidras de alta gama bajo la marca «Alto Vuelo», con manzanas y peras orgánicas utilizando el método “champenoise”. También ofrecen visitas guiadas al viñedo (para conocer el laboratorio y la cava subterránea), degustaciones y caminatas el monte frutal.
A fines de octubre de este año, la bodega recibió la medalla de oro en el prestigioso Concurso Nacional de Vinos Cata San Juan. El galardón fue por su vino Lechuza Malbec. Este concurso es el más antiguo del país y para las pequeñas bodegas ganar una medalla es un reconocimiento al esfuerzo y al trabajo realizado.
El sueño y el esfuerzo familiar: Bodega San Sebastián en Cervantes
La historia de la Bodega San Sebastián es testimonio de muchos años de pasión y esfuerzo familiar, a lo largo del tiempo, de las generaciones y a pesar de muchas dificultades. “Mis abuelos por parte de padre eran vitivinicultores en San Juan. Sufrieron el terremoto del ‘44 que los obligó a abandonar todo, a radicarse en San Luis donde nació mi papá”, contó Ricardo. Siempre guardaron la esperanza de volver a la actividad, pero no pudieron.
Años después fue el papá de Ricardo quien llegó a la región, como maestro en la Línea Sur donde conoció a su mamá. Cuando se trasladaron al Alto Valle, lo primero que hicieron fue comprar una finca. Querían hacer realidad el anhelo que sus papás le habían transmitido. Era 1983.
“Primero nos agarró la crisis del año 86 cuando fue la adulteración de vino en Buenos Aires y que se trasladó al país. El consumo cayó de la noche a la mañana, de 90 litros por año per cápita bajamos a casi a 12. Se dejó de tomar vino literalmente. En Río Negro se hizo la reconversión frutícola por pera y manzana. Si ves los registros de la época se erradicó el 90% de los viñedos. Había entre 270 y 340 bodegas, pero la mayoría se cerraron», detalló.
«En la década del 90 la uva valía cada vez menos. Mendoza comenzó a volcar un montón de vinos a precio regalado y acá el productor terminó de erradicar lo poco que quedaba. Pasó a ser una actividad con cero rentabilidades y en el 2000 mi viejo dejó de cosechar” relató.
En el 2002 hicieron 20 litros en el garage y los tomaron en familia. Al año siguiente arrancaron la primera elaboración oficial como vino casero y más tarde en 2012 pasaron de las 4000 botellas a las 15.000, lo que les permitió subir a la categoría de elaboradores artesanales.
A partir de la historia familiar, a pesar de los vaivenes de la economía, la recompensa llegó para los Tello Najul. Fue con el tiempo y en el mismo lugar donde el sueño comenzó. «Nos llenó de alegría y emoción este reconocimiento. De Patagonia fuimos los únicos en sacar oro en el concurso nacional de San Juan. Yo sabía la historia de mi abuelo y volver a su tierra, nos encantó”, confió Ricardo.
El vino ganador, “Lechuza Gran Reserva”, fue cosechado en 2021 y elaborado en la vendimia de 2022. “Estuvo dos años entre tanque y guardado en barrica de Roble Francés, después lo fraccionamos y estuvo un año en la botella. Recién ahora los vamos a sacar a la venta”, precisó.
Hacer un vino es cuestión de tiempo, una apuesta a futuro en la que uno pone todo pero no sabe cuál será el resultado. “Por eso lo importante de ganar semejante distinción», expresó Ricardo, «de manos de expertos que están tomando vino todo el día. Los últimos años fueron duros, en el 2022 sufrimos una helada grandísima y en 2023 un incendio nos impidió regar las plantas durante 25 días. Esto es un recargar de vuelta las baterías”.
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